Todavía hoy se sigue hablando mucho sobre Oriente Medio y por eso recordamos la guerra árabe-israelí de 1973. Los ejércitos árabes, armados y entrenados por la Unión Soviética, se embarcaron en una ofensiva desde el sur y el norte con la esperanza de tomar represalias por la severa derrota de 1967. Aunque Israel logró repeler estos ataques, sufrió terribles pérdidas. Un episodio particularmente amargo para los intereses israelíes fue el que vivieron con las pérdidas de aviación. El periódico francés Paris Match escribió entonces: “¿Cuándo levantarán los sirios un monumento en honor de los diseñadores de estos cohetes modernos?”. Los residentes de Damasco y sus alrededores vieron con sus propios ojos cómo los sistemas de defensa aérea derribabana docenas de aparatos.
Como señaló el teniente general soviético, A. Nogovichin, durante la batalla se demostró que gracias a los nuevos sistemas de defensa aérea soviéticos los sirios no perdieron la superioridad aérea. Si en 1967 los israelíes aprovecharon el factor sorpresa para conseguir el poderío aéreo total y destruyeron el 60% de la fuerza aérea en tierra, en la guerra de 1973 el sistema de defensa aérea fue el factor sorpresa de los árabes.
La creación de sistemas de defensa aérea de alta densidad combinados con sistemas de artillería y misiles no solo proporcionó una dura defensa sino que evitó que la aviación israelí tuviera superioridad aérea además de provocarle grandes bajas.
Los sirios utilizaron varios tipos de misiles. Además del Dviná, la Unión Soviética también entregó los sistemas S-75M Volga y S-125 Pechora, así como el sistema Kub. Estos tres sistemas destruyeron el 78% de los aviones israelíes. El sistema más eficiente fue el Kub, que tenía mayor movilidad que otros sistemas no tenían. La defensa aérea de Siria fue la parte más eficiente del ejército en la guerra de octubre de 1973.
Según datos soviéticos, en seis días, del 6 al 12 de octubre de 1973, 23 de las 38 divisiones de defensa aérea de Siria derribaron más de 80 aviones israelíes, es decir, uno de cada seis de los 479 aviones de Israel. El mayor impacto fue en la primera semana de la guerra, alcanzando su momento álgido el 11 y 12 de octubre. En el sexto y séptimo día de conflicto derribaron 26 y 18 aviones, respectivamente. La efectividad alcanzó el 50%, con un promedio de cinco cohetes por avión de lanzamiento. Las acciones se llevaron a cabo en condiciones de interferencia activa por parte de Israel, que también hicieron un despliegue masivo de misiles anti radar. Pero según la experiencia de Vietnam, los soviéticos y los sirios elaboraron una serie de medidas disruptivas para que solo uno de los más de 100 cohetes lanzados alcanzara su objetivo.
Según datos soviéticos, los sirios derribaron un total de 140 aviones israelíes, mientras que otros 100 sufrieron daños graves pero pudieron aterrizar en el país hebreo. Los israelíes reconocen oficialmente 107 derribos, una cifra similar a la que se menciona en un informe presentado a EE UU. Los soviéticos afirmaron que los israelíes habían detenido los ataques contra Damasco debido a las grandes pérdidas en el cielo sirio. El excomandante de la Fuerza Aérea de la Federación de Rusia, Borís Dujov, argumentó que después de defender sus posiciones en el Sinaí y el Golán, Israel abandonó su ofensiva precisamente por las enormes pérdidas de la aviación, que no pudieron cubrir la ofensiva.
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