¿Anatoli Diátlov, el hombre condenado por el desastre de Chernóbil, tenía realmente la culpa?

Historia
KSENIA ZUBACHOVA
El ingeniero jefe adjunto de la central nuclear de Chernóbil estaba al control la noche del 26 de abril de 1986. ¿Pero fue todo lo que ocurrió culpa de él?

Un hombre desagradable, autoritario e irresponsable que voluntariamente ignorada la realidad: así es como Anatoli Diátlov, subdirector de ingeniería de la Central Nuclear de Chernóbil, aparece en la reciente miniserie Chernóbil de HBO.

Maldice, grita, humilla al personal subalterno y descuida notablemente todas las reglas que eventualmente conducen a la explosión del reactor nuclear, lo que le cuesta Dios sabe cuántas vidas.

Es uno de los personajes más odiados de la serie, pero, ¿era Diátlov una persona tan horrible como ha sido retratado? ¿Cuáles eran sus antecedentes y qué le sucedió después de ser sentenciado a prisión?

Un jefe competente, pero duro

Nacido en 1931 en una pequeña aldea de Atamánovo, en la región rusa de Krasnoyarsk, Anatoli terminó sólo siete años de estudios. En 1945, se matriculó en el departamento de ingeniería eléctrica de la Escuela Técnica Minera y Metalúrgica de Norilsk y se graduó con honores cinco años más tarde. Después de tres años de trabajo en Norilsk, fue admitido en el Instituto de Ingeniería Física de Moscú. Allí obtuvo el título de ingeniero-físico con una especialidad en automatización y electrónica, también con honores.

Se le asignó un puesto en un astillero de Komsomolsk del Amur, donde trabajó en el laboratorio secreto №23 equipando submarinos nucleares con reactores nucleares. En 1973, por razones familiares, Diátlov fue trasladado a la central nuclear de Chernóbil, de nueva construcción, donde trabajó durante 13 años, pasando de jefe adjunto del pabellón del reactor a ingeniero jefe adjunto de explotación, recibiendo dos premios estatales (la Orden de la Insignia de Honor y la Orden de la Bandera Roja del Trabajo).

Como recuerdan quienes trabajaron con él, Diátlov era un profesional competente, pero a menudo demasiado duro y exigente. Mientras algunos lo describen como injusto, terco, de mente lenta y propenso a tener conflictos con muchas personas, otros dicen que era un hombre responsable, de principios, honesto y comprometido. Las siguientes opiniones presentan cuán polarmente opuestas eran sus opiniones sobre él.

“Diátlov no era un apasionado del trabajo, aunque actuaba como un jefe severo y exigente”, comentó Razim Davletbáiev, empleado del Programa Nuclear de Potencia (PNP) de Chernóbil. “Los operadores (de la planta) no lo respetaban. Solía rechazar todas las sugerencias y objeciones que requerían de su esfuerzos”.

“Podía entender que el personal cometiera errores por razones explicables, pero no podía tolerar la negligencia, la incompetencia y el descuido de sus deberes”, recordó Anatoli Kriat, inspector estatal de seguridad nuclear de Ucrania.

En su propio libro Chernóbil: Cómo sucedió (Chernobil: Kak eto bilo), el propio Diátlov aseguró que no era el peor de los jefes. “Nunca busqué ser amado por mis subalternos o por mis superiores. Creo que basta con ser competente y justo para asegurarse tener unas relaciones de trabajo normales. En cualquier caso, ninguno de mis empleados renunció porque le resultase imposible trabajar conmigo. Pude ser demasiado duro a veces, pero nada más. De hecho, yo era exigente”, escribió.

La prueba fatal

El día del accidente, el trabajo había estado en marcha como de costumbre y fue una sorpresa total para el personal, incluyendo a Diátlov, el escuchar una explosión. En un esfuerzo por completar una prueba programada (que ya se intentó sin éxito varias veces anteriormente), los operadores intentaron apagar el cuarto reactor, pero el calor dentro de este aumentó drásticamente. Los operadores presionaron el botón de emergencia para detenerlo, pero en lugar de hacerlo, explotó. Eso fue todo, una catástrofe total, que podía ocurrir en cualquier reactor de energía”, recordó Diátlov en su libro.

Al negarse a creer al principio que el reactor había explotado, ordenó que se bombeara agua a este para enfriarlo y, mientras se encontaba en estado de shock, envió a dos miembros del personal a bajar las varillas necesarias manualmente, una decisión que Diátlov admitió más tarde que era absurda. “Si las varillas no entran en la zona cuando los embragues están desactivados, entonces no lo harían cuando se girasen manualmente”, explicó.

Según otros relatos de la noche de la tragedia, Diátlov actuó con ansiedad, gritando constantemente al personal subalterno, y no quiso creer que se había producido una explosión en el reactor. Más o menos como Diátlov ha sido retratado por la HBO.

Prisión y enfermedad

Luego, tras una reunión con el director del PNP Víctor Briujánov, se confirmó que el reactor había explotado, aparecieron los primeros signos de la exposición a la radiación de Diátlov (vómitos continuos) y fue evacuado a un hospital en Moscú. En esa fatídica noche fue expuesto a 390 REM (Roentgen Equivalent Man) de radiación y tuvo que aprender a caminar de nuevo una vez que las heridas de sus piernas causadas por la radiación curaron. Junto con otros responsables de la catástrofe (Brujánov y el ingeniero jefe del PNP, Nikolái Fomín), Diátlov se enfrentó a un tribunal y fue condenado a 10 años de prisión, a pesar de su enfermedad. Diátlov aseguró que examinó cada paso de los que se dieron esa noche y que estaba completamente seguro de que su responsabilidad en la tragedia era sólo parcial.

“El reactor no cumplía con más de 30 requisitos de diseño estándar, más que suficientes para favorecer una explosión. Para explicarlo de otra manera: el reactor estuvo alcanzando un estado similar al de una bomba nuclear y no hubo ninguna señal de alarma al respecto. ¿Cómo podría el personal darse cuenta de ello, por el olfato, por el tacto”, argumentó en su libro? “Antes de hablar de la culpabilidad del personal, piensen: el reactor fue detonado por su propio sistema de emergencia”.

A pesar de su enfermedad y discapacidad, Diátlov estuvo preso, primero en Kiev y luego en la región de Poltava, en Ucrania. Después de cuatro años y la recepción de constantes cartas oficiales, incluyendo las del físico nuclear ruso Andréi Sájarov y la esposa de Diátlov, en 1990, Anatoli fue liberado debido a su mala salud. Se sometió a tratamiento médico en Alemania, pero sufrió mucho y murió en 1995 como resultado de una insuficiencia cardíaca provocada por la radiación.

Hasta su muerte, Diátlov siguió culpando a los defectos de diseño de la tragedia y argumentó que la Unión Soviética simplemente no podía admitir su responsabilidad en algo así y, por lo tanto, culpó a la gente que trabajaba con equipos defectuosos. Para demostrar su punto de vista, concedió una entrevista en 1994 (vídeo disponible en YouTube) y escribió un libro.

Hay muchos puntos de vista contradictorios sobre la personalidad de Diátlov, y depende de cada individuo elegir cómo recordarle. Es cierto, por otro lado, que se admitió oficialmente que los errores del PNP sí jugaron un papel en la tragedia y no fue únicamente sólo un error de Diátlov.

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