¿Se hizo rico Lenin tras la Revolución de 1917?

Historia
NIKOLÁI SHEVCHENKO
Es cierto que gastó más dinero del que ganaba con su sueldo como jefe del Estado, pero en realidad llevó una vida bastante austera.

Antes de convertirse en jefe del Estado, tras la Revolución de 1917, Lenin dependía de trabajos esporádicos, publicaciones e incluso de su madre para obtener ingresos. Sin embargo, las cosas cambiaron después de la toma del poder.

El líder ascético

El líder de la Revolución Rusa nunca fue pródigamente rico; mantuvo un modo de vida ascético, incluso después de encontrarse en la cima del poder.

Al llegar a Moscú con su esposa y su hermana menor en 1917, Lenin se instaló en el famoso Hotel Nacional, enfrente de la Plaza Roja. Aunque el hotel solía servir de puerto para altos dignatarios y políticos extranjeros, su estado en 1917 -el turbulento año de la Revolución Rusa- era mucho menos lujoso de lo habitual.

“La metralla había destrozado varias ventanas”, describió John Reed, periodista y autor de un famoso libro sobre la Revolución rusa.

No obstante, Lenin y su familia vivieron allí durante un tiempo, mientras se preparaba su apartamento en el Kremlin. En pocos meses, el nuevo apartamento estaba listo y Lenin se trasladó allí con su esposa y su hermana.

El nuevo apartamento de Lenin era bastante espacioso: incluía un despacho, una sala de reuniones y de recepción y estaba equipado con una centralita operada por telefonistas. El nuevo apartamento contaba con un cuarto de baño algo lujoso.

En 1918, se colocó un ascensor en el Kremlin para que Lenin lo utilizara, ya que su apartamento estaba situado en la tercera planta.

Paga el Estado

Aunque el nuevo apartamento era sin duda cómodo, carecía de la grandeza asociada al estilo de vida de los antiguos gobernantes de Rusia. Los interiores no eran excesivamente lujosos y carecían de adornos y objetos caros.

Según una anécdota, Lenin pidió una vez que se cubriera el suelo bajo su mesa con fieltro para mantener los pies calientes. Cuando le cambiaron un viejo trapo por una opulenta piel de oso sin que Lenin lo supiera, se puso furioso y exigió que le quitaran la novedad y le devolvieran su viejo trapo. “Semejante lujo es inaceptable en nuestro país arruinado y medio empobrecido”, dijo supuestamente el líder de la revolución.

Aunque Lenin era muy austero, no se privó de aceptar diversos servicios pagados por el Estado.

El líder revolucionario requirió la atención de especialistas médicos extranjeros, lo que costó al Estado decenas de miles de dólares. Además, el Estado patrocinaba las dos casas de campo de Lenin que requerían importantes inversiones para cubrir los gastos de los servicios de seguridad y comunicación, el mantenimiento y el mobiliario. Como el salario de Lenin, de 500 rublos al mes, no podía cubrir todos sus gastos, los fondos se proporcionaban a expensas del agotado presupuesto estatal.

Una de las debilidades particulares de Lenin debió costar al Estado una pequeña fortuna: un garaje de coches de lujo utilizados por el propio líder.

De vez en cuando, Lenin se desplazaba en su Renault 40 CV, en su limusina Turcat-Mery 165 FM, en su Delaunay-Belleville 45, sin olvidar el único trineo automatizado del mundo, basado en el modelo de coche Rolls-Royce Silver Ghost.

Permitiéndose el lujo, Lenin era consciente de los fondos necesarios para mantener un garaje tan lujoso. En mayo de 1922 redactó una carta en la que preguntaba si el mantenimiento de los coches era demasiado caro.

“El garaje tiene seis coches y solo doce personas. Los salarios son convencionales. Los coches se cuidan bien. Los coches no se utilizan sin motivo”, se le contestó.

Tras la muerte de Vladímir Lenin en 1924, su cuerpo fue trasladado a Moscú en un trineo Rolls-Royce Silver Ghost desde Léninskie Gorki, una de sus fincas rurales cerca de Moscú. La finca fue heredada por su hermano Dmitri, que la ocupó hasta 1949.

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