Casas de aldea contra leviatanes de hormigón: el último combate (Fotos)

Mijaíl Japaridze/TASS
Estas casas no parecen en absoluto a las fortalezas. Pero sus dueños tuvieron que crear sus propias defensas cuando los rascacielos los rodearon.

Una cabaña azul en zona de rascacielos

Esta pequeña casa azul terminó en los terrenos de una nueva urbanización en Odintsovo (región de Moscú). La propietaria se niega a cambiarla por un apartamento en alguno de los edificios porque necesita una casa a nivel del suelo para su hijo discapacitado.

Una victoria parcial

En este caso en concreto, sólo la mitad de una casa en Ekaterimburgo (Urales) trata de luchar por su independencia. Tenía dos propietarios, y el promotor consiguió acordar la compra con uno de ellos… pero no con el otro. Ahora la mitad de la casa de madera se encuentra a la sombra de un rascacielos.

¿Son dos cabezas realmente mejores que una?

Se trata de otra casa con dos propietarios en la capital de los Urales que unos promotores querían demoler para dar construir nuevas viviendas. Los propietarios de una parte deteriorada de la residencia aceptaron a cambio un apartamento del promotor, pero los propietarios de otra parte restaurada de la vivienda se oponían a la mudanza. La casa se dejó como estaba.

En las vastas extensiones de Siberia

Los bloques de pisos también se han tragado casi todas las casas antiguas de este nuevo distrito de Omsk (Siberia). A la dueña de esta casa se le ofreció un apartamento-estudio sin accesorios internos ni acabados, pero se negó a cambiar su parcela por una “caja de hormigón”.

Como la aldea de Astérix

Esta parcela de tierra con una cabaña verde estilo dacha en Cheboksari (región del Volga) quedó en medio de unos bloques de hormigón de gran altura. Los ocupantes de todas las demás casas de propiedad privada fueron realojados, pero no se pudo llegar a un acuerdo con el propietario de ésta, por lo que la propiedad quedo “fortificada”.

Una casa en un patio de recreo

A la dueña de esta casa de madera en Novosibirsk le ofrecieron un estudio de 20 metros cuadrados a cambio de su casa y su terreno. No aceptó, y aunque la vivienda está desocupada (no hay electricidad ni agua) sigue en pie en lo que antes era una calle de pueblo, pero ahora es el patio de recreo de una nueva urbanización.

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