En Rusia, este día comenzaba con un baño. Era necesario bañarse antes del amanecer para lavar simbólicamente todos los pecados del año.
"Se trata de una tradición puramente campesina, porque los campesinos no se bañaban siempre, sino en ocasiones especiales. Como el jueves todos recibían la Sagrada Comunión, se lavaban y se preparaban para este sacramento, se ponían una camisa limpia", explica el arcipreste Andrew Lorgus.
En Rusia existía la costumbre de cortarse el pelo ese día. Todo con el mismo fin: "cortar" los pecados.
Después de bañarse, los creyentes iban al templo, donde se confesaban y recibían la comunión. Procuraban llevar a casa una vela encendida en la misa con la que se protege la casa de incendios y a la familia de enfermedades.
Y luego comenzaban la limpieza general de la casa. Era necesario tener tiempo para rehacer todo el trabajo. No estaba permitido hacer las tareas domésticas en los dos días siguientes: el Viernes Santo y el Sábado Grande. Antiguamente se decía: "El polvo y la suciedad pueden entrar en los ojos de Jesús".
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