El periodista de investigación estadounidense Jack Anderson tenía un historial de sacar los trapos sucios de organismos como el FBI y la CIA, e incluso la Casa Blanca. Cuando se enteró de que el dictador chileno Augusto Pinochet, apoyado por Washington, estaba planeando una campaña de asesinatos contra sus oponentes políticos en varios países, no dudó en revelarlo en su popular columna del The New York Times.
Años más tarde, se enteró de que su principal fuente de información había sido preparada por el KGB.
Jack Anderson presentando un programa de televisión.
Getty ImagesEl 11 de septiembre de 1973, militares chilenos, dirigidos por Augusto Pinochet, rodearon el Palacio de La Moneda en Santiago, donde el presidente democráticamente elegido Salvador Allende se preparaba para resistir el ataque. Allende rechazó la oferta de abandonar el país y prometió no dimitir. Cercado por fuerzas militares hostiles, Allende se suicidó y Pinochet se hizo con el poder político en Chile.
Salvador Allende
ReutersEE UU apoyó tácitamente el golpe de estado a través del trabajo encubierto de la CIA contra el régimen de Allende. Al otro lado del telón de acero, la Unión Soviética veía la caída del primer presidente marxista elegido democráticamente en toda América Latina.
Ayudantes del presidente socialista Salvador Allende siendo arrestados por soldados fuera del palacio presidencial de La Moneda, durante el golpe de estado en Santiago, el 11 de septiembre de 1973.
ReutersEn los pasillos del KGB se diseñó un plan para socavar y desacreditar a Augusto Pinochet ante la comunidad internacional.
En la primavera de 1992, un empleado del KGB, Vasili Mitrojin, entró en la embajada del Reino Unido en Riga (Letonia). Allí mostró una serie de archivos clasificados que había sacado de contrabando de los archivos del KGB en Rusia.
Los archivos del KGB en Rusia.
Nikolái Malyshev/TASSEl MI6 británico se interesó inmediatamente. Los agentes británicos se llevaron a Mitrojin, a su familia junto con seis grandes cajas de archivos clasificados del KGB que había ido acumulando a lo largo de sus años como empleado del archivo de los servicios secretos soviéticos y que había ido guardando en secreto en su dacha, en una lechera escondida bajo el suelo.
Entre las revelaciones que ofrecían los archivos se encontraba la descripción de una operación del KGB para desacreditar al dictador chileno Augusto Pinochet ante la opinión pública estadounidense.
Augusto Pinochet
ReutersEn un contexto de Guerra Fría con EE UU, la Unión Soviética no podía perdonar a Pinochet el derrocamiento de una figura política favorable en uno de los países clave del hemisferio occidental.
Yuri Andropov
Yuri Abramochkin/SputnikDado que el gobierno estadounidense estaba satisfecho con el resultado del golpe de estado y dispuesto a colaborar con el dictador militar chileno, la Unión Soviética se fijó un objetivo muy alto: revelar las atrocidades perpetradas bajo el régimen de Pinochet y, si era necesario, falsificar pruebas contra el sanguinario dictador.
Mujeres de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos se manifiestan frente al Palacio de La Moneda durante el régimen militar de Pinochet.
Kena Lorenzini/Museo de la Memoria y los Derechos HumanosPara lograr el objetivo, el KGB ideó una operación especial con el nombre en clave de un pájaro frutero de América tropical, “Tucán”. El cerebro de la operación era Yuri Andrópov, el poderoso jefe del KGB de la época, que más tarde sucedería a Leonid Brezhnev como líder de la Unión Soviética.
El edificio de la sede de la CIA.
Getty ImagesEn el centro de la operación estaba la intención de dar información a destacados periodistas estadounidenses y activistas de derechos humanos sobre las atrocidades de Pinochet en Chile. El objetivo final de los agentes soviéticos no era tan difícil, teniendo en cuenta la magnitud del baño de sangre orquestado por el régimen de Pinochet.
Sin embargo, algunos de los esfuerzos fueron ejecutados de forma exquisita. En concreto, el KGB falsificó la correspondencia entre Pinochet y Manuel Contreras, jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia de Chile. Una de las cartas detallaba un plan para asesinar a los opositores políticos de Pinochet exiliados en EE UU, Argentina, México, Francia, Italia y Costa Rica, mientras que las otras cartas implicaban a la CIA en la conspiración como parte de la infame Operación Cóndor, una campaña de represión política en Sudamérica respaldada por EE UU.
Las cartas falsas creadas por el KGB fueron utilizadas por periodistas de investigación estadounidenses, entre ellos el destacado Jack Anderson, que escribía para el diario The New York Times, para revelar las atrocidades de Pinochet y el papel que desempeñó EE UU.
El Secretario de EE UU, Henry Kissinger, con Pinochet en 1976.
Ministerio de Relaciones Exteriores de ChileLa Operación Tucán influyó enormemente en la percepción pública estadounidense del régimen de Pinochet y ayudó a presionar a la CIA y a la Casa Blanca sobre las relaciones con este régimen.
El dictador fue finalmente arrestado en Londres el 10 de octubre de 1998, donde fue juzgado por violaciones de los derechos humanos, malversación de fondos y evasión fiscal, y fue puesto bajo arresto domiciliario. Murió el 3 de diciembre de 2006 y no se le concedió un funeral de Estado.
LEE MÁS: “Yo fui testigo del golpe militar en Chile”
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: