A finales de 1923, en una reunión del Politburó (el gobierno soviético), se planteó la cuestión del embalsamamiento del líder revolucionario Vladímir Lenin, cuya salud empeoraba cada día. Y en el momento de su muerte, en enero de 1924, ya se había erigido un primer mausoleo, de madera, en la Plaza Roja.
Fue diseñado por el famoso arquitecto soviético Alexéi Scshusev en forma de base cuadrada coronada por una pirámide. En la primavera de 1924, se añadieron dos soportes laterales.
En 1925, sin embargo, se anunció un concurso entre los arquitectos de toda la Unión Soviética para ver quién podía diseñar el mejor proyecto de mausoleo para Lenin.
Entre los arquitectos de los 117 proyectos presentados se encontraban Fiódor Shechtel, autor de la estación de ferrocarril Yaroslavski en Moscú y Lev Rudnev, artífice del edificio principal de la Universidad Estatal de Moscú, así como muchos más.
Según las reglas del concurso, el proyecto debía incluir una sala interior con el cuerpo de Lenin y una sala subterránea para un museo; en las paredes debía haber una decoración basada en temas revolucionarios y la vida de Vladímir Lenin. El mausoleo también debía coincidir con las paredes del Kremlin y la Plaza Roja.
El mausoleo debía ser, en fin, una "visión impresionante” un “centro de atracción para todos los ojos”.
En total, la comisión redujo la lista de presentados a los 25 proyectos más interesantes.
La comisión rechazó proyectos “técnicamente imposibles” y “fantásticos”, así como propuestas para cambiar el lugar de la futura construcción.
No todos los participantes eran arquitectos profesionales, y algunos enviaron sus dibujos en envoltorios y hojas de cuadernos de notas de la escuela.
Unos participantes sugirieron que se construyera el mausoleo en forma de pentáculo y globo terráqueo, como símbolo de la solidaridad revolucionaria de todos los continentes unidos por las ideas de la comunidad humana bajo el comunismo.
Todos los proyectos incluían una tribuna para los discursos públicos de los líderes soviéticos, recordando los tiempos en que el propio Lenin pronunciaba sus encendidos discursos.
Sin embargo, al final, la comisión decidió adoptar la versión de Alexéi Scshusev, que había sido sugerida incluso antes del concurso.
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