El 22 de junio se declaró una movilización general en la URSS. Cualquiera que tuviera 19 años estaba obligado a unirse al Ejército Rojo. Los jóvenes de 18 años tenían la opción de alistarse como voluntarios. En los primeros días de la guerra aparecieron miles de personas. Muchos temían que la guerra acabara pronto y que fueran a tener la opción de defender la patria y mostrar su heroísmo.
La realidad demostró ser menos optimista. Las catastróficas derrotas y las grandes pérdidas en los primeros meses de la guerra forzaron al gobierno a movilizar a todo el mundo entre 17 y 50 años. Además, se levantaron las restricciones para movilizar a los hijos de los represaliados y a “los elementos poco fiables”: antiguos oficiales zaristas, curas y cosacos.
Aunque el movimiento de voluntarios no perdió ímpetu durante la guerra. Las personas que no tenían permitido oficialmente unirse al Ejército debido a una discapacidad, por razones de edad u otras causas, a menudo trataban de falsificar documentos que les permitiesen alistarse.
A pesar de la movilización general mucha gente en Siberia y el Lejano Oriente no participó en el conflicto. Estaban en la reserva en caso de que hubiera guerra con Japón, tal y como se esperaba en 1941-42.
Durante los primeros ochos días de guerra se movilizaron 5,3 millones de personas. Esto dobló el tamaño del Ejército Rojo.
Cuando llamaban a una persona a realizar el servicio militar, tenía que dejar su trabajo inmediatamente y le daban una paga de dos semanas. También se le ordenaba que se rapase la cabeza, que llevase sus papeles para identificarse y que fuera a un centro de reclutamiento.
Había una serie de categorías de ciudadanos que estaban exentos de la movilización: trabajadores de las cosechas y de la tala de árboles, los navegantes de ríos y los defensores de las fábricas, entre otros.
Los artistas, actores y atletas tampoco tenían que alistarse, así como tampoco los ciudadanos soviéticos de origen alemán, rumano, finés, griego, húngaro, chino y japonés. Estas personas se enviaron a los batallones de construcción.
Después de la guerra, el Ejército asumió que 11 millones de soldados eran demasiados para los tiempos de paz. Entre 1946 y 1948 no hubo nuevos reclutamientos y los jóvenes se enviaron a restaurar el potencial industrial y agrícola del país. En 1948 el número de soldados había descendido hasta los 2,8 millones.
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