La bandera de EE UU ha ondeado sobre el Kremlin tan solo una vez en la historia. No fue una escena de una película o una broma. Se hizó por orden del secretario general soviético, y durante nueve días estuvo en la sede del poder soviético, para que todo el mundo la viera.
El “camarada” Nixon
En mayo de 1972 se produjo un acontecimiento histórico que disminuyó temporalmente la tensión entre EE UU y la URSS. El acontecimiento fue la primera visita oficial del presidente de EE UU, Richard Nixon, a suelo soviético.
Fue precedida por una cadena de acontecimientos que duró cinco años. En enero de 1967, EE UU y la URSS acordaron trabajar juntos en el proyecto Soyuz-Apollo, un vuelo espacial tripulado conjunto, el apodado “apretón de manos en el espacio” entre ambas potencias. En junio de ese mismo año, el primer ministro Alexéi Kosygin visitó EE UU, y en diciembre la Academia de Ciencias soviética creó un Instituto de Estudios Estadounidenses y Canadienses, que más tarde sería conocido como un “semillero de liberalismo”. En 1969 se iniciaron en Helsinki las negociaciones soviético-estadounidenses sobre la limitación de las armas estratégicas, y en septiembre de 1971 se abrió una línea directa entre el Kremlin y la Casa Blanca. En resumen, las dos superpotencias estaban convencidas de que había que poner fin a la carrera armamentística nuclear lo antes posible, y comenzaron a tender puentes.
Así se llegó a la primera visita oficial del presidente de EE UU a la Unión Soviética. Se ultimaron las fechas y la agenda de las conversaciones. Pero en el último momento, todo estuvo a punto de fracasar: en la víspera de la visita, EE UU llevó a cabo un bombardeo masivo de las dos mayores ciudades de Vietnam: Hanoi y Haiphong. La reacción de los soviéticos fue contundente.
Anatoli Chernyaev, un alto funcionario del departamento internacional del Comité Central del PCUS, recordó más tarde que estaba en el despacho de Brézhnev cuando el primer ministro Kosygin llamó al líder soviético para decirle: “¡Mira qué insolente se ha vuelto Nixon! ¡Bastardo! Escucha, Lionia [nombre informal de Leonid], ¿acaso deberíamos posponer su visita? Eso sería una bomba”. Pero Brézhnev no estuvo de acuerdo: “Sí sería una bomba, pero ¿a quién afectará más?”. Se esperaba a Nixon en Moscú el 22 de mayo de 1972.
La bandera sobre el Kremlin y una habitación con vistas
El distinguido invitado fue recibido en el aeropuerto de Vnúkovo por la mano derecha de Brézhnev, Nikolai Podgorni, el primer ministro Kosygin y el propio Brézhnev.
La parte soviética había pensado en todo, hasta el más mínimo detalle, incluso en la imagen que debía recibir a los invitados de alto rango a su llegada. El líder soviético no quería que el aeródromo estuviera “vacío”. Al final, además de los funcionarios y de la guardia de honor formada por representantes del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina, tal como prescribía el protocolo diplomático, había una multitud de jóvenes reunidos en el aeródromo. El plan original de que llevaran pancartas con lemas como “Amistad” y “Mejor comerciar que luchar” fue rechazado, así que en su lugar se limitaron a ondear banderas estadounidenses y soviéticas.
Desde el aeropuerto, la comitiva que llevaba a Nixon se dirigió al Kremlin, siguiendo una ruta estrictamente calculada. Como recordaba el intérprete Viktor Sujodrev, la voz de la URSS en las negociaciones oficiales con Washington, Leninski Prospekt y otras calles que conducían al Kremlin estaban decoradas con banderas soviéticas y estadounidenses también.
"Lo que faltaba, sin embargo, eran las multitudes ‘entusiastas` de moscovitas, que solían reunirse por una orden especial para saludar a los representantes de los estados amigos. Además, ni siquiera los transeúntes ocasionales podían reunirse en las aceras. Todo esto fue acordado de antemano”, escribió Sujodrev. Nixon fue alojado en el Kremlin, en un apartamento junto a la Armería, donde se izó la bandera de EE UU por primera vez en la historia.
El propio Nixon se dio cuenta por primera vez de lo desiertas que estaban las calles solo durante su visita de un día a Leningrado (actual San Petersburgo). Cuando pasaba su comitiva, no veía ni un solo transeúnte en ningún sitio, mientras que todas las calles adyacentes estaban bloqueadas por camiones. Cuando regresó a Moscú y visitó una iglesia (que también había sido acordada de antemano), descubrió que su congregación estaba formada únicamente por jóvenes varones.
Como se supo más tarde, a los feligreses ordinarios se les prohibió acercarse a la iglesia ese día, y sólo se permitió la entrada a los oficiales del KGB vestidos de civil. Y eso fue “lo mínimo” de los preparativos realizados antes de la visita: por ejemplo, para mejorar la vista desde el apartamento de Nixon en el Kremlin, se demolió todo un barrio del centro histórico de Moscú que bloqueaba la vista panorámica de una mansión clásica del siglo XVIII.
Desarme nuclear y Pepsi
En esa visita, Richard Nixon pasó nueve días en Rusia. La vida en el Kremlin tenía sus limitaciones: el único lugar donde podía hablar con sus ayudantes sin temor a ser escuchado era dentro de la limusina presidencial traída desde EE UU. Pero la visita dio sus frutos.
El 29 de mayo, último día de la visita, Brézhnev y Nixon firmaron ocho documentos importantes, entre ellos el Tratado ABM y el Tratado SALT I, un acuerdo de no injerencia en los asuntos internos de la otra parte y un acuerdo bilateral de cooperación en materia de ciencia, espacio, medicina y protección del medio ambiente.
Uno de los resultados de la visita fue un acuerdo entre el gobierno soviético y Pepsico para construir una planta de Pepsi-Cola cerca de Sochi a cambio del derecho exclusivo de vender vodka Stolichnaya en EE UU. Por cierto, Coca-Cola también estaba interesada en ese lucrativo contrato, pero desde finales de la década de 1940 la marca había sido vista en la URSS como un símbolo del “Occidente corrupto”, mientras que Pepsi entonces era relativamente desconocida.
Los escolares soviéticos esperaban que los estadounidenses construyeran también una fábrica de chicles, pero no fue así. La “distensión” terminó en 1979, con la invasión soviética de Afganistán.
LEE MÁS: ¿Vivió en la URSS Richard Nixon cuando era un niño?