Esta frase forma parte de un proverbio que dice: “No todo es Máslenitsa para el gato, que también habrá Cuaresma”. Hace falta recordar cuándo y cómo se celebra Máslenitsa o la semana de Carnaval. Durante siete días la gente se divierte, cocina bliní (tortitas) con diversos rellenos y termina la despedida del invierno quemando una efigie de Máslenitsa. Y al día siguiente comienza la Gran Cuaresma, durante la cual la gente se olvida de las diversiones, se abstiene de carne y lácteos y dedica su tiempo a la oración.
Por tanto, la expresión implica que a las fiestas les sigue la vida cotidiana, y a una racha de suerte le puede seguir otra de mala suerte.
El dramaturgo Alexánder Ostrovski tituló una de sus obras No todo es Máslenitsa para el gato. Según el trama, un rico comerciante y su sobrino pobre cortejaban a una chica pobre. Ésta, por razones mercantiles, elige al mercader. Pero su madre no quería un novio así para ella, pues se decía que el rico era un déspota. Cuando la madre se enteró de que el sobrino del mercader había recibido una gran suma de dinero, dio su consentimiento para que se casara con su hija. El comerciante se indignó ante tal decisión, a lo que recibió como respuesta: “No todo es el Máslenitsa para el gato, que también habrá Cuaresma”.
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