Cuando los perros fueron héroes de la Segunda Guerra Mundial

TASS
Durante el desfile del Día de la Victoria en Moscú el 24 de junio de 1945, vehículos militares y regimientos combinados de todos los frentes fueron seguidos en la Plaza Roja por perros, que caminaban junto a sus adiestradores en perfecta alineación. Utilizados para rescatar a los heridos, localizar minas e incluso destruir tanques enemigos, estos canes especialmente entrenados desempeñaron un papel vital en las victorias obtenidas por el Ejército soviético.

A lo largo de los años se han escrito innumerables líneas de texto sobre la valentía mostrada por los soldados del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, pero muy pocos han sido mencionados junto a sus camaradas caninos de armas, perros especialmente entrenados que los acompañaron a la batalla. Alrededor de 60.000 perros de diversas razas, así como mestizos comunes, fueron reclutados por el Ejército. Los perros ayudaron en todos los frentes: buscaron minas, sacaron a los heridos de los escombros o los evacuaron en el fragor de la batalla. A veces incluso fueron usados como kamikazes: perros envueltos en explosivos fueron entrenados para correr y colocarse bajo los tanques enemigos.

Una anécdota de la Batalla de Moscú, en el otoño de 1941, cuenta que un grupo de tanques enemigos que atacaba las líneas soviéticas supuestamente se dio la vuelta cuando los tanquistas vieron unos perros corriendo hacia ellos. El miedo estaba justificado, y es que estos animales habían sido entrenados para volar tanques. Durante la guerra, los perros del Ejército Rojo destruyeron más de 300 tanques alemanes, lo que equivale a dos divisiones blindadas.

Hazañas caninas

Con trineos durante el invierno o con pequeñas carretas en verano, los perros llevaban munición al frente de batalla y a los heridos cuando regresaban. Cada equipo de perros sustituía a tres o cuatro camilleros. Los perros rescataron a más de 600.000 personas del campo de batalla. Cuando los enfermeros no podían alcanzar a un hombre herido a causa del  fuerte fuego enemigo, el perro se arrastraba hasta él boca abajo y le mostraba su costado, de donde colgaba una bolsa médica. Esperaban a que el caído se vendara la herida, y sólo entonces pasaban al siguiente herido. Si un hombre estaba inconsciente, el perro le lamía la cara hasta que recobraba el sentido.

Además de rescatar a los heridos, los canes también fueron utilizados para llevar a cabo otras tareas esenciales como el mantenimiento de las comunicaciones. Durante la guerra, los perros mensajeros entregaron más de 20.000 correos y colocaron unos 8.000 km de cables telefónicos por lugares donde era imposible que pasara un soldado.

Dick realizó su mayor hazaña en el suburbio de Pávlovsk en Leningrado, detectando una mina terrestre mecánica de 2,5 toneladas una hora antes de que esta explotase.

Además, los perros también demostraron una aptitud inestimable para detectar minas terrestres. Más de 300 grandes ciudades fueron desminadas con la ayuda de estos animales. En la hoja de servicio de un collie llamado Dick, puede leerse: “Reclutado en Leningrado y entrenado para el trabajo de detección de minas. Durante la guerra, localizó más de 12.000 minas, participó en el desminado de Stalingrado, Lisichansk, Praga y otras ciudades”.

Dick realizó su mayor hazaña en el suburbio de Pávlovsk en Leningrado, detectando una mina terrestre mecánica de 2,5 toneladas una hora antes de que esta explotase. A pesar de las múltiples heridas sufridas, Dick, ganó muchas exposiciones caninas después de la victoria. El veterano perro vivió hasta una edad madura y fue enterrado con todos los honores militares.

A pesar de las múltiples heridas sufridas, Dick, ganó muchas exposiciones caninas después de la victoria.

Dzhulbars el alsaciano

A pesar de las numerosas hazañas de los soldados caninos durante la guerra, un alsaciano llamado Dzhulbars fue el único perro que recibió una Medalla por el Servicio de Combate. Durante el último año de la guerra, este perro zapador encontró un total de 7.468 minas y 150 proyectiles no detonados. Además, participó en la limpieza de minas de los palacios del Danubio, los castillos de Praga y las catedrales de Viena.

El adiestrador de Dzhulbars era Dina Volkats, la futura esposa del principal cinólogo del país, el teniente coronel Alexander Mazóver. Antes de la guerra, Volkats se convirtió en entrenadora de perros de servicio en su Járkov natal (en la actual Ucrania). En 1941, la joven de 18 años fue enviada a la Escuela Canina de Servicio Central para entrenar soldados.

Dzhulbars fue el único perro que recibió una Medalla por el Servicio de Combate.

Después de recibir el rango de subteniente, Volkats se puso a trabajar. Habiendo elegido un perro, se lo mostró al jefe del departamento. Dzhulbars parecía tan patético que el jefe sólo gruñó: “¿No podrías encontrar un perro peor que ese? ¿Puedo saber en qué te basas para elegirlo?” En sus ojos, dicen que respondió Volkats.

Al final de la guerra, Dzhulbars fue herido y no pudo participar en el Desfile de la Victoria en Moscú el 9 de mayo de 1945. El mariscal Konstantín Rokossovski informó de esto a Stalin, quien ordenó que el perro fuera llevado a la Plaza Roja en su abrigo. El alsaciano fue transportado en los brazos de Alexander Mazóver, quien fue eximido de la necesidad de desfilar con paso alto y saludar. Esto, por ser el responsable de la seguridad de un soldado muy valioso de la 14ª Brigada de Ingenieros de Asalto.

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