Fue amigo de Picasso, Lorca y Neruda. Su obra ‘El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella’ fue expuesta junto al Guernica en la Exposición Universal de París. En 1938, el escultor Alberto Sánchez y su familia huyeron de Madrid a la URSS. Nunca regresó a su patria.
Se dijo de este maestro español: “Pinta la región de Moscú, pero el resultado es Castilla”. Su padre soñaba con que fuera zapatero, pero él soñaba con el arte. Dibujó carteles y planos de casas, retratos y dio sus primeros pasos en la escultura. Cuando estalló la Guerra Civil española, Sánchez decidió abandonar el país.
Pasó la mitad de su vida en la Unión Soviética, enseñando dibujo a los hijos de los emigrantes españoles y creando escenografías para obras de teatro. También entabló amistad con el artista Piotr Konchalovski, que le enseñó pintura al óleo.
Sánchez también trabajó en Don Quijote, de Grigori Kozintsev, la primera película estereoscópica en color del estudio Lenfilm. El director describió al escultor como “amable, cordial y orgulloso”. El rodaje de Naturaleza española tuvo lugar en los alrededores de Teodosia, en Crimea. Para los españoles que vivían en la URSS, la adaptación cervantina se convirtió en algo más que una película: se fijaron en cada detalle y ayudaron a que el largometraje fuera lo más auténtico posible. Incluso hicieron demostraciones de cómo moverse durante una corrida de toros. El propio Kozintsev dijo que los detalles tradicionales e históricamente exactos de la película eran una cuestión de respeto a la cultura española.
Hoy en día, las obras de Alberto Sánchez pueden verse en el Museo Reina Sofía de Madrid, donde están junto a las de Picasso, así como en museos rusos.
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