La minería de oro en Rusia se remonta a la Edad Media, cuando se llevaba a cabo tanto a escala industrial como privada. No existían restricciones para las personas entusiastas de la prospección de metales preciosos.
Al igual que EE UU, el Imperio ruso vivió varias “fiebres del oro” en el siglo XIX, pero en el caso del país eslavo estallaron en Siberia y los Urales. Miles de buscadores se desplazaron hasta yacimientos de oro recién descubiertos y buscaron oro incluso dentro de los límites de las ciudades siberianas.
En el Imperio ruso, el Estado no sólo no hizo nada para obstaculizar la labor de los mineros de oro, sino que, de hecho, hizo todo lo posible para apoyarlos, exigiendo sólo a cambio que pagaran los correspondientes impuestos.
Después de la llegada al poder de los comunistas, los particulares tampoco fueron excluidos de la extracción de oro: se les permitió trabajar en los vertederos de desechos mineros.
En la URSS, a nadie le importaba cómo un individuo había obtenido el oro que vendía al Estado, lo que fomentaba el robo y otras actividades criminales. Se robaron kilogramos de oro de empresas mineras auríferas, a pesar de que el delito era punible con la pena de muerte. Al final, en 1954, una ley prohibió a los particulares la extracción de oro.
La prohibición se mantuvo en vigor durante más de 60 años, con una breve interrupción entre 1992 y 1998. Es sólo recientemente que el Gobierno ha decidido permitir que emprendedores particulares con ciudadanía rusa se dediquen a la extracción de oro, aunque con una serie de restricciones.
Una vez obtenida la licencia, los mineros individuales pueden probar suerte en parcelas pequeñas (menos de 0,15 metros cuadrados) alquiladas por un período de cinco años y con depósitos de oro de no más de 10 kg. También se les prohíbe el uso de explosivos.
Hasta ahora, este tipo de minería de oro sólo se permitirá en el territorio de la Región de Magadán, en el Lejano Oriente de Rusia, que fue seleccionada para un proyecto piloto. Ese territorio, con su gran número de pequeños depósitos de oro de aluvión no presenta interés para las grandes empresas.
Sin embargo, uno no tiene que convertirse en empresario o arrendatario para sentirse como un verdadero buscador de oro. Existen una serie de “excursiones mineralógicas” especializadas a los Urales, en las que la gente pasa un tiempo buscando oro y piedras preciosas.
“Esas pepitas de oro brillan con los rayos de sol, y, en verdad, creo que uno puede contagiarse de la fiebre del oro”, cuenta una participante en estos viajes, Elena Pajómova.
Dicho esto, las excursiones son para divertirse y no para enriquecerse. Todos los minerales encontrados deben ser entregados al Estado, de lo contrario uno puede ser multado con hasta medio millón de rublos (8.000 dólares). Los turistas sólo pueden quedarse con la pirita mineral, que parece oro, como recuerdo.
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