Cuándo los líderes de EE UU y la URSS se reunieron, durante la Guerra Fría, en este pueblo perdido

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Glassboro, en Nueva Jersey, probablemente no le suene mucho ni siquiera para los expertos en relaciones internacionales. Pero en el verano de 1967, fue la capital del mundo durante tres días, cuando el presidente de EE.UU. Lyndon B. Johnson se reunió con el primer ministro soviético Alexéi Kosiguin.

Aunque el verano de 1967 no fue el período más tenso de la Guerra Fría (a diferencia del de la crisis de los misiles en Cuba en 1962 o el la invasión soviética de Afganistán en 1979) tampoco fue un camino de rosas en lo que respecta a las relaciones entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.

Los Estados Unidos estaban empantanados en una brutal guerra contra Vietnam del Norte, un aliado crucial de Moscú en Asia. Además, una guerra civil había comenzado en Nigeria y la agitación en el Medio Oriente amenazaba con arrastrar a las superpotencias a una confrontación directa.

En esta atmósfera cada vez más hostil, en el último minuto y para sorpresa de casi todos, los líderes americanos y soviéticos decidieron reunirse. El primer ministro soviético Alexéi Kosiguin tenía que viajar a los EE UU de todos modos, para dirigirse a las Naciones Unidas el 19 de junio.

Con el Presidente Lyndon B. Johnson preparándose para a intentar su reelección (en 1968) algún tipo de éxito en política exterior habría sido bienvenido. Había llegado al poder en noviembre de 1963 después de que el presidente John F. Kennedy fuera asesinado en Dallas por Lee Harvey Oswald, que había vivido varios años en la URSS.

Alexei Kosiguin y Lyndon Johnson hablando en el podio de la Cumbre de Glassboro, Glassboro, junio de 1967

Y así, después de la sesión de la ONU, del 23 al 25 de junio, los dos líderes se reunieron en el Glassboro State College para discutir los temas más urgentes que amenazaban la paz mundial. ¿Perdón, dónde? Si nunca has oído hablar de este lugar, no eres el único. Más o menos en medio de la nada en el sur de Nueva Jersey, a medio camino entre la ciudad de Nueva York y Washington D.C., se encuentra la pequeña población de Glassboro.

¿Por qué Glassboro?

Esta es la historia: Kosiguin no quería viajar a Washington D.C., y Johnson no quería reunirse en Nueva York, por temor a las protestas contra la guerra de Vietnam. El relativamente remoto Glassboro, un punto intermedio entre esas dos grandes ciudades, fue visto como el mejor lugar para el encuentro.

Alexéi Kosiguin y Lyndon Johnson

“Esta fue la primera cumbre de dos superpotencias celebrada en una pueblo normal, más que en Camp David o en la Casa Blanca”, dijo entonces el Profesor de Estudios Soviéticos, James Heinzen, que enseña hoy en día en la Universidad de Rowan, sucesora del Glassboro College, que en 1967 era un colegio público de profesores en una ciudad de unos 10.000 residentes.

El colegio y la ciudad disponían de 16 horas para preparar la cumbre y Hollybush, una mansión del siglo XIX que era el hogar del presidente del Glassboro College, tuvo que ser modernizada para acoger a los dos líderes. Se instalaron 12 pequeños aparatos de aire acondicionado, así como 16 teléfonos. Mientras tanto, el cine local proyectó la comedia ¡Que vienen los rusos!

“Cientos de agentes del Servicio Secreto y de la policía estatal pululaban por el campus y revisaban cada habitación de cada edificio. Los francotiradores tomaron posiciones en cada tejado”, dijo el profesor Heinzen. “Como la cumbre se había organizado con sólo 16 horas de antelación, los estudiantes y el personal quedaron patidifusos cuando se les acercaban hombres armados pidiendo sus documentos de identificación

El Espíritu de Glassboro

Durante esos tres días, Johnson y Kosiguin se reunieron durante casi 10 horas en la pequeña biblioteca de Hollybush. Los temas tratados incluyeron la Guerra de los Seis Días árabe-israelí que tuvo lugar unas semanas antes, así como la carrera armamentística nuclear y la Guerra de Vietnam.

Alexéi Kosiguin, Bill Kramer, Lyndon Johnson durante un almuerzo en el campus del Glassboro State College

Aunque no se firmaron acuerdos importantes en Glassboro, Johnson consideró la cumbre como un triunfo y después invocó “el Espíritu de Glassboro” al referirse a la mejora de las relaciones con Moscú.

Johnson y Kosiguin dieron conferencias de prensa en los escalones de la mansión Hollybush mientras miles de personas vitoreaban en la calle. Casi 1.000 periodistas de todo el mundo cubrieron la cumbre, incluyendo a Dan Rather, el entonces corresponsal de la Casa Blanca de la CBS. 

“Podemos encontrarnos diferencias y dificultades por delante, pero creo que disminuirán, no aumentarán, por nuestro nuevo conocimiento del otro”, dijo Johnson, hablando de un “espíritu de intercambios directos y cara a cara entre líderes con responsabilidades muy importantes”.

A la izquierda: 23 de junio de 1967, el presidente Lyndon Johnson habla en el podio frente a la mansión Hollybush, en el campus del Glassboro State College. A la derecha: Este lugar (ahora llamado Universidad de Rowan), 2020

Johnson mostró fotos de su nuevo nieto a Kosiguin, que también había sido abuelo recientemente y a su vez mostró a Johnson fotos con orgullo y alegría.

“Se unieron por estas fotos. Johnson era un tejano extrovertido, mientras que Kosiguin era un típico apparatchik soviético de rostro petreo. Johnson quería conectar personalmente con Kosiguin con la idea de que esto haría que sus conversaciones sobre temas muy complejos fueran más productivas”, explicó el profesor Heinzen.

“No siempre se alcanzan nuevos acuerdos con una sola conversación”, dijo Johnson a los medios de comunicación el 25 de junio al finalizar las conversaciones. “Hemos profundizado más que antes en varias de las muchas cuestiones que se plantean entre nuestros dos países”

Alexéi Kosiguin y Lyndon Johnson

Sin embargo, poco más de un año después, los soviéticos invadieron Checoslovaquia, arruinando así ese buen espíritu. 

No obstante, ese espíritu siguió vivo, aunque sólo fuera un suspiro, y casi 20 años después, el Presidente Ronald Reagan hizo referencia a la Cumbre de Glassboro y el “espíritu de Hollybush” al comentar el éxito de sus negociaciones con el líder soviético Mijaíl Gorbachov.

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