¿Se celebraron alguna vez elecciones en la URSS?

Historia
NIKOLÁI SHEVCHENKO
Las elecciones en la Unión Soviética siempre se parecieron a otras celebraciones públicas, donde la gente bailaba y donde abundaban los alimentos y los bienes deficitarios.

Es algo sorprendente que el sistema soviético de un solo partido celebrar elecciones. Pero las celebró. Dado que la nueva constitución soviética, adoptada en 1936, estableció un cuerpo legislativo llamado Soviet Supremo de la Unión Soviética, se suponía que la gente votaría a sus miembros para que ocuparan el cargo cada cuatro años.

Y el día de las elecciones a menudo se asemejaba a un día festivo marcado por celebraciones masivas.

Música, bienes deficitarios y festividades

Al igual que en otros estados, donde el poder político estaba monopolizado, la participación en las elecciones soviéticas fue siempre excepcional: cerca del 100%. Los que participaron en algunas elecciones soviéticas afirman que no hubo presión para que se asistiese a ellas. En su lugar, la gente iba a votar voluntariamente, porque consideraban que demostrar su fe en el sistema era su deber, pero también porque las autoridades les incentivaban sutilmente a asistir.

Antes de las elecciones, las autoridades siempre lanzaban campañas para aumentar la participación. Los periódicos imprimían anuncios de las convocatorias de elecciones para informar a la gente de la fecha de celebración. Los periódicos soviéticos también inundaban a la gente con informes bastante aburridos sobre los preparativos de las elecciones. 

Los carteles de propaganda también incentivaron a la gente a votar.

Los votantes también recibían notas personalizadas que apelaban a la conciencia de los camaradas:

A juzgar por la masiva concurrencia, la estrategia funcionó. La gente iba a votar junto a los miembros de su familia y amigos y a menudo se hacían fotos de grupo para inmortalizar un día tan importante. El ambiente en los puestos de votación era generalmente festivo.

La música sonaba y la gente incluso bailaba en algunos de los colegios electorales.

“Siempre íbamos a votar a primera hora de la mañana, porque en los puestos de votación se podían comprar productos que normalmente escaseaban, como naranjas, pasteles, pastas y también algunos libros raros que de otro modo no se podrían comprar y que se agotaban rápidamente”, recuerda Alexandra Goriushina, una mujer de 83 años que participó en algunas de las elecciones soviéticas.

‘El deber sagrado’

Aunque el ambiente festivo y el déficit de bienes hicieron lo suyo para atraer a la gente a las urnas, la mayoría de los ciudadanos soviéticos creía que votar era su deber, ya que cada voto en las elecciones no alternativas se convertía automáticamente en un voto de confianza en la validez del sistema comunista.

“La gente venía a los colegios electorales ción sin pensar únicamente en la oportunidad de comprar productos y bienes escasos. Algunos querían volver a su casa con salchichas, pero otros no. Pero todos pensaban que era necesario votar. Era un [deber] sagrado”, contó Nikolái Bobrov, que participó en las elecciones soviéticas desde 1971.

Incluso si a alguien no le gustaba la idea de votar por candidatos ya pre-aprobados que no se enfrentaban a ninguna competencia mientras se presentaban a un cargo electo, la presión de los compañeros les obligaba a votar de todas formas.

“A mi padre, por ejemplo, no le gustaban mucho las elecciones, pero iba a votar [de todos modos]”, dijo Bobrov.

Candidatos no cuestionados

No existía una oposición política organizada en la URSS. El Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) era la única fuerza política legal del país. Se esperaba que todos los ciudadanos lo apoyasen y cualquier oposición a la línea del partido se consideraba un signo de disidencia.

La mayoría de los candidatos se presentaban con la plataforma del PCUS, pero también había candidatos formalmente independientes. Sin embargo, estos se presentaban en alianza con los candidatos del PCUS y no contra ellos.

En cada distrito electoral sólo había un candidato que se presentaba en la plataforma de lo que se conocía como el “bloque irrompible de comunistas y no miembros del partido”.

Se permitía votar en contra del único candidato disponible, pero para ello había que utilizar una cabina de votación, mientras que se podía votar en blanco por el candidato presentando una papeleta en blanco (un proceso que no requería pisar una cabina).

La mayoría de las personas que no estaban de acuerdo con el sistema simplemente emitían un voto en blanco y los que entraban en las cabinas de votación eran vistos con sospecha como posibles disidentes.

Sólo después de que Mijaíl Gorbachov introdujera medidas de democratización en el sistema político soviético mediante el establecimiento de un nuevo órgano legislativo, conocido como el Congreso de Diputados del Pueblo en 1989, el pueblo soviético pudo experimentar lo que era un proceso electoral competitivo.

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