- ¿Dónde naciste?
- En la Unión Soviética. Mi madre Tatiana es rusa y mi padre Pavlo es ucraniano. Ellos me inculcaron grandes valores en la vida y me formaron.
Llegué a España con 15 años y directamente ingresé en el 4º de la ESO de Ciencias. Me pilló en la mitad del curso ya que fue después de las Navidades y con conocimiento de español cero. Hablaba exclusivamente en inglés y ruso.
- ¿Qué te chocó más como rusa de tu nuevo hogar?
- La verdad me chocó todo porque no parecía en absoluto en nada a lo que había conocido hasta entonces. Sistema educativo, estilo de vida, sentido del tiempo (esa tranquilidad con las que se hacen las cosas y sin estrés), clima, gastronomía, costumbres, ocio y un gran etc.
- ¿Te costó adaptarte?
- Siendo sincera, la razón por la que más me costó adaptarme fue la gran brecha entre las personas de la misma franja de edad pero con distinto peso de responsabilidad. Me explico. Siendo una chica de 15 años en Rusia tenía un grado de madurez muy alto y muy diferente a los adolescentes en España. Para mi fue genial ya que en mi caso significó vivir la infancia/adolescencia que no pude en su momento. Desde los 6 años estuve haciendo Danza Profesional y a los 7 años comencé Conservatorio de Música y a los 10 participaba en concursos de jóvenes virtuosos, sumándole las clases particulares de idiomas y las actividades extraescolares de carácter cultural.
En mi escuela desempeñaba funciones de presentadora, animadora, coreógrafa, hacía teatro infantil y participaba en concursos en los que se recitaba poesía. Por lo cual, no tuve tiempo para otras cosas.
- ¿Estudiaste en España?
- Sí, nada más llegar, ingresé en 4º de la ESO de Ciencias. Es que en la secretaría dije que quería estudiar Biología. Me apasionaba siempre esta asignatura. A continuación, en la Universidad terminé el Grado de Investigación de Mercados y Marketing. Hice también varios másteres. Todo eso fue antes de Artes Escénicas. A posteriori, estudié interpretación durante 4 años en escuela privada para formarme como actriz profesional.
- ¿Con qué estereotipos has tenido que luchar estos años?
- En la sociedad actual hay muchos estereotipos, pero la verdad no presto mucha atención a ello. Si me pones obstáculos, los saltaré, si me pones montañas las escalaré. Cuando tengo mi meta clara, voy estableciendo los objetivos a corto y medio plazo para llegar a ello. Algunos requieren meses, otros años o décadas. Vengo de un país donde la disciplina está en el ADN.
- ¿Cuándo supiste que querías ser actriz?
- Desde muy temprana edad me encantaba estar en el escenario como bailarina, pianista, presentadora, animadora, etc. Cuando tenía 6 años montaba mis propios espectáculos en el salón de la casa donde convocaba a mi familia. Fue algo nato y sumamente natural. Y a los 14 tenía muy claro que iba a hacer dos carreras, una artística y otra dedicada a las ciencias o empresariales.
- Tocas algún instrumento y practicas esgrima. ¿Aprendiste estas disciplinas pensando en tener una carrera cinematográfica?
- Al Conservatorio de Música me inscribieron mis padres y abuela. No fue mi decisión ni voluntad propia, hoy en día estoy muy agradecida por ello. Estuve estudiando danza desde los 6 años también. No fue nada fácil por la exigencia en Rusia donde prevalece la perfección y alta competitividad desde la temprana edad. Fue cuando aprendí que para disfrutar de algo hay que trabajar muy, muy duro. Toqué el piano 4 horas diarias durante una década.
Yo siempre fui una chica muy deportista. Tengo mucha energía y soy hiperactiva. Para completar mi perfil artístico empecé formarme como especialista del cine. En concreto, el manejo de armas no letales. La esgrima ya llegó a mi vida de la mano de la interpretación y me enamoré. Llegué al club porque tenía que grabar una escena donde mi personaje tenía que mostrar destreza en este deporte. Por lo cual, me puse a entrenar de manera muy intensiva.
Después del rodaje me federé y seguí practicando esgrima. Hasta el día de hoy, he participado en dos campeonatos con buen resultado.
- ¿Cuál es tu sueño español y tu sueño ruso, respecto al cine?
- Los sueños dejan de ser sueños sí se pronuncian en voz alta. Prefiero seguir avanzando y trabajar día a día en ello para que vosotros lo puedan observar.
- ¿Qué es lo que más te gusta de España, Visenya? ¿Y lo que menos?
- Me encanta comer y comer bien. España me sorprendió por la calidad gastronómica que ofrece. Vivo en el sur de España, por lo cual el tiempo aquí es paradisíaco. Durante 4 años estuve trabajando de marketing manager en el sector inmobiliario de lujo y comparto lo que buscaban los clientes, es la seguridad que ofrece.
Me gusta muchísimo que en España los rangos de edad no se perciben tanto. Además, es tan bello observar a las señoras mayores con sus peinados, uñas y bien vestidas en una cita con el señor de su edad. En Rusia lamentablemente no es así y espero que eso cambie porque no tener rostro joven no significa que uno tiene que ponerse una cruz sobre sus hombros y no seguir disfrutando de la vida.
Y en cuanto a lo que me guste menos en España. No olvidemos que no hay nada ni nadie perfecto. Y hay cosas que no me gustan tanto pero lo mismo pasa en cualquier país del mundo.
- ¿Qué echas más de menos de Rusia?
