Según Bloomberg, la persona más rica del mundo es Jeff Bezos, con una fortuna estimada en 151.000 millones de dólares. En la lista de las personas más ricas en un período que se extiende desde finales del siglo XV a la actualidad, el zar Nicolás II ocupa el cuarto lugar, con un valor neto estimado entre 250.000 y 300.000 millones de dólares, sobre la base de un tipo de cambio de 2010.
Desde que la Iglesia Ortodoxa rusa canonizara a Nicolás II, también podría decirse que es el “santo más rico de la historia”. Sin embargo, el zar no era tan rico como muchos creen. Aquí te explicamos por qué.
Según la ley rusa de la era imperial, a cada miembro de la familia Romanov se le asignaba un “ingreso básico” anual. A partir de 1884, cuando Nicolás se convirtió en tsasarévich (heredero del trono ruso), al futuro gobernante de 16 años se le asignó un salario de 100.000 rublos. En 1894, cuando se convirtió en emperador, esta cantidad se duplicó. Sabemos que en 1896 sus fondos personales ascendían a dos millones de rublos y 355.000 francos.
En 1897 una libra esterlina valía aproximadamente 10 rublos, o 25 francos, lo que significa (usando la calculadora de inflación del Banco de Inglaterra) que Nicolás II sólo poseía una “modesta” fortuna de 215.000 libras. Funcionarios de la Cancillería de Su Majestad Imperial, un organismo estatal que supervisaba los asuntos privados de la familia gobernante, eran los encargados de administrarla.
El dinero del zar se invertía principalmente en acciones, pero sus fondos privados en efectivo disminuyeron gradualmente hacia el final de su reinado. Los mayores gastos se hicieron en 1899, cuando el zar y su familia visitaron a sus parientes reales europeos. Para hacer el viaje, Nicolás necesitaba dinero para comprar ropa elegante. Ese año también financió de manera privada la construcción de una iglesia ortodoxa en Darmstadt, Alemania. En 1917, los fondos del zar habían disminuido a un millón de rublos.
¿Qué había en la cartera del zar?
El zar recibía una paga anual de 200.000 rublos, que incluía el llamado “dinero de habitación”, unos 20.000 rublos. Nicolás siempre excedió esta cantidad, y a veces gastó hasta 150.000 rublos. El “dinero de habitación” se usaba para comprar ropa y artículos personales como jabón, crema de afeitar y tabaco; también para obras de caridad, regalos y premios entregados por el propio zar; así como para comprar libros, revistas y obras de arte.
Nicolás II nunca llevaba efectivo. Se dice que para dar algunas monedas de caridad durante las misas, el zar tenía que pedir efectivo a su cancillería.
Nicolás gastó mucho dinero en uniformes militares, ya que le encantaban. En 1910 se gastó los 20.000 rublos en uniformes nuevos para poder presumir ante sus parientes y amigos alemanes.
Según fuentes privadas, Nicolás financió organizaciones atléticas y también gastó dinero en actividades deportivas como tenis o ciclismo. Hay un registro en el que se puede ver que el zar pagó dos rublos a un zapatero para que cubriera el mango de una mancuerna con cuero.
Beneficios del zar
Entonces, ¿qué pasa con sus ingresos? La idea central acerca del mito sobre la inmensa riqueza del zar se basa en el valor de las tierras, propiedad del Ministerio de la Corte Imperial. Es cierto que estas explotaciones eran extensas: sólo en Altái y Transbaikal totalizaban más de 65 millones de hectáreas. Pero no podían venderse, por lo que no es correcto estimar el valor de mercado de esas propiedades.
Aunque Altái y Transbaikal estaban llenos de oro, plata, cobre, carbón y minas de plomo, lo que proporcionaba unos ingresos anuales entre seis y siete millones de rublos. Además, el Museo Real del Hermitage, los teatros imperiales de Moscú y San Petersburgo y otras empresas eran de propiedad imperial. Ni que decir tiene que eran importantes fuentes de ingresos.
Todo el dinero ganado se destinó al Ministerio de la Corte Imperial, que financiaba los gastos de la corte, las recepciones oficiales, el transporte y la seguridad de la familia real, entre otras cosas. A menudo, el Ministerio tenía que pedir fondos prestados al Estado. En 1913, el Ministerio tuvo unos gastos que ascendieron hasta los 17 millones de rublos.
Cuentas en el extranjero y joyas
La familia imperial tenía cuentas en bancos europeos. Se estima que contenían entre 7 y 14 millones de rublos (entre 700.000 y 1,4 millones de libras, equivalentes en dinero actual). Todavía se desconocen los importes exactos de estas cuentas. Durante la Primera Guerra Mundial, Nicolás cerró sus cuentas en Inglaterra y devolvió el dinero a Rusia. Sin embargo, fue incapaz de cerrar las cuentas alemanas, congeladas debido al conflicto bélico entre ambos países.
En 1934, Natalia Sheremétevskaia, viuda del hermano de Nicolás, el pran príncipe Mijaíl Alexándrovich Romanov, demandó a Alemania. Quería que se reconocieran sus derechos de herencia. Cuatro años más tarde, el tribunal le otorgó permiso para heredar el dinero de esas cuentas. La cantidad no se ha revelado nunca. Sin embargo, sí que se sabe que no fue una gran cantidad, debido a la hiperinflación que hubo en Alemania en la década de 1920.
En cuanto a las cantidades nacionalizadas por los bolcheviques después de la Revolución, ni siquiera los historiadores experimentados pueden afirmar con seguridad cuánto fue al presupuesto estatal y cuánto se robó.
Entre los artículos más caros de la familia real estaba la joyería. Tras la abdicación de Nicolás, los Romanov perdieron los diamantes de la corona y el derecho a recibir regalos imperiales.
El Gobierno Provisional también nacionalizó los fondos controlados por la Cancillería, pero permitió que la familia imperial conservara sus joyas personales. La zarina y sus hijas las colocaron bajo sus ropas cuando fueron enviadas al exilio en Siberia. Tras su ejecución, las joyas fueron descubiertas en sus cuerpos. Mucho tiempo después, aparecieron en los mercados europeos los diamantes y la joyería imperiales, donde los compraban coleccionistas privados.
Según esta información, la fortuna personal de Nicolás II estaba muy lejos de las riquezas de los magnates y empresarios actuales. Aunque el zar tuviera un ingreso estable, tenía que pedir más dinero y rendir cuentas de la mayor parte de los fondos que gastaba. Además, esos ingresos se recortaron después de su abdicación.
Pincha aquí para ver fotos sobre la vida cotidiana de los Romanov. Y si quieres conocer cómo fue su trágico final, te lo contamos aquí.