Antiguamente, se llamaba "seno" al espacio entre el pecho y la ropa. En aquellos tiempos en los que casi no existían los bolsillos, las cosas más valiosas se llevaban justo en el seno. Había incluso rituales especiales sobre esto: por ejemplo, en la provincia de Perm los padres bendecían a su hijo, que iba a marcharse de casa, y luego escondían un icono en su seno.
La expresión “como en el seno de Cristo” (как у Христа за пазухой/kak u jristá za pázujói) implicaba que una persona estaba bajo la protección de su principal protector, literalmente como en el paraíso. Al describir la vida en casa de sus padres, las niñas podían decir: “En el seno de madre y padre hace calor incluso cuando hace mucho frío”. “Te secaré y te daré calor; curaré tus heridas, ya ves, te has hecho daño en las manos. Vivirás conmigo como en el seno de Cristo, comerás bien y dormirás aún mejor”, - convencía a su padre la protagonista del cuento de Iván Turguénev El rey Lear de la estepa.
Pero si una persona cercana te engañaba y perdía tu confianza, se podía decir: “Tienes una serpiente en el seño”.
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