Piotr Nésterov nació en Nizhni Nóvgorod el 27 de febrero de 1887. A los diez años ingresó en la escuela de cadetes de la misma ciudad, graduándose en 1904 como uno de los seis mejores alumnos.
Procedente de una familia humilde, obtuvo una beca y se graduó con honores en la Escuela de Artillería de Mijáilovskoe. Con el rango de suboficial sería destinado a una brigada de artillería en Vladivostok, donde se especializó en la corrección de tiro desde aerostatos.
Con 23 años ingresó en la Sociedad Aeronáutica de Nizhni Nóvgorod, donde se graduaría en 1912 como aviador y piloto de guerra. En 1913, tras finalizar el curso de oficiales fue enviado a una unidad del Ejército ruso en Kiev.
Al mismo tiempo, Nésterov se había interesado por la ingeniería y la construcción de aeronaves. De hecho construyó su primer avión antes de cumplir los 25. No solo eso: desarrolló un motor de aviación de siete cilindros e implementó tácticas de coordinación entre unidades aéreas y terrestres y de combate aéreo diurno y nocturno.
El 27 de agosto de 1913 realizó una voltereta (o loop) con un avión Niuport IV para demostrar la teoría de que “una aeronave en el aire siempre tiene puntos de apoyo”. Esta era una maniobra pionera que sin embargo el Club Aeronáutico del Imperio Ruso olvidó registrar oficialmente.
La fama y el mérito del invento se lo llevó por lo tanto el piloto francés Adolphe Pegoud, que realizó la misma pirueta que Nésterov solo dos semanas después, pero que sí fue más ágil en realizar el registro del primer “loop cerrado vertical”.
La Gran Guerra
Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, Nésterov era capitán y comandante de escuadrilla. Enviado al frente sur-occidental, participó en la liberación de Lvov.
Fue uno de los primeros pilotos rusos en efectuar un bombardeo, para el que usó cargas de artillería que fueron especialmente adaptadas para la misión. Tal fue el impacto de la operación que los comandantes del Ejército austrohúngaro prometieron una recompensa económica para aquel que “lograse abatir el avión de Piotr Nésterov”.
Y es que hasta el año 1914 las aeronaves no fueron equipadas con armamento. Los militares no tenían claro el aspecto ofensivo de la aviación, limitando el uso de este arma revolucionaria a misiones de observación y poco más.
Los pilotos únicamente contaban con revólveres o pistolas, armas personales que en realidad debían servir para liberar de la miseria al piloto que caía en llamas alcanzado por la artillería del enemigo. No contaban con paracaídas.
Los primeros combates aéreos que se desarrollaron en los cielos europeos tuvieron un aire a torneo medieval, duelo entre caballeros, y consistieron en intercambio de disparos con armas ligeras, lanzamiento de granadas (e incluso de ladrillos) desde arriba a las aeronaves del bando contrario.
Un combate con final fatídico
El 8 de septiembre de 1914, en cercanías de la ciudad de Zholkva (Ucrania), Piotr Nikoláevich Nésterov se encontraba en el aire en su Morane cuando se topó con un avión Albatros enemigo, pilotado por Franz Malina y el barón Friedrich von Rosenthal. Estos sobrevolaban en el momento destacamentos del Ejército ruso.
Para entender la decisión tomada por Nésterov hay que comprender que la información transmitida por los aviadores enemigos hubiese llegado a las unidades de artillería en cuestión de horas y usada para machacar a conciencia las trincheras rusas, masacrando sin duda a cientos de soldados.
Estando el avión austríaco a una altitud inalcanzable para la antiaérea, Piotr Nésterov se dirigió resuelto a interceptar la aeronave enemiga. Tras un intercambio de disparos que quedó en tablas, Nésterov les alcanzó e impactó con su aeronave la superficie del timón del Albatros.
Es posible que la intención del ruso fuese derribar a su contendiente rompiéndole la hélice con su tren de aterrizaje. Sin embargo, el ángulo y la fuerza del choque no se lo permitió.Ambos aviones cayeron a la tierra, falleciendo todos sus ocupantes.
De esta manera Nésterov se convertía en el primero piloto de guerra en la historia de la aviación en lanzar un ataque “tarán”.
Fue enterrado en el cementerio Lukiánovskoe de Kiev y el 25 de enero de 1915 el zar Nicolás II le entregaba de manera póstuma la máxima condecoración de Rusia en aquel entonces: la Orden de San Jorge.
El “tarán” sería utilizado en varias ocasiones en la Primera Guerra Mundial, y por rusos y alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, aunque serían los japoneses los que lo sistematizarían inventando el tristemente famoso kamikaze.
En 1950 Mosfil produjo el film Zhukovski,dirigido por Vsevolod Pudovkin y Dimitri Vasiléiev. La película estaba basada en la vida del científico ruso Nikolái Zhukovski (1847–1921), al que se considera padre de la aeronáutica rusa. En ella, el actor Vladímir Druzhnikov daba vida al mítico Piotr Nesterov.
La URSS emitió un sello en su honor.
En la ciudad natal de Nesterov, Nizhni Nóvgorod, existe un monumento dedicado a él.
También se le recuerda en otro dedicado al Niuport que pilotaba al realizar su hazaña.
El servicio postal ruso también homenajeó al piloto.
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