Rusia mostró su primera tripulación femenina de tanques este agosto en los Juegos del Ejército 2019 (Army Games 2019). Las damas tenían que operar los tanques militares turboalimentados, con motores similares a los utilizados en los aviones. Se trata de los T-80, que pueden derribar árboles y atravesar bosques a una velocidad de hasta 80 km/h.
La decisión de permitir que las mujeres operen estas máquinas fuertemente armadas fue criticada en los medios sociales. Uno de los usuarios de Internet llegó a decir que “¡Las mujeres nunca deberían subirse a un tanque! ¡¿Qué hará cuando las orugas de los tanques se rompan?! ¡Ni siquiera son lo suficientemente fuertes para operar las palancas y mecanismos de los tanques!”.
Anastasía Baránova, Marina Pushkariova y Daría Sirotenko refutan estas afirmaciones. Estas tres féminas fueron elegidas entre miles de candidatas para convertirse en las primeras mujeres rusas en formar parte de la tripulación de un tanque.
Cada una de ellas es una militar que hace un par de años no tenía nada que ver con los tanques o incluso con vehículos blindados ligeros. Todos ellas son médicos militares profesionales: una cirujana, una terapeuta y una farmacéutica. Sirvieron en los departamentos médicos del Ministerio de Defensa y expresaron su deseo de participar en una competencia para convertirse en miembros de la tripulación de un tanque.
Las pruebas de competencia exactas son mantenidas en secreto por el Ministerio de Defensa. Sin embargo, el departamento responsable declaró que se trataba de una serie de distintas pruebas: exámenes de conducción, psicológicos y de aptitud física. Cualquier militar que trabajara para el Ministerio de Defensa podía participar en el concurso.
Las tres mujeres que se ganaron el derecho a conducir los T-80 crecieron en familias de militares y desde el primer día quisieron unirse al Ejército. Una vez que surgió la oportunidad de obtener una segunda profesión militar y convertirse en miembro de la tripulación de un tanque, no lo dudaron mucho y decidieron arriesgarse.
Para aprender a conducir un tanque, estas damas tuvieron que vivir la vida típica de los soldados acuartelados en una de las divisiones de tanques del país. Todos los días se levantaban a las 6 de la mañana, iban a sus primeros entrenamientos físicos matutinos y sólo entonces se les permitía ir a desayunar. Inmediatamente después asistían a clases y cursos de manejo donde aprendieron a operar sus monturas: monstruos metálicos de 40 toneladas con armas capaces de penetrar edificios de ladrillo.
Según las chicas, trabajar como tripulantes de tanque no es nada fácil. Lo más difícil para ellas es cargar la munición dentro del blindado. Por ejemplo, cada proyectil (el más ligero pesa unos 19 kg) se carga manualmente. Así que cuando las chicas tienen que ir a los campos de tiro, deben cargar docenas de proyectiles ellas mismas.
Pero conducir, dicen, es igual de fácil y puede compararse con conducir un coche normal. Como dicen, el T-80 sólo tiene cuatro marchas que pueden cambiarse fácilmente. Es un vehículo estable en las curvas y que supera fácilmente terrenos escabrosos.
Estas señoritas no se parecen en nada a las típicas cuadrillas de tanquistas, ya que normalmente estos no superan los 170 cm de altura. La más baja de las chicas mide 170 cm de altura, y la más alta 185. Bien por el Ejército, eligió basándose en la calidad en el servicio en lugar de las posibilidades para ejercer una carrera como modelo.
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