- Lo que echo de menos es mi familia, abuelo, tío, prima, etc. Ver un cambio claro de las cuatro estaciones. Ir a la República de Carelia que está situada en el norte de Rusia desde donde originalmente proviene mi parte de la familia rusa, recoger las setas en el bosque y respirar esta pureza del aire con mínimos signos del ritmo cosmopolita. La parte cultural rusa (conciertos, ballet, ópera, teatro, museos). Muchas veces echo en falta la puntualidad y seriedad para realizar las gestiones.
- ¿En qué se diferencian y se parecen rusos y españoles?
- Los aspectos familiares son muy similares. Cuidamos mucho el núcleo familiar. Los rusos, a pesar de que parecen serios, una vez que ganes su confianza te ayudarán en lo que necesites. Cuidamos mucho, igual que vosotros, las amistades.
- ¿Cuál es el trabajo fílmico con el que te sientes más satisfecha entre los que has hecho?
- La competencia es muy alta en el sector audiovisual y entre los actores aún más. Por lo cual, primero conseguir y luego ganar un casting es muy laborioso. Cada papel que hice hasta ahora y cada personaje que he interpretado tomó su tiempo y esfuerzo. Cursando el segundo año de la Escuela de Interpretación me llegó la oportunidad de realizar mi primer rodaje para Netflix en la Temporada 2 de Toy Boy con el magnífico director Javier Quintas. Esta serie se consideró el milagro de Netflix que tras fracaso en Antena 3 se convirtió en fenómeno mundial que, a pesar de su falta de promoción, se convirtió en la tercera serie más vista en el mundo. Tuve papel secundario episódico y para mi era de extrema importancia hacerlo de 10, ya que era literalmente la carta de presentación, mi primer trabajo profesional a gran pantalla y para el gigante Netflix. A raíz de este trabajo obtuve la oportunidad y honor de conseguir como representante en el marco nacional de España, a Mayte Ortega quien gestiona a las grandes estrellas de cine español y latinoamericano.
Siete meses después tuve la inmensa suerte de trabajar con el director Álvaro de Armiñán en la película Caída de Alejandra y aquí mi personaje tuvo ya más peso. Y el tercer trabajo que podría destacar es el papel de Natasha en Machos Alfa Segunda Temporada que estrenó hace 4 meses. La serie rompió récords internacionales en Netflix, la cuarta serie de habla no inglesa más vista a nivel mundial. Aquí de nuevo se trataba de un papel secundario episódico con los cuatro protagonistas de la serie.
Voy sumando poco a poco experiencia, bagaje interpretativo y, por supuesto, me preparo al máximo para ofrecer lo mejor. Estoy muy orgullosa de cada avance y oportunidad que obtengo. Ya sea pequeño o grande el papel, es dar cuerpo y voz a un personaje de ficción y es mucha responsabilidad siempre.
- A la hora de rodar, ¿te sientes encasillada, o te ofrecen papeles más allá de ‘rusa rubia’? ¿Te supone una limitación o una suerte?
- Mira, usé muchas veces pelucas de diferente tonos y lo vieron los directores de casting cuando les envío mi material artístico pero creo que les gusta más verme de rubia. Lo digo en modo anecdótico porque realmente creo que lo más importante para ellos es la energía que transmites.
Si es una limitación o una suerte depende de cómo uno lo percibe. Para mi, se trata de la energía que transmites y de tus señas de identidad. Tengo mi nicho de mercado y eso es sinónimo de oportunidad dentro de la globalidad. Uno tiene sus cartas, lo importante es saber jugarlas independientemente de las circunstancias.
Gracias a esta energía tuve el honor de ser modelo e inspiración para el pintor y escultor José María Córdoba en proceso de la creación del Monumento dedicado al Personal de la Salud, Sanitarios y Sanitarias que lucharon por las vidas de los ciudadanos durante Covid. Se trata de una escultura de 2,40 metros realizada en bronce y que representa a una sanitaria con su uniforme, pañuelo y mascarilla, con los puños cerrados y la cabeza en alto enfrentándose al viento.
- ¿Visenya, en qué película rusa clásica te hubiese gustado actuar? Cualquiera. ¿Por qué?
- Es una pregunta muy difícil de responder porque podría enumerar muchas películas. Pero si tuviera una posibilidad real, al ser una gran admiradora de Bulgákov, diría El Maestro y Margarita. Esta novela se considera una de las obras más misteriosas dentro del realismo mágico. La esencia de este movimiento literario es dar a lo fantástico y místico los rasgos de lo real. Los críticos literarios de todo el mundo llevan medio siglo intentando desentrañar el misterio construido por el autor. La primera versión fue quemada por Bulgákov. La segunda fue escrita de memoria por el autor, a pesar de las restricciones gubernamentales. Pero la novela se publicó después de la muerte de Bulgákov gracias al esfuerzo de su esposa Elena. Ella recreó todas las partes que faltaban de los borradores conservados.
Cuando vi por primera vez la serie basada en su novela a los 14 años, me quedé profundamente asombrada. Y hace unos meses, se estrenó la nueva versión en formato de largometraje, cuyo director es Michael Locksin. Interpretar a Margarita hubiera sido para mi como atravesar las tinieblas usando artesanía pura para construir su personaje. El Maestro traicionó y renunció a sus creencias y a su amada, por lo que no merecía la Luz. Sólo Satanás podría recompensarlo, dándole la paz eterna. Y Margarita, siendo fiel en todo y siguiendo siempre a su amado, compartió su destino con el protagonista de principio a fin. Fue esta imagen la que se convirtió en la encarnación de la verdadera devoción, el amor, la feminidad y la inspiración en la literatura rusa del siglo XX.
Puedes seguir a Visenya Clark aquí.
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