El mayor fracaso de la inteligencia soviética no está relacionado ni con los nazis, ni con los estadounidenses, ni con los británicos, sino con los pacíficos y neutrales daneses. Este fiasco pasó a la historia como la “Conferencia de Residentes”.
En la década de 1930, la pequeña Dinamarca, país neutral –por cierto–, no era un lugar de interés para la inteligencia soviética. Sin embargo desempeñó un papel importante como estación clave en la transferencia de información sobre el Tercer Reich a la URSS.
Nadie podía imaginar que el servicio de inteligencia soviético fuera a fracasar allí mismo.
Espías aficionados
Durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, la inteligencia soviética era una estructura poderosa y eficaz, una de las mejores del mundo. Pero en la década de 1920-30, era un servicio mal organizado lleno de agentes aficionados con poco conocimiento de idiomas extranjeros y experiencia en el trabajo de reconocimiento.
Los fracasos fueron constantes. No hubo un solo año en el que uno u otro país europeo no arrestara a un agente soviético ni expulsara a un agregado militar, y además, lo proclamaba persona non grata.
En Dinamarca la falta de profesionalismo socavó gravemente a los oficiales de inteligencia soviéticos. El jefe de la red de inteligencia ilegal soviética en Dinamarca era Alexánder Ulanovski, que al igual que otros jefes de estación en países europeos, recibió órdenes estrictas de Moscú de no reclutar comunistas locales.
Dedicados a la causa, estaban bajo la vigilancia permanente de la policía local. Ulanovski, sin embargo, ignoró la orden, que pronto condujo a una catástrofe.
Fiasco
En febrero de 1935, la policía de Copenhague obtuvo una pista sobre el asistente de Ulanovski, el estadounidense George Mink, quien, alentado por su jefe, había utilizado a los comunistas locales para asuntos de inteligencia.
Los policías descubrieron que el piso de Mink estaba siendo usado por los soviéticos para llevar a cabo reuniones secretas. Este fue el segundo error de Alexánder Ulanovski. Dejando de lado todas las reglas de la actividad de espionaje, hizo que un solo lugar se convirtiera en el centro de toda la vida de la inteligencia soviética en Dinamarca: fue aquí donde llegaron todos los datos secretos de Alemania, se reunieron todos los oficiales de inteligencia y se reclutaron agentes.
El 20 de febrero, la policía le hizo una emboscada y detuvo a Ulanovski, así como a tres importantes agentes de inteligencia soviéticos y diez agentes extranjeros (dos estadounidenses, incluido Mink, y ocho ciudadanos daneses). Irónicamente, los oficiales soviéticos ni siquiera tenían que estar allí ese día.
Dos de los oficiales soviéticos, David Uguer y Max Maxímov, habían estado operando con éxito en Alemania durante años. De regreso a la URSS hicieron escala en Dinamarca para encontrarse con un viejo amigo, Ulanovski. El espía soviético, Artur Artúzov, comentó lo siguiente sobre este episodio: “Parece que es muy difícil erradicar la tradición de visitar amigos, como es costumbre en la patria”.
Consecuencias
Como resultado de la “Conferencia de Residentes”, se puso fin a toda la red de inteligencia en Dinamarca. El servicio de inteligencia tuvo que encontrar nuevas formas de enviar correspondencia ilegal desde Alemania a la URSS.
Cuatro oficiales de inteligencia soviéticos experimentados (Ulanovski, Uguer, Maxímov y Lvóvich) estaban en peligro y ya no podían ser utilizados en misiones en el extranjero. “El momento más característico de este caso es que nuestros agentes, que trabajaron como locos en la Alemania fascista, después de llegar a un país ‘neutra’, ignoraron las reglas elementales del espionaje”, escribió Artúzov.
Dado que la inteligencia soviética no era hostil a Dinamarca, las autoridades danesas decidieron no presionar con fuerza. Después de varios meses de detención, los espías arrestados fueron devueltos a la URSS.
La dirección soviética estaba indignada con el fracaso. Jānis Bērziņš, creador y director de la inteligencia militar soviética, fue cesado de su puesto. Kliment Voroshílov, comisario del Pueblo (ministro) de Defensa, describió la inteligencia soviética como “patética en sus cuatro patas”.
Sin embargo, se llegó a las conclusiones correctas. El sistema de inteligencia se reorganizó completamente y, por primera vez en se introdujo la formación profesional de los oficiales de inteligencia. Esto fue de vital importancia, ya que la Segunda Guerra Mundial estaba a la vuelta de la esquina.
Sorprendentes objetos que el KGB confiscó a espías occidentales