Durante casi 13 semanas, Vitali Litvínov, su esposa Regina y su gato Zack han estado viviendo en una casa hecha bajo una cúpula. No tiene nada que ver con la serie de televisión de ciencia ficción estadounidense, sino que es parte de un experimento científico realizado por el Grupo Sinet y la Universidad Federal del Noreste (NEFU). El objetivo es ver si estas estructuras tan peculiares pueden ayudar a mejorar la vida de los habitantes en las regiones frías.
Situada en el sitio a unos 40 km de la ciudad de Yakutsk, la casa de 128 metros cuadrados cuenta también con un garaje para dos coches y un patio. Todo se vería bastante normal si no fuera por la cúpula que hay encima. Tiene 20 metros de diámetro, tiene forma de panal, es metal y está recubierta con PVC.
Aunque se ofrecieron 60 familias para participar en el proyecto, no fue tarea fácil encontrar a los primeros residentes.
La mayoría solo quería sus 15 minutos de fama y no eran conscientes del trabajo duro y la responsabilidad que implicaba, cree Dmitri Filíppov, jefe del proyecto “Casa bajo la Cúpula” y decano de la Facultad de Ingeniería de Carreteras de la NEFU. “Tuvimos un proceso de selección de tres etapas con médicos y psicólogos”, explica.
Finalmente, Vitali y su familia se mudaron a la casa el pasado 2 de diciembre. Afirman estar satisfechos con la experiencia. “Me presenté porque quería alejarme de la ciudad y estar más cerca de la naturaleza y las montañas”, dice. “Todavía conduzco al trabajo todos los días y lo único problemático es que si algo se rompe en la casa seré yo quien tenga que arreglarlo”.
Después de casi tres meses de experimento, los residentes y los científicos ya están viendo algunos resultados. “La primera y única observación que hicimos es que hay una diferencia de temperatura dentro y fuera de la cúpula”, dice Dmitri. “Resulta que una cúpula con una sola capa es una barrera significativa, que permite la preservación del calor solar y el calor generado por nuestra casa de madera”. Según Vitali, la máxima diferencia de temperatura entre el interior y el exterior de la cúpula era de 20ºC.
¿Pueden estas casas convertirse en una alternativa viable a las viviendas actuales? Es demasiado pronto para decirlo, piensa Dmitri. “Una cosa está clara: es caro. Solo puedo afirmar que esta tecnología puede ser de interés para aquellos que trabajan y viven en áreas con mucha lluvia, clima frío y vientos. Las cúpulas podrían utilizarse para proteger las canteras industriales, las plantas de minería y procesamiento, los módulos de producción y de vivienda para que la vida de los trabajadores industriales sea más segura y cómoda”, dice.
Está previsto que el experimento dure hasta finales de mayo y los resultados se conocerán entonces.