5 embajadas extranjeras que son maravillas de la vieja arquitectura de Moscú

Legion Media

La capital rusa está repleta de hitos arquitectónicos y edificios históricos. Todo el mundo conoce la Casa de Igumnov de ladrillos rojos, la antigua residencia del embajador francés, y la Casa Spaso, de color amarillo limón, con sus imponentes columnas, fuertemente asociada a la diplomacia de los Estados Unidos. Para salir de los lugares más trillados, hemos compilado una lista de algunas gemas ocultas para incluir en tu próximo viaje.

Embajada de Islandia

Las relaciones diplomáticas oficiales entre Islandia y la Unión Soviética se establecieron en plena Segunda Guerra Mundial, en 1943. Al año siguiente, Islandia abrió su embajada en el corazón de Moscú, en el número 28 de la calle Jelebni. Antes, entre 1935 y 1941, fue la residencia oficial del agregado militar alemán Ernst August Köstring, que participó en las históricas negociaciones del Pacto Molotov-Ribbentrop de 1939.

Erigida originalmente en 1815, la construcción de una planta se convirtió en un símbolo del estilo del Imperio en arquitectura, con ornamentos únicos y gran riqueza de detalles decorativos. El largo y fastuoso edificio cuenta con una terraza de invierno y un pequeño jardín. Fue una vez el hogar del amigo de Alexánder Pushkin, Alexéi Verstovski, cuya composición La tumba de Askold se convirtió en la primera ópera rusa representada en los Estados Unidos.

Embajada de Nueva Zelanda

No podrás pasar de largo de la elegante mansión que se encuentra en la esquina de las calles Skariatinski y Povarskaia, en el núnero 44. A primera vista queda claro por qué la obra del célebre arquitecto ruso Lev Kekushev ha sido considerada como uno de los edificios más bellos del Art Nouveau en Moscú.

Tiene todos los rasgos característicos del refinado estilo, con asimetría de formas para dotar al edificio de un perfil original, ventanas Wyatt tripartitas para disfrutar de una gran cantidad de luz natural y un generoso uso de símbolos, decoraciones y adornos con leones.

La casa fue construida alrededor de 1904 y aparentemente costó una fortuna. No es de extrañar que se tardara cinco años en encontrar un comprador. Iván Mindovski, un próspero comerciante y copropietario de la fábrica de papel y productos de lino del Volga, se mudó a la casa en 1909 y vivió allí hasta su muerte, en 1912.

Después de la Revolución Rusa, el edificio fue nacionalizado. En 1924, el año en que murió Vladímir Lenin, la casa se convirtió en la sede de la misión diplomática sueca.

Desde 1973, ha sido la sede de la embajada de Nueva Zelanda. La esposa de John Larkindale, que fue embajador de su país en Rusia entre 1996 y 1999, quedó tan impresionada por el estilo grandioso del edificio que escribió un libro sobre la historia de la casa.

El año pasado, la embajada se sometió a un importante lavado de cara. Aurora, la diosa del amanecer, reapareció en la fachada sur del edificio.

Embajada de Chile

Hubo momentos en que la URSS y Chile se llevaron como perro y gato. Se establecieron plenos lazos diplomáticos en 1944 sólo para ser cortados tres años después. Restauradas en 1964, las relaciones formales se interrumpieron de nuevo después del golpe militar chileno de 1973.

Sólo en 1990 Moscú y Santiago encontraron finalmente terreno común. Desde entonces, una casa histórica en el número 7 de la calle Denezhni, justo detrás del emblemático edificio de la época de Stalin del Ministerio de Asuntos Exteriores, ha sido el hogar lejos del hogar para los diplomáticos chilenos.

La maravilla del Art Nouveau se construyó alrededor de 1912 y es parte del patrimonio cultural de Moscú. Fue diseñada por el entonces prometedor arquitecto polaco Adolf Seligson, que estudió en San Petersburgo y llegó a Moscú después de pasar un año en París, donde el estilo Art Nouveau estaba de moda.

El edificio de dos plantas perteneció inicialmente a Herman Broido, un empresario que compraba regularmente propiedades para construir y alquilar apartamentos. Encontró un comprador incluso antes de que la construcción del edificio terminara. El Sr. Viktorin Burdákov, propietario de varias compañías mineras de oro y platino, compró el palacio e inmediatamente se mudó a las veinte grandes habitaciones para disfrutar de un poco de paz y serenidad.

Embajada de Argentina

Las relaciones diplomáticas entre Rusia y Argentina son ya de rancio abolengo, ya que se establecieron en 1885.

Una joya arquitectónica, el edificio de estilo Imperio en el 72 de Bolshaia Ordinka fue construido en 1823. Diseñado con aspecto plácido pero distintivo, estaba destinado a convertirse en el nuevo hogar de Nadezhda Lobanova, la esposa de un comerciante. Ella había vivido allí durante casi 15 años.

En 1859, se mudaron allí los nuevos propietarios, los hermanos Alexéi y Nikolái Pugovkin. Los dos comerciantes decidieron tomarse un tiempo para renovar el edificio. El resultado fue un estilo verdaderamente ecléctico.

En 1907, otro comerciante llamado Alexáder Kuleshov compró la mansión. Antes de convertirse en el domicilio permanente de la delegación diplomática Argentina, el antiguo edificio albergaba la Embajada de Ruanda.

En 2020, casi doscientos años después de su construcción original, el exterior del edificio aún conserva su encanto de estilo Imperio y un raro atractivo histórico, aunque ligeramente nostálgico.

Embajada de Austria

Situada en el corazón de la ciudad vieja, en la intersección de las calles Starokoniusheni y Prechistenski, la embajada es una impresionante joya de la arquitectura. El edificio con una cúpula y columnas es una mezcla de viejos y nuevos estilos de diseño, que recuerdan a las casas de las familias nobles descritas en las novelas de Lev Tolstoi.

Diseñada y construida por el arquitecto neoclásico Nikita Lazarev en 1906, este palacio centenario es más conocido como la Casa de Nikolái Mindovski (como se mencionó anteriormente, el padre de Nikolái, Iván Mindovski, poseía tres mansiones en Moscú). Nikolái vivió allí hasta la Revolución Bolchevique liderada por Lenin en 1917.

En los años 20, la mansión se convirtió en una oficina de registro civil. Allí el poeta Serguéi Yesenin se casó con su amada esposa, la bailarina americana Isadora Duncan, y en 1925, el escritor Mijaíl Bulgakov contrajo matrimonio con su segunda esposa, Liubov Belozérskaia.

En 1927, el edificio fue arrendado a la Embajada de Austria. A partir de 1938, albergó la embajada alemana. La leyenda dice que el Pacto Molotov-Ribbentrop fue firmado en este mismo edificio en 1939.

El palacio acogió a varios invitados de primera fila. En 1944, el primer ministro británico Winston Churchill pasó la noche en la Casa Mindovski (llegó a Moscú para negociar con Stalin).

Tras la muerte de Stalin en 1955, el edificio albergó las conversaciones sobre el Tratado de Estado de Austria, tras lo que se convirtió (por segunda vez) en embajada de la Austria independiente.

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