Rebelde
Cuando en 1863 comenzó una revuelta polaca (el conocido como “Levantamiento de Enero’) en la parte occidental del Imperio Ruso, el estudiante de agricultura Michal Jankowski tenía sólo 21 años. Como cientos de otros jóvenes polacos, se unió inmediatamente a los rebeldes, que intentaban restaurar la independencia de la Mancomunidadde Polonia-Lituania, desaparecida en el siglo XVIII cuando este reino se dividió entre otras grandes potencias.
La participación en esa sublevación le costó muy caro a Michal. Despojado de su título y de toda su fortuna, fue condenado a ocho años de trabajos forzados en Siberia. Unos años más tarde, Jankowski y miles de otros polacos exiliados fueron perdonados. Sin embargo, se les prohibió regresar a su tierra natal y tuvieron que vivir en una salvaje y subdesarrollada parte oriental del imperio.
Jankowski pasó los interminables y monótonos días en el desierto de Siberia cazando, pero un día el destino le dio la oportunidad de cambiar completamente su vida. Dos de sus amigos polacos, que también habían sido condenados al exilio, los zoólogos Victor Godlewski y Benedykt Dybowski, lo invitaron a una expedición científica. Durante dos años, viajaron a lo largo del río Amur, explorando la flora y la fauna de la zona, hasta llegar a la costa del Pacífico. Michal regresó de este viaje convertido en un hombre diferente: uno que estaba locamente enamorado de la ciencia y del Lejano Oriente ruso.
Buscador de oro
Jankowski, que había rusificado su nombre a Mijaíl Ivánovich (Yanovich) Yankovski, se estableció en el Lejano Oriente ruso, en Usurilandia. En 1874, con la ayuda de Dybowski, recibió el puesto de gerente de una mina de oro en la isla de Askold, a 50 km de Vladivostok.
Jankowski se las arregló bien con sus nuevas obligaciones. Defendió con éxito la isla de las incursiones de bandidos chinos (los Honghuzi) y los cazadores furtivos, estableció una eficaz operación de extracción de oro y abrió la primera estación meteorológica de la isla. Gracias a sus esfuerzos, la población de ciervos sika, que se había casi extinguido en la isla, se recuperó, mientras que el criadero que Jankowski había creado para estos animales era la única en el mundo en aquel momento.
Jankowski tampoco abandonó sus actividades científicas. Exploró la naturaleza de Askold, reunió docenas de colecciones de aves, plantas e insectos y las envió a museos de todo el mundo. La Sociedad Geográfica Rusa le concedió una medalla de plata por su trabajo de investigación ‘La isla de Askold’.
Industrial
En 1879, a Mijaíl Yankovski se le restituyó su título aristocrático. Sin embargo, no intentó regresar a Polonia: para entonces, el Lejano Oriente ruso se había convertido en su segundo hogar. Había formado una familia allí y encontró una ocupación que le gustaba.
Después de cinco años en Askold, los Yankovski se mudaron a la península de Sidemi en la costa occidental de la Gran Bahía de Pedro, no lejos de Corea. Esas eran tierras salvajes, repletas de tigres y Honghuzi. La casa de la familia parecía una pequeña fortaleza, lista para resistir un largo asedio. Mijaíl siempre tenía un rifle cargado a mano. Por su asombrosa precisión de tiro, los coreanos locales apodaron a Yankovski “nenuni”, que significa “cuatro ojos”.
Habiendo adquirido vastos territorios en la península, Mijaíl Ivánovich fue capaz de mostrar al máximo su talento empresarial.
“La granja se empezó desde cero. El criadero en 1879, con un semental ruso anodino llamado Atamán y una docena de diminutas potrancas coreanas, manchúes y mongólicas, cuatro de las cuales, con toda su descendencia, fueron muertas por un tigre en el primer invierno”, recordaría su hijo Yuri. No obstante, Mijaíl logró crear una nueva raza de caballos adaptada a las condiciones del Lejano Oriente. El llamado caballo Yankovski se hizo popular entre los campesinos, fue adquirido por los militares para las necesidades de la caballería y la artillería a caballo, y a menudo ganó premios en carreras y exposiciones agrícolas. El criadero del empresario industrial polaco vendía hasta 100 de estos caballos cada año.
En Sidemi, Mijaíl Yankovski continuó criando ciervos sika y fundó la primera plantación rusa de ginseng, una planta cuyas propiedades medicinales son particularmente valoradas en la medicina oriental. Lamentablemente, decenas de miles de raíces únicas fueron olvidadas y se perdieron durante la Guerra Civil Rusa en 1922.
Científico
El comercio no impidió a Mijaíl Ivánovich Yankovski continuar con su amada ciencia. Mientras exploraba el Lejano Oriente ruso, continuó sus investigaciones en geografía, entomología, ornitología y muchos otros campos.
Yankovski descubrió varias especies de escarabajos, unas 100 especies de mariposas diurnas y nocturnas, 17 de las cuales fueron nombradas en su honor. Investigó y describió un ave rara que vive exclusivamente en el Lejano Oriente y que hoy se conoce como el escribano de Jankowski.
También hizo una importante contribución a la arqueología. La cultura arqueológica de la región sur de Primorie descubierta por Yankovski recibió también su nombre en su honor. Curiosamente, esta investigación fue patrocinada por Julius Bryner, un importante filántropo local, abuelo del famoso actor de Hollywood Yul Brynner (que añadió otra "n" a su apellido).
A principios del siglo XX, los problemas de salud obligaron a Mijaíl Ivánovich a cambiar el duro clima del Lejano Oriente por el calor de la costa del Mar Negro. A pesar de que se mudó a Sochi, donde residió hasta su muerte en 1912, visitó regularmente su amada tierra.
Hoy en día el nombre del científico e industrial Mijaíl Yankovski es bien conocido en todo el Lejano Oriente ruso. La península de Sidemi ha pasado a llamarse Península Yankovski; varias calles de Vladivostok y varios asentamientos en la región de Primorski han sido nombrados en su honor. Una placa junto al monumento a esta destacada figura erigida en el pueblo de Bezvérjovo dice: “Fue un noble en Polonia, un convicto en Siberia, y encontró refugio y gloria en Usurilandia” Lo que ha hecho es un ejemplo para los futuros dueños de esta tierra”.
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