Así se hacían bordados religiosos en la Rusia antigua (Foto)

Estilo de vida
SOFÍA POLIAKOVA
Muchas de las obras de estas costureras son verdaderas obras maestras, no inferiores en su potencia artística a los mejores ejemplos de la pintura rusa de iconos.

En la antigua Rusia, la costura se practicaba en todos los hogares: desde los aposentos reales hasta la isba de un campesino. El bordado se utilizaba para decorar los objetos más sencillos de uso cotidiano, pero el bordado religioso era especial. Los lienzos se utilizaban para representar santos, y como tales solían regalarse a las iglesias.

Artesanía que complace a Dios

El bordado apareció en Rusia antes del cristianismo. En las pinturas más antiguas se pueden encontrar símbolos paganos: el árbol de la vida, la diosa madre, símbolos solares. Pero este arte se generalizó después del bautismo de Rusia, en el año 987, debido a la influencia de Bizancio.

Poco a poco, los elementos paganos del bordado se transformaron en ornamentos en torno a imágenes de santos. Junto con los santos, se bordaban temas bíblicos, por eso en las iglesias se veían a menudo obras de bordado facial en las ropas del clero, en las cubiertas de las tumbas, en un trono (una mesa en medio del altar). También se utilizaban para los servicios divinos, incluso se conocen raros ejemplos de iconos bordados.

Una ocupación noble

El Domostrói, una famosa obra de la literatura rusa sobre la correcta gestión de la vida cotidiana, dice que una buena esposa debe ser ama de casa y manitas. Esta regla se aplicaba a todos los estratos de la población, por lo que el bordado se enseñaba tanto a los plebeyos como a las muchachas de la nobleza. Pero el bordado religioso sólo lo practicaban las muchachas de familias ricas: la seda, los hilos de oro y plata y otros materiales para este tipo de bordado eran muy caros.

Además, era un proceso complicado. En las casas ricas había una habitación especial en la que la señora de la casa y sus amas se dedicaban a la costura. Hasta 100 muchachas podían trabajar en el taller, pero la costura de ámbito religioso también requería maestros de presagios, herboristas y orfebres. Normalmente, los hombres desempeñaban este papel. Dibujaban santos, ornamentos e inscripciones en papel, y los maestros lo ponían sobre la tela y agujereaban a lo largo del contorno, transfiriendo así el dibujo para el futuro trabajo.

A veces el dibujo se hacía directamente sobre la tela, las costureras lo sobrecosían con hilo blanco y luego lo bordaban.

“Bordado con aguja”

El segundo nombre de este tipo de bordado religioso apareció en el siglo XV, cuando se empezaron a bordar telas con sedas de colores. La seda se traía de China, Irán, Turquía y, a veces, Italia y España. A menudo estos bordados se decoraban además con joyas y perlas.

Algunas obras especialmente complejas podían bordarse durante varios años. Así, en una misma tela trabajaban varias maestras que realizaban diferentes tareas. Por ejemplo, algunas chicas se dedicaban a engastar perlas en un paño. Las mujeres bien cualificadas trabajaban en el taller de lino durante mucho tiempo: entre 35 y 50 años.

Continuación de la tradición

Muchos trabajos no han sobrevivido hasta nuestros días. Pero los talleres modernos de bordado continúan la antigua tradición. Por ejemplo, este oficio se practica en el taller de la Lavra de la Trinidad-Sergio.

Fuera de las instituciones eclesiásticas también hay talleres y bordadoras independientes. Incluso se puede encontrar una escuela de bordado, donde cualquiera puede aprender la antigua técnica.

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