Cómo vivió la gente normal la caída de la URSS

Russia Beyond (Vladímir Rodionov / Sputnik; TASS; Dominio público)
Hace algo más de 30 años, un imperio que se consideraba eterno se derrumbó en tan sólo unos meses, mientras los ciudadanos de un país se encontraban de repente en otro país, al ser testigos de sorprendentes transformaciones ante sus ojos. Veamos con más detalle cuáles fueron esos cambios.

La bandera del Estado 

Este fue el más notable de todos los cambios: la bandera roja soviética sobre el Palacio del Senado del Kremlin de Moscú fue sustituida por la tricolor rusa. Esto ocurrió apenas 38 minutos después del discurso televisado en directo del presidente Mijaíl Gorbachov, en el que anunció su dimisión. Sin embargo, ese cambio inmediato pasó casi desapercibido para la gente común. El cambio de la bandera se convertiría más tarde en una de las mayores fuentes de preocupación para la gente.

La razón es que el arriado de la bandera se llevó a cabo de la manera más mundana: ni siquiera se invitó a equipos de televisión a presenciarlo. Ese día apenas había gente en la Plaza Roja y estaba nevando y lloviendo. "Sólo pude hacer varias fotos, ya que todo fue muy rápido. Uno-dos y la bandera roja ya estaba arriada; luego los trabajadores izaron la tricolor rusa. El histórico cambio de bandera duró 10 minutos", recuerda el fotoperiodista Alexéi Boytsov. Él fue uno de los pocos que estuvo allí para presenciarlo.

Precios

El colapso del país también supuso el fin de los precios regulados por el gobierno: el Estado prácticamente dejó de participar en la fijación de precios. El gobierno calificó esta liberación de los precios como una reforma necesaria. El déficit que empezó a tomar proporciones amenazantes a principios de los años 90, según algunas fuentes, hizo que hubiera tres veces menos productos en las estanterías que dinero tenía la gente. El gobierno pensó que la reforma se limitaría a corregir la dinámica de la oferta y la demanda.

Sin embargo, a finales de año, muchos bienes se multiplicaron por 8 y hasta 11 veces su coste, mientras que en 1992 ya eran decenas de veces más caros. La gente empezó a referirse a esto como "terapia de choque". Los precios podían cambiar varias veces en un día, lo que redujo a la nada los ahorros de muchas familias.

Alcohol

En 1992 se levantaron finalmente todos los límites a la venta de alcohol. El monopolio estatal de la producción desapareció y se permitió la entrada de marcas extranjeras en el mercado. La más destacada durante un tiempo fue la de alcohol de fabricación alemana llamada "Royal". Un litro de alcohol puro costaba un 25% más que un litro de vodka, pero la gente lo diluía con agua, por lo que obtenía mucho más de una botella.

El "Royal" se hizo inmediatamente popular por su hortera anuncio televisivo, su precio y su disponibilidad; se podía encontrar en todos los quioscos, ya que se convirtió en un símbolo de los años 90. "Los anuncios de 'Royal' eran interminables y en tal cantidad que aún lo recuerdo. Así como la reacción de los policías de tráfico ante el terrible hedor que desprendían los coches que paraban, ya que el 'Royal' diluido se utilizaba como líquido limpiaparabrisas", recuerda el actor Yuri Stoyanov.

Con el aumento de la popularidad del alcohol importado se produjo un incremento de la incidencia de las intoxicaciones etílicas, que en 1994 se cuadruplicaron respecto a 1992. Según los analistas, el alcohol falsificado representaba el 67% de toda la producción.

Programa de noticias de televisión “Vremia”

“Vremia” es el programa más antiguo y principal de Rusia con las últimas noticias sobre los acontecimientos nacionales y extranjeros. Se emitía a las 21 horas en el Canal 1 y se convirtió en una especie de tradición nacional. La introducción sonaba con la tensa música del compositor Gueorgui Sviridov. Se mostraba el globo terráqueo, la mayor parte del cual estaba pintado de rojo (la URSS no se andaba con chiquitas). Un segundo después, se lanzaba una estrella roja desde la parte occidental del país, similar a las que se ven sobre las torres del Kremlin.

Pero cuando el gigantesco país se desmoronó, el simbolismo perdió todo su sentido y la intro se convirtió en otro símbolo de una época pasada. Primero la sustituyó una intro políticamente neutra, que mostraba diferentes puntos de referencia en toda Rusia, y luego una con tomas de la sala de redacción ocupó su lugar. La melodía era lo único que quedaba del antiguo "Vremia”.

Nueva ciudadanía, pero pasaporte del país inexistente

La ciudadanía de millones de personas cambió de la noche a la mañana. Según la nueva ley, todos los ciudadanos que vivían en los países recién formados eran oficialmente sus ciudadanos. Sin embargo, el pasaporte soviético fue válido hasta la década de 2000: se utilizaba tanto para los negocios nacionales como para los viajes al extranjero. La diferencia era que los ciudadanos rusos tenían su sello en el pasaporte soviético, mientras que los no rusos también tenían el mismo pasaporte soviético, pero sin el sello. Las condiciones fueron las mismas para ellos durante unos diez años más: podían registrar matrimonios, nacimientos, puestos en nuevos lugares de trabajo, etc. 

