Una misteriosa criatura encontrada en una pequeña ciudad de los Urales, Alioshenka, no vivió una vida feliz ni larga. La gente todavía discute sobre qué o quién era.
Natalia NósovaEn el verano de 1996, la pequeña ciudad de Kishtim (1.764 km al este de Moscú), en la región de los Urales, fue testigo de una escena extraña. Una mujer jubilada, Tamara Prosvírina, caminaba por la calle con algo cubierto por una manta, y le hablaba.
“Ella nos decía: ‘Es mi bebé, Alióshenka [abreviatura de Alexéi], pero nunca lo demostró”, recuerdan los lugareños. En realidad, Prosvírina tenía un hijo llamado Alexéi, pero en aquella época era ya un adulto, y en 1996 cumplía condena por robo. “Así que decidimos que la mujer se había vuelto loca, que hablaba con un juguete pensando que era su hijo”.
De hecho, Prosvírina tenía problemas mentales, varios meses después fue enviada a una clínica para ser tratada por esquizofrenia. La cosa que transportaba entre los pliegues de la manta, sin embargo, no era un juguete, sino una criatura viva que había encontrado en el bosque, cerca de un pozo.
Los que vieron a Alióshenka en vida lo describieron como un humanoide de 20-25 centímetros de altura. “Cuerpo castaño, sin pelo, grandes ojos salientes, moviendo sus pequeños labios, haciendo sonidos chirriantes...”, según Tamara Naumova, amiga de Prosvírina que había visto a Alióshenka en su apartamento, y que más tarde se lo contó a Komsomólskaia Pravda. Su aspecto de cebolla no parecía humano en absoluto.
“Su boca era roja y redonda, nos miraba...”, asegura otro testigo, la nuera de Prosvírina. Según ella, la mujer alimentaba al extraño “bebé” con requesón y leche condensada. “Parecía triste, yo sentía dolor al mirarlo”, recordó la nuera.
Los relatos de los locales no coinciden. Por ejemplo, Viacheslav Nagovski mencionó que el enano era “peludo” y tenía “ojos azules”. Nina Glazírina, otra amiga de Prosvírina, declaró: “Lo vi cuando estaba de pie, cerca de la cama, con aquellos grandes ojos”, y también mencionó su vello. Otros dicen que el humanoide no tenía pelo.
En lo único en lo que estaban de acuerdo era en que Alióshenka “parecía un extraterrestre de verdad”. Por otro lado, los testimonios de personas como Nagovski y Glazírina son poco fiables: ambos eran borrachos (como la mayoría de los otros amigos de Prosvírina) y más tarde murieron de alcoholismo.
El periodista Andréi Loshak, que hizo la película El enano de Kishtim, citó a los lugareños: “Tal vez Alióshenka fuese un humanoide [extraterrestre], pero en ese caso cometió un error al aterrizar en Kishtim”. Suena a verdad: la ciudad de 37.000 habitantes no es exactamente el paraíso. Incluso sin no se tiene en cuenta a los alcohólicos locales.
En 1957, Kishtim se enfrentó al primer desastre nuclear de la historia soviética. El plutonio explotó en Mayak, una central nuclear secreta cercana, volando la tapa del reactor, hecha de hormigón y que pesaba 160 toneladas. Es considerado el tercer accidente nuclear más grave de la historia, detrás de Fukushima en 2011 y Chernóbil en 1986. La región y su atmósfera quedaron gravemente contaminados.
“A veces los pescadores atrapan peces sin ojos ni aletas”, comenta Loshak. Por lo tanto, la teoría de que Alióshenka fuese un mutante humano deformado por la radiación también ha sido siempre una explicación popular.
Un día, sucedió lo inevitable. Los vecinos de Prosvírina llamaron al hospital y los médicos se la llevaron. Ella protestó y quiso quedarse con Alióshenka, argumentando que, sin ella, aquel ser moriría. “¿Pero cómo podían creer las palabras de una mujer con esquizofrenia aguda?”, se encoge de hombros el paramédico local.
De hecho, el prodigio de Kishtim murió sin nadie que lo alimentara. Cuando se le pregunta por qué no visitó a Alióshenka ni llamó a nadie, la amiga de Prosvírina, Naúmova, responde: “Bueno, maldita sea, ¿sois muy listos, no? ¡No estaba en el pueblo!” Cuando regresó, la pequeña criatura ya había muerto. La más que probablemente demente Prosvírina fue la única que lloró por él.
Con Prosvírina fuera de escena, un amigo encontró el cuerpo e hizo una especie de momia: “lo lavó con alcohol y lo secó”, escribió un periódico local. Más tarde, el hombre fue arrestado por robar cable y acabó por mostrar el cuerpo a la policía.
“Vladímir Bendlin fue la primera persona que trató de darle sentido a esta historia mientras estaba sobrio”, dice Loshak. Un policía local, Bendlin, confiscó el cuerpo de Alióshenka al ladrón. Su jefe, sin embargo, no mostró ningún interés en el caso y le ordenó “olvidar esa tontería”.
Pero Bendlin, a quien Komsomólskaia Pravda llamó irónicamente “el Fox Mulder de los Urales”, comenzó una investigación por su cuenta, con Alióshenka guardada en su nevera. “Ni me preguntes qué opinaba mi esposa al respecto”, dijo con gesto adusto.
Bendlin no confirmó ni refutó los orígenes extraterrestres del misterioso enano. Un patólogo local declaró que no era humano, mientras que un ginecólogo afirmó, por el contrario, que era simplemente un niño con terribles deformaciones.
Entonces Bendlin cometió un error: entregó el cuerpo del enano a unos ufólogos, que se lo arrebataron y nunca lo devolvieron. Después de eso, las huellas de Alióshenka se perdieron por completo, con algunos periodistas buscándolos durante más de 20 años.
El cuerpo de Alióshenka aún no ha sido encontrado, y es poco probable que jamás lo sea. Su “madre”, la jubilada Prosvírina, murió en 1999, atropellada por un camión en plena noche. Según los lugareños, había estado bailando en la carretera. La mayoría de los que la conocían también han muerto. A pesar de esto, científicos, periodistas e incluso psíquicos siguen discutiendo sobre quién (o qué) era, ofreciendo versiones muy extrañas: desde que se trataba de un alienígena a en realidad era un enano de cuento.
Sin embargo, los expertos serios siguen siendo escépticos. Algo parecido a Alióshenka, una momia humanoide encontrada en Atacama, Chile, tiene su misma apariencia, pero se demostró en 2018 que se trataba de los restos de un humano cuyo fenotipo fue causado por mutaciones genéticas raras, algunas desconocidas hasta entonces. Lo más probable es que el enano de Kishtim tampoco fuera un extraterrestre.
En Kishtim, sin embargo, todo el mundo todavía lo recuerdan, y su sombrío destino. “El nombre Alexéi es ahora extremadamente impopular en la ciudad”, informa Komsomólskaia Pravda. “¿Quién quiere que se burlen de su hijo llamándolo enano de Kishtim en la escuela?”
Este artículo forma parte de la serie Expendiente X en Rusia, en la que Russia Beyond explora los misterios y fenómenos paranormales relacionados con Rusia. ¿Quieres leer sobre el Yeti ruso, barcos fantasma rusos o avistamientos de OVNIS en Rusia? ¡Pincha en los enlaces!
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