El líder norcoreano Kim Jong-un mostró un gusto definitivo por la cocina rusa después de llegar hace dos días a Vladivostok, donde tenía previsto reunirse con su homólogo Vladímir Putin, informó la agencia de noticias TASS.
De hecho, la delegación del Jefe Supremo se fijó en la borsch (sopa de remolacha) y los pelmeni (bolas de masa rellenas), platos emblemáticos del país. El líder asiático también tuvo la oportunidad de probar el karavái, un pan de boda tradicional eslavo, mientras escuchaba la legendaria canción Katiusha.
Se dice que Kim Jong-un heredó la curiosidad por la cocina de su padre, Kim Jong-il. Este, durante su visita a Rusia en 2001, quiso probar el pan de cada ciudad que visitó durante su itinerario, pero también los imprescindibles pepinos encurtidos, el salo (tocino), los pelmeni, así como algún que otro vaso de vodka.
Cabe recordar que el actual líder de Corea del Norte llegó al Lejano Oriente ruso en su famoso tren blindado, marcando su primera visita al país, para reunirse con el presidente Vladímir Putin ayer, el 25 de abril.
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