La historia del desarrollo urbano de Moscú en el siglo XX fue siempre, de una manera u otra, resultado de decisiones políticas. Un ejemplo de ello es la historia de la reurbanización de un barrio cercano al Kremlin, no lejos de la Catedral de Cristo Salvador.
Zona residencial junto al Kremlin
A principios de la década de 1930, tras la voladura de la catedral de Cristo Salvador por los bolcheviques, la administración de la capital también demolió varios edificios residenciales en las calles adyacentes: Prechistenka, Ostozhenka, Znamenka y Voljonka. De acuerdo con el Plan Maestro de Reconstrucción de Moscú de 1935, aprobado por Iósif Stalin, se debía trazar allí una avenida del Palacio de los Soviets. El terreno baldío frente a la espléndida Casa Pashkov resultante de las demoliciones recibió el nombre de Plaza de la Puerta Borovitski. Un pequeño barrio adyacente de edificios de dos y cuatro plantas sobrevivió milagrosamente entonces (se puede ver en las fotografías de la zona de la posguerra).
Estas pocas casas eran los últimos edificios residenciales que sobrevivían en las inmediaciones del Kremlin. Las siguientes circunstancias condujeron finalmente a su demolición.
Ruta presidencial
El 22 de mayo de 1972, Richard Nixon, el trigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos, debía llegar a Moscú en visita oficial. Su comitiva debía partir del aeropuerto de Vnúkovo, en las afueras de Moscú, y luego, desde el puente Bolshoi Kamenni, girar directamente hacia el Kremlin. Nixon y sus ayudantes iban a alojarse en apartamentos dentro del recinto del Kremlin durante toda su visita de nueve días.
Era la primera vez en muchos años que Moscú se preparaba para la visita de un líder estadounidense, y la carrera armamentística de principios de los años setenta también conllevaba rivalidad en ámbitos civiles, como la planificación urbana y la construcción. Las autoridades de la ciudad de Moscú y Leonid Brezhnev, Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética [PCUS], dieron personalmente órdenes de “mejorar” las calles a lo largo de la ruta propuesta para la comitiva de Richard Nixon. Las víctimas de estas mejoras ad hoc fueron varios edificios prerrevolucionarios y, en particular, mansiones en la calle Bolshaia Yakimanka y cerca de la Galería Tretiakov en el centro de Moscú.
En las inmediaciones del Kremlin, un edificio de dos plantas del siglo XVIII en la plaza de la Puerta Prechistenski, así como una zona residencial entre las calles Znamenka y Manezhnaia, cayeron en las garras de los expertos en demolición. Y para garantizar que el invitado estadounidense tuviera una vista panorámica de la Casa Pashkov cuando su comitiva saliera del puente Bolshoi Kamenni, los trabajadores necesitaron sólo una cuestión de días para derribar todos los demás edificios residenciales que quedaban cerca del Kremlin y acondicionar una plaza ajardinada que pasó a conocerse informalmente como “Plaza Nixon”.
Plaza Nixon
Durante 45 años, la plaza ajardinada siguió siendo el lugar menos desarrollado y funcional del centro histórico de Moscú. Bajo el mandato del alcalde Yuri Luzhkov, hubo planes para construir un depósito y un espacio de exposición para los Museos del Kremlin de Moscú, pero esta idea nunca se materializó.
Curiosamente, la siguiente transformación del terreno desnudo también tuvo una dimensión política. En 2016, por iniciativa del presidente Vladímir Putin, se erigió en la plaza Borovítskaia un monumento al santo príncipe Vladímir el Grande. La controversia en torno al monumento del escultor Salavat Shcherbakov provocó una de las disputas urbanísticas más acaloradas de la década de 2010.
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