Cuando los primeros líderes soviéticos llegaron al poder, difundieron eslóganes como “¡La tierra para los campesinos! ¡Molinos y fábricas para los trabajadores!”, y prometieron que no habría necesidad de usar el dinero con la llegada del comunismo. Sin embargo, Lenin y Stalin tenían ciertos niveles de riqueza personal. Vamos a ver si los líderes comunistas practicaban en la vida real lo que exigían a lo demás.
Vladímir Lenin (1870-1924)
Antes de la Revolución
Aunque el padre de Vladímir Lenin, Iliá Uliánov (1831-1886), nació en una familia de sastres, estudió y trabajó mucho. En 1877, a los 46 años, obtuvo el rango de Consejero de Estado y el derecho a la nobleza hereditaria. En ese momento Vladímir tenía siete años. Así que el futuro líder comunista fue hijo de un noble.
La familia de Vladímir dependía considerablemente de los ingresos que obtenían de las tierras que poseían. En realidad, los Uliánov vivían del trabajo de los campesinos en sus tierras. Heredaron algunas tierras de Alexánder Blank, el abuelo materno de Lenin, que también era noble. Las tierras le proporcionaron a la familia hasta 2.500 rublos al año.
A medida que Vladímir crecía y se iba formando, comenzó a enseñar y a traducir de forma independiente. En 1899 escribió El desarrollo del capitalismo en Rusia que se publicó con una tirada de 2.400 ejemplares. Le pagaron 250 rublos, el equivalente a dos salarios mensuales de un alto funcionario. Estas ganancias fueron un complemento a lo que la madre de Lenin le enviaba: unos 300-500 rublos tres o cuatro veces al año, que le servían para pagar el alquiler.
En 1916, con la caída del Imperio ruso, los ingresos maternos comenzaron a mermar hasta acabar desapareciendo por completo. Vladiímir Lenin y su esposa Nadezhda Krúpskaia vivían muy modestamente, recibiendo ocasionales transferencias de dinero de parte de los comunistas extranjeros que les ayudaban.
Después de la Revolución
En diciembre de 1917 Lenin se asignó un salario de 500 rublos como Secretario del Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom), el primer gobierno de la Rusia soviética. En marzo de 1918 lo elevó a 800 rublos. No era ni mucho menos el salario más alto de Sovnarkom, algunos comisarios (ministros) ganaban hasta 2.000 rublos. Pero en condiciones posrevolucionarias, con las tasas de inflación por las nubes, todas estas cifras tenían poco sentido. Lo que importaba era que Lenin tenía acceso al poder y recursos ilimitados.
Lenin pasó pocos años al mando del Estado. Tras el verano de 1922 estuvo en gran parte inactivo debido a la enfermedad. Finalmente fue reemplazado por Iósif Stalin.
Íosif Stalin (1879-1953)
Antes de la Revolución
A los 15 años, cuando todavía era un estudiante en la escula, Iósif Stalin (entonces, Dzhugashvili) se puso en contacto con grupos estudiantiles marxistas y socialdemócratas. En mayo de 1899 fue expulsado del Seminario Espiritual de Tbilisi por no presentarse a los exámenes. Sin embargo, Dzhugashvili obtuvo un diploma de maestro y trabajó como tutor durante un tiempo. No se sabe exactamente cuánto ganaba, pero, al parecer, apenas le daba para llegar a fin de mes. En diciembre de 1899, se unió al equipo del Observatorio Físico de Tiflis como especialista junior de observación.
En marzo de 1901 la policía registró el Observatorio Físico de Tiflis por las actividades revolucionarias de Dzugashvili. Entonces pasó a la clandestinidad. Desde entonces Stalin se dedicó exclusivamente al trabajo revolucionario, organizando reuniones secretas y la comunicación encubierta entre los grupos bolcheviques. La próxima vez que obtuvo un salario fue bajo el régimen soviético.
Después de la Revolución
Stalin se convirtió en Comisario del Pueblo para las Nacionalidades en el primer gobierno soviético. A medida que Stalin ganaba más poder, iba adquiriendo más privilegios, inaccesibles para la gran mayoría de los ciudadanos soviéticos: coches privados, dachas, doctores privados, chefs y criadas.
Stepán Mikoyán (1922-2017) piloto e hijo de Anastás Mikoyán (1895-1978), que fue ministro del Comercio Exterior bajo Stalin, declaró: “Hasta que me casé vivía en la casa de mi padre. La comida era gratuita. Hasta 1948 la familia no pagó por la comida en absoluto y recibíamos todo lo que pedíamos. Nos traían la comida al apartamento y a la dacha, donde vivíamos con nuestros parientes y donde siempre había muchos amigos. La dacha, la comida, el servicio... todo era gratis”.
Para Stalin, como líder del Estado, todo era igual e incluso mejor. Sin embargo, Stalin no aprobaba que sus más altos funcionarios presumieran. Tal y como recordó Stepán Mikoyán, en 1948 Stalin se enfureció cuando se enteró de que las esposas de algunos de sus ministros no pagaban a la sastrería del gobierno. Poco después aumentaron los salarios de todos los funcionarios del Partido pero se redujo el acceso gratuito a comida y servicio. “Después de 1948 solo podíamos pedir comida por unos 8.000 al mes, todo lo que estuviera por encima de esa suma debía ser pagado”. En aquello época 900-1.200 rublos al mes se consideraba un sueldo espléndido. Aun así, todos mantuvieron a sus niñeras y criadas, y los más altos funcionarios del Partido podían seguir comprando en tiendas especiales.
El aumento de sueldo de los ministros fue considerable. Stepán Mikoyán recordó que el salario de su padre pasó de 2.000 rublos al mes a 8.000 rublos al mes, después de 1948, y Stalin se asignó un salario de 10.000 rublos. Aunque Stepán señaló que en realidad los primeros bolcheviques amasaron grandes fortunas de las cenizas del antiguo Imperio, durante y después de la Revolución.
Stalin no recortó ninguno de sus gastos, porque, en su opinión, no tenía ninguno. Una leyenda popular dice que durante una visita a Georgia se le acercaron unos viejos camaradas revolucionarios para pedirle algo de dinero. Stalin se quitó el sombrero y se lo pasó a su equipo de seguridad y en un momento consiguió cientos de rublos para sus amigos.
Además, Stalin, al igual que Lenin, era escritor. Se editaron más de 500.000 ejemplares de sus Obras completas en ruso. También se publicaron y tradujeron a otros idiomas de las repúblicas soviéticas. Obviamente todo esto fue pagado y Stalin recibió enormes cantidades de dinero.
Y, ¿a dónde fue todo? No se sabe. No tenemos una base sólida para confiar en las leyendas sobre una “taquilla de Stalin” que alguien abrió después de su muerte. De lo que podemos estar seguros es que no pudo llevarse nada de eso con él.
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