En 2014 en la página web de la Casa Blanca apareció una petición instando al presidente estadounidense a devolver Alaska a Rusia. Entre las razones se mencionaba el hecho de que los rusos fueron los primeros en descubrir esa tierra, llevaron la civilización y la gobernaron. La petición reunió más de 20.000 firmas, pero la iniciativa se quedó en agua de borrajas. Aun así, la petición reavivó la discusión sobre este territorio.
Reclamación inesperada
En un artículo publicado anteriormente, contamos la historia de la venta de Alaska en 1867, y está claro que no surgieron preguntas sobre la propiedad legal de este territorio hasta varias décadas después.
Cuando el Gobierno bolchevique tomó el poder en 1918, anunció el cese de todas las obligaciones financieras y territoriales del Imperio ruso. No hubo ninguna duda respecto a Alaska. Según el tratado de 1867, Rusia y EE UU habían acordado “la cesión a EE UU de todo el territorio y los dominios que ahora posee Su Majestad en el continente de América y en las islas adyacentes”.
Se rumorea que al final de la Segunda Guerra Mundial, durante la Conferencia de Yalta, Stalin mencionó que la URSS no ejercería su reclamación sobre Alaska. Los estadounidenses se quedaron un poco desconcertados, ya que la URSS no tenía derechos sobre ningún territorio en el continente americano.
Sin embargo, este rumor ha vuelto a resurgir de vez en cuando, e incluso llegó a los discursos de algunos políticos rusos, como Vladímir Zhirinovski, el líder del Partido Liberal-Demócrata de Rusia. Sus afirmaciones no han desencadenado ningún debate serio, pero hay otro mito que tenemos que desacreditar: muchos rusos y estadounidenses creen que Rusia no llegó a recibir el pago por las tierras de Alaska.
El oro que no se hundió
Según otro mito, los 7,2 millones de dólares o 11.362.481 rublos y 94 kopeks se hundieron en el fondo del mar a bordo del barco Orkney, que supuestamente fue destruido cerca de las costas bálticas el 16 de julio de 1868.
La historia cuenta que un tal William Thompson explotó el barco para obtener el dinero del seguro por las mercancías que transportaba a bordo. La historia aparece desacreditada de forma inteligente aquí, y el fallo principal en esta teoría es obvio: el pago se realizó el 1 de agosto de 1868, por lo que Orkney no podría haber llevado ningún dinero antes de esa fecha. Además, aquel año el buque había viajado a América del Sur, y no a San Petersburgo.
En cuanto al dinero, aparentemente nunca existió físicamente. Como demuestra el historiador ruso Alexánder Petrov, casi 11 millones de rublos de un total de 11.360.000 se gastaron inmediatamente para adquirir equipamiento ferroviario para Rusia, por lo que no hubo necesidad de transportar el oro por el mar.
Descubre aquí cómo los rusos exploraron Alaska.