¿Por qué asesinó al presidente de Francia un poeta ruso?

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El atentado contra el líder francés en 1932 conmocionó a Francia y a toda Europa. El asesino quería acabar con el Gobierno bolchevique. Esta es la rocambolesca historia.

El 6 de mayo de 1932 Francia quedó conmocionada debido al asesinato del presidente Paul Doumer en París a manos de un emigrante ruso. Aún más aterrorizada estaba la amplia comunidad rusa en Francia. Estaban  seguros de que las autoridades francesas los castigarían a todos por las acciones de un loco.

Asesinato

El presidente asistió a la feria del libro en París cuando se le acercó un joven alto, que sacó una pistola y lo disparó dos veces. Las balas atravesaron la base del cráneo y la axila derecha de Doumer. 

Llevaron al presidente al hospital para operarlo de manera urgente. Doumer solo consiguió recobrar el conocimiento una vez antes de morir, al día siguiente.

En cuanto al asesino, fue detenido inmediatamente después del tiroteo. La furiosa multitud estaba dispuesta a despedazarlo pero la policía rápidamente se llevó al sospechoso para averiguar quién era y qué lo había llevado a cometer un acto tan horrible.

¿Por qué lo hizo?

La investigación posterior reveló que el asesino de Paul Doumer había sido Pável Gorgúlov, un médico, escritor y poeta emigrado a Francia desde Rusia después de la Revolución de 1917.

Durante el interrogatorio, Gorgúlov se proclamó fascista ruso y afirmó que tenía la misión de acabar con el dominio bolchevique en Rusia.

Otros documentos descubiertos mostraban que era el presidente del Partido Verde del Pueblo Campesino de Rusia. Los llamados verdes durante la guerra civil en Rusia (1918-1923) eran principalmente fuerzas campesinas que se oponían a los dos principales bandos –los rojos (comunistas) y los blancos (monárquicos, republicanos, etc.)–. Lo más probable es que Gorgúlov fuera el único miembro de este partido.

Gorgúlov declaró que no tenía nada personal contra Doumer. El presidente había sido elegido como objetivo porque era el líder de Francia, un país que había detenido su lucha contra la Unión Soviética y los bolcheviques, y por ello se preparaba para la destrucción de sí misma y del mundo entero. 

“Europa y EE UU parecen favorables al bolchevismo, así que decidí matar al presidente y hacer que Francia declarara la guerra a Rusia. Soy un gran patriota ruso. No he tenido cómplices”, dijo Gorgúlov.

Reacción

Sin embargo, la comunidad rusa en Francia no apoyaba a este “gran patriota”. Más bien al contrario, los emigrantes rusos condenaron enérgicamente sus acciones. 

Temerosos de las posibles consecuencias, los emigrados se esforzaron por demostrar su lealtad a Francia. Querían dejar claro que tenían ningún vínculo con el asesino. Todas las personalidades de la comunidad rusa enviaron sus condolencias al Gobierno y a la viuda del presidente, y también participaron en los actos conmemorativos.

Hubo hasta algunos casos absurdos. Al día siguiente del asesinato, un camarero de un café de París, el exoficial Serguéi Dmítriev, se suicidó para lavar la deshonra. En su nota de suicidio escribió: “¡Muero por Francia!”.

A pesar de las declaraciones antirrusas en la prensa francesa y en el parlamento, no hubo represalias masivas.

Benito Mussolini también mostró su distancia con el “fascista ruso” y es que todavía no había llegado el momento de que el Duce entrara en conflicto con Francia. 

Juicio del ‘gran dictador verde’

Para salvar su vida, el abogado de Gorgúlov quería mostrar las acciones de su cliente como si fueran obra de un loco. De hecho, lo que la policía encontró en los documentos de Gorgúlov eran claros indicios de algún tipo de enfermedad mental.

Gorgúlov tenía un plan detallado para derrocar a los bolcheviques en Rusia por medio de un levantamiento de “los Hermanos Verdes”. El propio Gorgúlov, el “gran dictador verde”, sería el líder de la futura República Nacionalista Rusa.

En los documentos se describía meticulosamente la creación política de la “nueva” Rusia, las banderas e incluso uniformes de oficiales del Ejército. Gorgúlov esperaba tomar el poder con la ayuda de ciertas “máquinas portátiles” que poseían un gran poder destructivo y que, al parecer, habían sido inventadas por el propio “dictador”.

Aparentemente, después del asesinato de Paul Doumer, Gorgúlov tenía planes de matar al presidente alemán Paul von Hindenburg y al presidente de Checoslovaquia, Thomas Masaryk. Sorprendentemente, entre las futuras víctimas de Gorgúlov figuraba un tal Vladímir Lenin, que de hecho, había fallecido ocho años antes.

Sin embargo, el tribunal se negó a reconocer a Pável Gorgúlov como enfermo mental y lo condenó a muerte. El acusado respondió de la siguiente manera: “¡Muero como un héroe por mí mismo y por mis amigos! ¡Viva Francia! ¡Viva Rusia! ¡Te amaré hasta el día de mi muerte!” (Anatoli Teréshchenko, Misterios de la Edad de Plata. Moscú, 2017).

El 14 de septiembre de 1932, Pável Gorgúlov fue ejecutado con guillotina en la prisión La Santé de París.

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