Este vertedero atrajo la atención de los medios de comunicación la semana pasada cuando los habitantes de Novosibirsk acudieron en masa a un aparente lago de color turquesa brillante. Su propósito era hacerse fotos en un entorno que se asemeja a un resort de lujo extranjero.
Una central hidroeléctrica que posee esta “construcción hidrotécnica” (porque resulta no es un lago) se apresuró a explicar la naturaleza del tono turquesa del agua en el vertedero: es causado por su poca profundidad (1-2 metros) y la presencia de sales, calcio y varios metales oxidados en el agua.
La Siberian Energy Company también advirtió al público que no debían nadar en el agua, ya que “cualquier contacto con la piel podría provocar una fuerte reacción alérgica debido a su contenido mineral”.
Pero, ¿a quién le importa si uno puede hacer un selfie (aunque poco original) con el telón de fondo de las “Maldivas de Siberia”, verdad?
Pues sí. Después de que el “lago” fuese dado a conocer, más gente supo de su existencia y acudió en masa al lugar para hacerse fotos. La dirección de la planta tuvo que establecer un puesto de seguridad, veinticuatro horas al día, para desalentar a los posibles visitantes. Según se ha informado, ya se han rechazado a doscientos adictos al selfie.
Pero los rusos no serían rusos si un simple puesto de control de seguridad fuese a robarles la posibilidad de exhibirse con esta muestra de belleza de la naturaleza (o de las consecuencias de la industria). Así que, siguen publicando sus fotos en Instagram. Aquí están algunas de las mejores.
Una pequeña isla de Rusia sí aparenta ser las Maldivas. ¡Y sin compuestos tóxicos! Pincha aquí para verla.