"El bolchevismo había sido bautizado con sangre... Sus líderes eran criminales y asesinos", decía Sidney Reilly, un agente de la Oficina del Servicio Secreto de Gran Bretaña que se cree que sirvió como modelo a Ian Fleming para crear a su legendario personaje: James Bond. Reilly lo dio todo, incluso su vida, por derrotar al régimen que llegó al poder en 1917, pero fracasó.
El odio cerval hacia el comunismo es una de las pocas cosas que eran claras sobre este personaje. No se sabe demasiado sobre su vida. Para empezar, no sabemos ni siquiera dónde nació y cómo se hizo ciudadano británico.
Un hombre no tiene nombre
Sidney Reilly difundió diferentes versiones de sus orígenes: afirmaba ser un pastor irlandés o descendiente de una noble familia rusa. Sin embargo, hoy en día la mayoría de los historiadores coinciden en que nació en 1873 en el seno de una familia judía de Odessa (ahora Ucrania) o en algún lugar en el oeste de esta ciudad del Mar Negro.
Su apellido real era Rosenblum, mientras que su nombre verdadero sigue siendo un misterio - diferentes fuentes lo llaman Semión, Sigmund o Gueorgi. De cualquier manera, en 1896 el Sr. Rosenblum llegó a Londres donde se casó con una mujer de origen irlandés y cambió su identidad por la de Sidney Reilly.
Agente doble… o triple
Los biógrafos de Reilly todavía discuten si era ya un espía británico antes de la revolución de octubre. Él aseguraba que comenzó su carrera en los servicios especiales británicos en la década de 1890, pero el historiador Andrew Cook, autor de As de Espías: La verdadera historia de Sydney Reilly sugiere que Reilly estaba mintiendo y que en realidad vivió como maestro de la estafa, intentando enriquecerse.
Como opinan algunos historiadores, Reilly no parece un personaje digno de confianza. Se informó que participó en la guerra ruso-japonesa (1904-1905) espiando tanto para Gran Bretaña como para Japón. Mientras vivía en Rusia en 1906, Reilly se infiltró en círculos revolucionarios rusos, al mismo tiempo que trabajaba para Gran Bretaña y la inteligencia zarista.
Mientras untaba todas las carteras posibles, Reilly no se olvidó de llenar sus bolsillos. Adoraba el estilo de vida de los ricos, era un mujeriego y le gustaba el juego. "Lo consideramos poco fiable e inadecuado para el empleo", comentó uno de los agentes de la Oficina de Servicios Secretos en un informe sobre Reilly a principios de la Primera Guerra Mundial.
Misión a Rusia
Sin embargo, el agente se ganó la confianza de Winston Churchill y Mansfield Cumming (el primer jefe de la organización predecesora del MI6) - los líderes británicos lo encontraban carismático, audaz y extremadamente bueno en su trabajo. Así que en 1917 Reilly fue enviado a Rusia, país en el que siempre tuvo interés.
Viviendo de incógnito, consiguió reclutar algunos agentes dobles importantes. Lo que es más curioso, Reilly de alguna manera consiguió un certificado de Chekista (en un servicio especial de los bolcheviques) por lo que logró acceso incluso al Kremlin. Una vez conseguido este privilegio, decidió que la mejor opción para derrotar a los bolcheviques era decapitar al partido matando a los principales líderes: Vladímir Lenin y León Trotski.
Trama y consecuencias
Junto con otros agentes británicos, Reilly planeó un golpe de Estado. Esperaba que los regimientos letones que habían estado protegiendo a los más importantes dirigentes comunistas partidos volvieran sus armas contra los bolcheviques. Su líder, Eduard Berzin prometió hacerlo y a cambio de recibir un pago de 1,2 millones de rublos (38 700 dólares de 1918) por los británicos.
La cuestión era que Berzin no tenía ninguna intención de eliminar a los bolcheviques, actuaba como agente provocador, de acuerdo con las órdenes de la Cheká. Después de Berzin se hiciese con buena suma de dinero de los británicos, las autoridades "descubrieron" la conspiración de los diplomáticos y tomó la embajada por asalto. Reilly huyó a Europa.
Su última visita
El incansable agente continuó sus intentos de socavar a los soviéticos. Pasó varios meses de finales de 1918 en el sur de Rusia, donde las fuerzas del Ejército Blanco (formado por anti-bolcheviques) se concentraban y trató de convencer a Londres para ayudarles económicamente y militarmente. Estos esfuerzos fueron en vano. Los blancos perdieron y pocos años más tarde los bolcheviques equiparían a Reilly otra vez.
En septiembre de 1925 nuestro protagonista de hoy cruzó la frontera soviético-finlandesa para reunirse con otros miembros organización anticomunista "Trust". De hecho, la supuesta reunión era un montaje del OGPU (el sucesor de Cheká) para atrapar enemigos extranjeros de la URSS.
Reilly, a pesar de su gigantesca experiencia y astucia, cayó en una trampa junto con los demás asistentes. Fue ejecutado en un bosque cerca de Moscú en noviembre de 1925.