Una chaqueta de color rojo intenso
En los años 90, poseer una chaqueta roja era una cuestión de prestigio para todo jefe criminal. Hay que decir que en esta década los rusos apenas sabían nada de moda (¡aunque la belleza está en el ojo del espectador!) y el color brillante de la chaqueta hacía que fuera la “última moda” ante ojos poco sofisticados.
Además, solían ser chaquetas de importación, lo que las hacía caras y difíciles de conseguir. Los jefes criminales solían ponérsela para resaltar su estatus social como hombres ricos, que gastaban dinero en un conjunto extravagante.
Anillos dorados de sello y cadenas gruesas
Los jefes criminales rusos de los años 90 adoraban las joyas, y cuanto más caras, mejor. La cuestión de la estética era menos importante que el estatus que otorgaban esos enormes anillos y cadenas. Los anillos de sello se volvieron especialmente apreciados por los delincuentes, debido a su tamaño y a su estilo llamativo... ¡y por las marcas que dejaban en sus enemigos!
Muchos tatuajes
Todos los prisioneros en las cárceles rusas llevan su CV criminal tatuado en sus cuerpos. Es una especie de mensaje no verbal sobre el lugar que ocupaba una persona en la jerarquía criminal rusa. Un ojo entrenado de un policía o un compañero de prisión es capaz de leer fácilmente el mensaje.
Sobre ruedas
En los salvajes años 90, en Rusia cualquier gánster serio necesitaba contar con un coche. Hasta un Lada estaba bien. Sin embargo, había modelos especialmente queridos por los gánsteres. El VAZ-2009 era muy apreciado por su motor relativamente potente y su espacioso interior, donde cabían hasta cinco hombres.
Además el BMW 525i, el Volvo 940, el Jeep Grand Cherokee y el Chevrolet Tahoe eran modelos muy populares entre los gánsteres de los años 90. Sin embargo, el coche más deseado era el Mercedes S600. Era escandalosamente caro, así que solo podían permitírselo los jefes de la mafia. Lástima que a menudo volaba en pedazos en las calles de Moscú.
Comenzar un negocio legal
A finales de los “salvajes años 90”, el Estado de derecho comenzó a resurgir en Rusia. El crimen, la extorsión y la violencia descontrolada ya no se toleraban y las instituciones estatales ganaron suficiente poder para dejar fuera de juego a los gánsteres más notorios.
Empezar de nuevo lanzando nuevos negocios legales era la única manera de sobrevivir para aquellos criminales que se dieron cuenta de que permanecer en la sombra ya no era una opción viable.