“Y Oleg se sentó, gobernando, en Kiev y Oleg dijo: ‘Que sea la madre de todas las ciudades rusas’”. Se trata de una cita de LaCrónica de Néstor, la historia del primer Estado eslavo oriental en el que se describe cómo el príncipe Oleg, uno de los primeros mandatarios de la antigua Rus tomó la decisión de designar a Kiev como la capital de las tribus eslavas a finales del siglo IX.
Oleg venía del norte, de Nóvgorod, donde se originó el estado de los eslavos orientales. Tras capturar Kiev unió los dos centros de población y formó lo que se vino a llamar Rus. La gente que allí vivía se llamaba “ruskie”, palabra que se ha utilizado para llamar a la gente que vivía durante siglos en la antigua Rus, no solo a los rusos étnicos.
Tanto los historiadores como los encargados de la ideología en la URSS eran bastante sensibles a los sentimientos de varios grupos étnicos. Sin embargo, la cuestión de la Rus no suponía ningún problema, ya que las nociones no estaban conectadas directamente con los rusos actuales. El relato que se manejaba en los libros escolares era que la Rus de Kiev había sido el primer estado de los eslavos del este, la cuna del “antiguo etnos rusos”. En la era moderna de aquí surgieron los rusos, los ucranianos y los bielorrusos.
Ucrania-Rus
En Rusia esta interpretación histórica se mantiene básicamente intacta. Mientras que en Ucrania, el pasado común con Rusia y el predominio de la palabra “ruso” en los textos históricos en vez de la palabra “ucraniano” parece que incomoda a mucha gente. De modo que la narrativa histórica oficial de Kiev afirma ahora que la Rus de Kiev era una especie de estado proto-ucraniano, debido al hecho de que los ucranianos contemporáneos ocupan prácticamente el territorio del antiguo estado. De modo que los príncipes de la Rus de Kiev se convierten en ucraianos y la antigua Kiev se convierte en una ciudad ucraniana. Es más, se considera que la Rus´de Kiev es Ucrania. Esto se ejemplifica claramente en el nuevo término “Rus-ucraniana”.
Algunos argumentan que Rusia no tiene nada que ver con la historia de la Rus de Kiev. Se dice que Rusia es un país del norte que se originó a mediados del siglo XII. Aunque en realidad lo que ocurrió fue que la posición dominante de Kiev dentro de la Rus declinó y el centro del estado se movió hacia el norte. Primero a Vladímir y posteriormente a Moscú. Esta gente del norte aparece en la narrativa nacionalista ucraniana, como separada a la de la Rus de Kiev, con un origen predominantemente fino-ugro, y también muy influida por los tártaros que invadieron el territorio en el siglo XIII y conquistaron a los ancestros de los rusos contemporáneos. Lo que hacen habitualmente es ignorar la influencia de la invasión tártara en Kiev y en los arrasados territorios de alrededor que estuvieron forzados durante años a pagar tributos a los invasores.
‘Los rusos nos robaron nuestra historia’
También acusan a los rusos de robar la herencia de la Rus de Kiev a los ucranianos y de presentarla como algo propio, en definitiva, de robarle a Ucrania su memoria nacional. Se podría decir que tratan de apropiarse de la historia de la Rus de Kiev y de excluir a Rusia de una narrativa histórica que hasta ahora había sido compartida.
Esta interpretación radical ha causado numerosas polémicas, y no es de extrañar. El año pasado el presidente ucraniano Petró Poroshenko expresó públicamente su enfado porque en Moscú se levantó un monumento a “nuestro” príncipe Vladimiro. Este mandatario fue canonizado por la Iglesia ortodoxa por llevar el cristianismo a la Rus.
Hubo un enfado similar en Kiev cuando Putin llamó “rússkaia” a una antigua princesa de la Rus de Kiev, tal y como hacían en la época.
‘Historiador antiucraniano’
Aunque esta narrativa parece ignorar algunos hechos históricos que habían sido ampliamente aceptados en la región.
Cuando Petró Tolochko, el director del Instituto de Arqueología, publicó un libro el año pasado en Kiev, sufrió las quejas de los nacionalistas. Tolochko defiende en su libro la interpretación tradicional, según la cual la Rus de Kiev es la cuna común de los tres países eslavos. Los nacionalistas llamaron a Tolochko “antiucraniano” y los acusaron de negar la existencia del pueblo ucraniano.
Tolochko destaca que es equivocado separar la historia del territorio de la Rus de Kiev de lo que posteriormente fue el Principado de Moscú. Ambas regiones tuvieron mandatarios de la misma dinastía: los Rúrik. Además, estos mandatarios de la antigua Rus se percibían conectados entre sí y la idea de unidad es un leitmotiv en todas las antiguas crónicas. Tolochko está preocupado por la tendencia a mitologizar la historia de Ucrania, y de sus efectos, que ya se reflejan en las escuelas y en los textos universitarios.