Cómo el tamaño se ha convertido en un problema para Rusia

Natalia Nósova
Cuando vives en un país como el nuestro, la geografía influye en casi cada aspecto de la vida. ¿Cómo ha afectado el servicio postal a la forma de gobierno? ¿Por qué Rusia ha necesitado, al menos, 50 gobernadores incorruptibles?

¿Es Rusia un país europeo, en un sentido pleno de la palabra? Sin duda alguna. No solo desde la época de Pedro el Grande (siglo XVIII), sino desde el momento en el que la cultura rusa comenzó a tener influencia indirecta en el desarrollo de Europa, al detener el ataque del mongol Batu Khan a Occidente. En 1241, los mongoles llegaron a Hungría y estuvieron a punto de invadir el Sacro Imperio Romano. Para entonces el ejército de Batu se había extendido a través del vasto y extenso territorio de los rusos. Es como si Rusia se los hubiera tragado, despojando a los guerreros mongoles de su fuerza, algo que más tarde también les ocurrió a Napoleón y a la Alemania nazi.

Pero es precisamente el tamaño que hace que las cosas siempre puedan ir muy mal para Rusia, tanto es así que los mongoles ni siquiera lo querían. Habría sido mucho más fácil para los tártaros gobernar desde la capital de la Horda antes de que los príncipes rusos se las arreglaran y decidieran recuperar sus tierras. Por la misma razón los rusos tardaron 200 años en conseguir su propósito. Todos los principados de Rusia tenían el mismo tamaño que Bélgica (la región de Tver, por ejemplo, tenía unos 28.000 kilómetros cuadrados).

La distancia como maldición

Fue la geografía la que hizo prácticamente imposible tener otra forma de gobierno que la que tenemos hoy en día. Gobernar desde el centro era siempre una tarea gigantesca debido a las grandes distancias entre principados. Estamos acostumbrados a mirar el tamaño de los países desde fuera; pero veamos algunos ejemplos de cómo se siente Rusia desde dentro.

En los siglos XV y XVI, la distancia media entre los puntos de entrega en el principado de Moscú era de 45 a 110 km. Cuando se enviaban cartas desde Moscú a Europa, se tardaba un mes en llegar al interior de nuestras propias fronteras. Hasta el siglo XIX no hubo un servicio postal regular, para todos los civiles. Los paquetes salían de la oficina dos veces por semana.

Mensajero del siglo XVI.

En el primer cuarto de siglo se tardaba al menos dos días en ir desde Moscú a San Petersburgo. Y si el transporte era lento, al menos eran seis días. Los caballos viajaban entre 110 y 160 kilómetros diarios a una velocidad de 12-15 km/h y necesitaban períodos de descanso. Para entonces, Rusia tenía un territorio que iba desde Jabárovsk hasta las fronteras europeas. En 1805, el conde Fiódor Tolstói tardó un año entero en hacer un viaje de regreso desde el Lejano Oriente a San Petersburgo. Tuvo que atravesar el país tanto a pie como a caballo.

Diligencia postal rusa del siglo XIX.

¿Qué tiene que ver el sistema estatal con todo esto? Bueno, cuando una orden con decretos oficiales tarda un año entero en alcanzar el otro extremo del país, resulta necesario colocar diputados para gobernar sobre esas lejanas regiones. Estas personas eran las encarnaciones del poder estatal, encargadas de hacer cumplir los decretos del zar. Es fácil imaginar que estas personas se tomaban grandes libertades y mucho dependía de quiénes eran como personas, de sus principios morales.

Déficit de gobernadores honestos

El historiador y funcionario Nikolái Karamzín opinaba que el éxito en la manera de gobernar en Rusia dependía de la naturaleza de los gobernadores: “Instale 50 gobernadores honestos y habrá progreso”, afirmó. Al comparar el sistema estatal ruso con el de otros países, no hay que olvidar el tamaño: nuestro país es 26 veces más grande que Francia y 47 veces más grande que Alemania.

Historiador ruso, Nikolái Karamzín.

Algunos creen que comparar el tamaño de un país con el de otros no tiene sentido, pero hay que considerar cuán difícil es la tarea de gobernar en función del tamaño. Por ejemplo, es casi imposible llevar a cabo una reforma generalizada. En 1861, se abolió la servidumbre. Sí, oficialmente. Pasarían otros 20 años antes de que ocurriera en Irkutsk, en Siberia. Ese es el tiempo que tardó en llegar de una parte del país a otra.

El tamaño y las distancias también están invariablemente ligados a la criminalidad. Es fácil perderse, desaparecer en Rusia. Todavía hoy hay lugares sin un alma en cientos de kilómetros a la redonda. Cruzar el país en tren te llevará una semana. Es un paraíso para los criminales. Aquellos que acatan la ley siempre tienden a vivir en, o cerca, de una zona poblada. Las casas solitarias son más una excepción que la regla: puedes ser atacado por una banda o por un oso.

A los campesinos rusos también les habría resultado muy difícil ganarse la vida viviendo separados: la recolección de la cosecha se hace mejor cuando es parte de una obsschina (comuna). Ese espíritu comunitario impregnó toda la vida. No era algo exclusivo de los campesinos. La nobleza rusa también estaba unida por lazos comunales, la ayuda mutua y la cooperación.

‘Reunion de aldea’.

De modo que la geografía se ha convertido en una causa tanto para crear un sentido de unión entre los habitantes como para promover la centralización del poder. ¿Y qué hay del individualismo? ¿Qué hay de la lucha del individuo ruso por la autosuficiencia? Bueno, eso es porque en el fondo, estamos orientados a estar en grupo y amamos la vida en común y la cooperación amistosa, mientras que ese esfuerzo por aparentar independencia de espíritu está ahí para compensar, precisamente eso.

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