Sello de aprobación soviético

La calidad de los artículos comprados en la Unión Soviética estaba garantizada por un sello especial: una letra "K" invertida (de la palabra rusa para "calidad": káchestvo). Sólo se otorgaba a aquellos artículos que eran aprobados por una comisión especial, que supervisaba todo el proceso de producción y controlaba los estándares de calidad.

Ese sello, sinónimo de calidad, fue el que muchos empezaron a echar de menos después de 1991. Al dejar de aplicarse el sello, el mercado se vio inundado de marcas extranjeras de origen desconocido, con multitud de productos de calidad dudosa. Los que echaban de menos la URSS aún recuerdan que un precio barato no tenía por qué indicar baja calidad. Por cierto, cosas como los armarios y cajones soviéticos siguen sirviendo a muchas familias rusas hasta el día de hoy. La gente sólo se deshace de ellos porque están anticuados, no porque se rompan.

Dinero

El dinero con la imagen de Lenin también fue sustituido por el rublo ruso. El gigantesco país sólo dispuso de dos semanas para la transición y se le permitió cambiar 30.000 rublos (el plazo se amplió hasta finales de año, con el límite extendido a 100.000). El proceso se complicó aún más por el hecho de que los nuevos billetes sólo podían canjearse con el pasaporte (que se sellaba en el momento del canje) y sólo podía hacerse una vez, según el lugar de registro. 

Un auténtico pánico se apoderó de la nación. La gente hizo cola durante días, buscando a conocidos sin nada que cambiar, pidiéndoles ayuda con el proceso. No todos tuvieron éxito, por lo que simplemente perdieron la mayor parte de sus ahorros.

"Se entendía que la reforma planteaba ciertas dificultades a los ciudadanos", explicó más tarde el jefe del Banco Central, Viktor Gueraschenko. "Pero, ¿qué otra cosa se podía hacer? Cuando quedó claro que la zona del rublo unificado no podía sostenerse, el principal orden del día fue la eliminación de un enorme alijo de rublos soviéticos de la economía de los países que aún pertenecían a la CEI. Hasta entonces, entraban fácilmente en el mercado interno, provocando déficits y subidas de precios".

La desaparición de Lenin

El nombre y la imagen de Lenin en la vida de los ciudadanos soviéticos fue inamovible durante seis décadas y media después de su muerte y hasta el colapso del sistema comunista. La plaza principal de casi todas las ciudades de la URSS llevaba su nombre. También los cines, las escuelas, los estadios, las universidades, las estaciones de tren, las ciudades y las granjas colectivas. Los futuros "pioneros" se referían respetuosamente a Lenin como "abuelo" y, para muchos, era realmente como un miembro de la familia, que les proporcionaba un ojo vigilante mientras navegaban por la vida, mirándoles desde retratos y estatuas por todas partes. 

Con la desintegración de la Unión Soviética, todo cambió abruptamente. El nombre de Lenin empezó a desaparecer de los nombres de los libros, artículos, disertaciones y demás. También se empezó a reformar el sistema escolar y universitario. El apogeo de la des-leninización se produjo en 1993. Como señala el historiador Yuri Pivovarov, los medios de comunicación comenzaron a ver a Lenin como la encarnación del mal absoluto. Aunque, en la propia nueva Rusia, este proceso de desmantelamiento del culto a la personalidad adquirió un carácter más inmaterial.

"Todas estas metamorfosis tuvieron lugar predominantemente en las publicaciones, en la televisión y en la radio... el desmantelamiento de Lenin se produjo sólo verbalmente y casi no se materializó de ninguna otra manera", señala Pivovarov. El desmantelamiento de los monumentos se llevó a cabo de forma selectiva, mientras que no se produjo una verdadera retirada masiva de su imagen, algo que no puede decirse de las antiguas repúblicas soviéticas, donde el alejamiento del simbolismo soviético se convirtió en una cuestión de gran importancia, empezando incluso antes de la disolución de la URSS. El primer monumento se desmanteló en 1990 en la actual Chervonogrado (Ucrania).

Alquiler de VHS

Los soviéticos no tenían acceso a muchas películas extranjeras, pero con la caída del Telón de Acero todo cambió. En primer lugar, la gente empezó a tener videograbadoras; en segundo lugar, el mundo del cine occidental estaba ahora abierto para ellos, gracias a las cintas VHS. También aparecieron los primeros alquileres de vídeo, que alquilaban copias piratas que presentaban todas el mismo doblaje hilarante.

En aquella época, estos puntos de alquiler eran una especie de pequeño rincón en algún lugar de unos grandes almacenes o incluso de una peluquería. Todos tenían cuadernos gordos en los que se podía consultar lo que estaba disponible. Pagabas una especie de fianza (el precio de la cinta), la cuota de alquiler y el chico anotaba tu nombre en el libro con la fecha de devolución. Los que no devolvían las cintas a tiempo se enfrentaban a multas. Las películas de acción de Disney y de Hollywood resultaron ser las más populares y crearon una demanda masiva entre el público.

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