Cómo criar a tu descendencia: 12 reglas de Catalina la Grande para hacerlo (bien)

Dennis Dugan/Universal Pictures, 1990; Fiodor Rokotov/Galería Tretiakov
No los envuelva demasiado caliente, no los sobrealimente ni restrinjas su juego. La emperatriz escribió varias instrucciones para los tutores de su nieto, el futuro emperador Alejandro I, que siguen siendo importantes hoy en día.

Las tradiciones para criar a los herederos al trono en Rusia se han ido formando a lo largo de los siglos: Los príncipes eran mimados y envueltos en pieles, hacían hasta cinco comidas al día y no existía un límite en la cantidad de dulces que podían comer. Sin excepción, sus niñeras y tutores les hablaban amablemente y nunca los castigaban. Tenían grandes cantidades de juguetes y continuaron “jugando” cuando crecieron, basta recordar el “Ejército de Juguete” de jóvenes soldados de Pedro I.

La joven alemana que conocemos como Catalina II no pudo ejercer ninguna influencia en la forma en que su hijo, el emperador Pablo I, fue criado. Pero ella dejo claro el hecho lamentable de que su salud y carácter eran defectuosos y que su educación era la culpable.

Sin embargo, cuando Catalina II se convirtió en gobernante indiscutible de Rusia, decidió intervenir en la educación de su nieto favorito (el futuro zar Alejandro) y de su hermano Constantino. En 1784, la emperatriz emitió su propio edicto imperial: “Instrucciones sobre la crianza de los grandes duques Alejandro y Constantino”. Lo más importante que los niños debían adquirir era “una comprensión adecuada y clara de las cosas y un cuerpo y una mente sanos”.

Ropa

La ropa debe ser tan simple y ligera como sea posible. “Que la ropa de Sus Altezas en verano e invierno no sea demasiado abrigada, ni pesada, ni apretada, especialmente no en el pecho.”

Comida

Los alimentos deben ser simples y preparados sin especias, con una pequeña cantidad de sal. Si los niños tienen hambre entre la comida y la cena, dales un trozo de pan y en verano sustituye una comida por bayas o fruta. “No deben comer cuando estén llenos ni beber cuando no tengan sed; y no deben ser atiborrados con comida o bebida cuando estén saciados”.

Catalina también recomienda que a los niños no se les ofrezca vino a menos que lo prescriba un médico...

Aire fresco

La Emperatriz aconseja ventilar la habitación de los niños, especialmente por la noche. En invierno, su habitación no debe ser calentada en exceso. La temperatura no debe ser superior a 13-14 grados en la escala de Réaumur (unos 16-17 grados centígrados, o 61-63 Fahrenheit).

Y, por supuesto, los niños deben pasar más tiempo fuera “para que en verano e invierno Sus Altezas pasen tanto tiempo como sea posible al aire libre”.

Endurecerse y bañarse

La emperatriz señala que tomar un baño de vapor y bañarse en agua fría después tiene un efecto beneficioso para la salud de los niños. Para prevenir los resfriados, recomienda lavarles los pies con agua fría y, en general, no tener miedo de que un niño se moje los pies. “En verano, deben nadar tanto como deseen, siempre que no hayan sudado antes”.

Dormir

El consejo de Catalina es que los niños no deben dormir en camas de plumas suaves y que sus edredones deben ser ligeros. Sus cabezas no deben ser envueltas durante el sueño y deben ser acostados y despertados temprano. “Entre ocho y nueve horas de sueño parece correcto.” Los niños deben ser despertados sin ser sobresaltados, pero siendo llamados quedamente por sus nombres.

Juegos

No se debe restringir el juego de los niños. “Se les debe animar a hacer ejercicio y juegos de todo tipo compatibles con su edad y sexo; ya que el ejercicio confiere fuerza y salud al cuerpo y a la mente”. Además, los adultos no deben interferir en los juegos de los niños si los propios niños no les piden que se involucren. “Dar a los niños completa libertad de juego hará más fácil descubrir su carácter y sus tendencias.”

No dejen a los niños ociosos, pero tampoco los obliguen a estudiar y alimenten constantemente su curiosidad con diferentes actividades.

Medicamentos

“No les dé ningún medicamento sin no surge una necesidad extrema de ello” La Emperatriz juzgó muy progresivamente y de forma muy apropiada que es mejor cuidar la salud de un niño que darle interminablemente medicinas que sólo atraerían nuevas enfermedades. Además, las jóvenes constituciones experimentan frecuentemente escalofríos o fiebres. La Emperatriz lo atribuye a la edad y cree que estas cosas pasarán sin la intervención de médicos.

El dolor causado por lesiones, quemaduras de sol y ese tipo de cosas vale la pena tratarlas, por supuesto. Pero debe hacerse sin prisa para que los niños aprendan a ser resistentes.

Enseñar valores morales

Es una simple regla que un niño debe ser alabado por su buen comportamiento y logros, y por su mal comportamiento debe ser avergonzado. “Ningún castigo puede ser útil para los niños si no se combina con hacerles sentir vergüenza por el hecho de que se han comportado mal.” Los niños deben ser motivados a comportarse bien para que puedan ganase amor y elogios.

Por mucho que se les castigue, no pueden ser educados adecuadamente sin un ejemplo personal. “Los cuidadores no deben hacer frente a sus pupilos lo que no quieren que los niños copien y los malos y nefastos ejemplos deben mantenerse alejados de la vista y el oído de Sus Altezas”.

“Las mentiras y la deshonestidad deben ser prohibidas tanto para los niños como para los que los rodean y las mentiras no deben ser empleadas ni siquiera en bromas, sino que los niños deben ser alejados de la falsedad.”

Lágrimas

Los niños lloran por dos razones: 1) por la inflexibilidad y 2) por la sensibilidad y la tendencia a quejarse. Pero ni una ni otra deben ser alentadas. Los niños no deben buscar conseguir lo que quieren empleando lágrimas. Se debe enseñar a los niños a “soportar lo que les aflige con paciencia y sin quejas”.

“Desde la infancia, la voluntad de los niños debe estar subordinada al sentido común y a la justicia”.

Preocupación por los que les rodean

Los niños no deben ser golpeados o reprendidos y, de la misma manera, nadie debe ser golpeado o reprendido en su presencia. Además, no se les debe permitir maltratar a animales o insectos. También hay que enseñarles a cuidar lo que les pertenece, ya sean animales o plantas en maceta.

“El punto principal de la instrucción de los niños debe ser inculcarles el amor por sus semejantes”.

Miedos

En la infancia, los niños deben ser protegidos de lo que les asusta, y no deben ser asustados deliberadamente. Posteriormente, pueden ser cuidadosamente confrontados con sus miedos o hacer un intento de convertir sus miedos en una broma.

Buenos modales

“Enseñe a los niños buenos modales; los buenos modales se basan en no tener ni a uno mismo ni a sus semejantes en baja estima”, escribió Catalina.

Según ella, cuatro cosas son completamente contrarias a los buenos modales:

1. Una mala educación innata que no aprecia las tendencias, la constitución física o la condición de las personas sin un sentido de superioridad.

2. El desprecio y la falta de respeto a las personas que se manifiesta en las miradas, las palabras, las acciones y el comportamiento.

3. Condena de las acciones de los seres humanos a través de palabras y burlas, discusiones deliberados y constantes desacuerdos.

4. El hábito de las argucias mezquinas que siempre, sin importar lo que pase, encuentra una excusa para poner reparos, condenar y criticar; por el contrario, una muestra excesiva de modales es insufrible en la sociedad.

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