El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró en 2016 que EE UU era la única superpotencia del mundo. “EE UU es una gran potencia, la única superpotencia que queda, supongo... y admitimos que estamos listos para trabajar con EE UU”, dijo Putin durante el Foro Económico de San Petersburgo. Entonces, podemos afirmar con seguridad que Rusia no es una superpotencia, ¿es así? Veamos otras opiniones.
Hay determinados líderes y politólogos que todavía se refieren a Rusia como una superpotencia. En julio de 2018 el canciller austriaco, Sebastian Kurz, calificó la cumbre entre Putin y Donald Trump de buena señal de “cooperación entre dos superpotencias”. Entonces, ¿quién tiene razón?
¿Qué es una superpotencia?
Esta pregunta parece un buen punto de partida para empezar a hablar del tema. Las definiciones difieren, pero la mayoría de los politólogos están de acuerdo en que para ser una superpotencia un país debe tener mucha influencia militar, económica, financiera, cultural e ideológica, y no solo entre sus vecinos más cercanos, sino en todo el mundo.
“Zbigniew Brzezinski cree que hay cuatro ámbitos necesarios para que un país sea una superpotencia: el militar, el económico, el científico-técnico y el cultural”, escribe Oleg Matvéichev, politólogo de la Escuela Superior de Economía de Moscú. Para influir en el mundo entero (y eso es lo que hacen las superpotencias) un país debe poseer las armas más modernas y tener una economía grande, pero al mismo tiempo, debe asombrar al mundo con sus maravillas culturales y científicas.
Oportunidades limitadas
¿Cumple Rusia estos criterios? En algunos campos Moscú tiene definitivamente algo de “superpotencia”. Por ejemplo, cuenta con una gran capacidad militar (47.000 millones de dólares en presupuesto de defensa, un arsenal nuclear a gran escala y las segundas fuerzas armadas más poderosas del mundo, según Business Insider).
Por otro lado, el peso de Rusia en la escena política internacional también es considerable. Es miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y tiene derecho a vetar todas las resoluciones importantes. Además, el país desempeña un papel importante en los asuntos europeos y, gracias a su posición activa en el conflicto sirio, también tiene mucho peso en Oriente Medio. Sin embargo, el potencial económico no es tan grande como el de EE UU. El país eslavo tiene el 11º PIB más grande del mundo, es sin duda un país importante, pero no necesariamente una superpotencia.
Los datos mencionados limitan el papel global de Rusia. “Solo hay un parámetro que prueba que Rusia es una potencia global: los recursos de defensa. En otros campos no somos tan poderosos como nos gustaría y eso provoca muchas preguntas sobre el papel de nuestro país en el siglo XXI”, declaró a Kommersant Alexánder Dinkin, presidente del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales.
Washington se siente solo en la cima
Pero no siempre ha sido así y durante la segunda mitad del siglo XX, la URSS desafió a EE UU en todo el mundo. Rivalizaban en todos los campos, ya fueran militares, políticos, económicos o culturales.
“Después de dos guerras mundiales devastadoras, la comunidad mundial se encontró en una situación estable y muy anormal, en términos históricos. Dos Estados dominaban el mundo y eran incomparables a cualquier otro en poder”, declaró Fiódor Lukiánov, editor jefe de la revista Rusia en Asuntos Internacionales, en una entrevista. Este orden mundial bipolar definió el período de la Guerra Fría.
“Fue entonces cuando se acuñó el término ‘superpotencia’, para distinguir esos gigantescos poderes de los llamados ‘grandes poderes’ del siglo XIX”, añadió Lukiánov. El último término hacía referencia al Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, etc. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX solo había dos superpotencias. Tras el final de la Guerra Fría, una de ellas dejó de existir y aunque Rusia heredó algunos de sus activos (estatus nuclear y posición en el Consejo de Seguridad de la ONU), “su influencia siguió siendo grande, pero ya no era única”, explicó el experto.
Parece que Vladímir Putin tiene razón. Aunque Rusia es uno de los principales actores de la escena internacional, no es una superpotencia como EE UU. Pero, ¿podrá este último país seguir siendo el más poderoso del mundo o perderá su trono, como le sucedió a la URSS? Solo el tiempo podrá esclarecer esta pregunta, pero hay una cosa segura: nadie se queda en la cima para siempre.
Aquí te explicamos algunas cuestiones clave sobre el antiamericanismo de los rusos.