21.000 millones de dólares salieron de Rusia entre 2011 y 2014, vía Moldavia y Letonia con un esquema de lavado de dinero expuesto por el Proyecto para Informar sobre Crimen Organizado y Corrupción (OCCRP) y el diario Nóvaya Gazeta.
Una serie de compañías ficticias firmaron contratos de préstamo falsos con compañías rusas y moldavas que actuaban como avalistas y luego fueron “forzadas” a volver a pagar estos préstamos- que no existían- basándose en sentencias judiciales. Así el dinero salió de Rusia como si fueran pagos por préstamos.
Anteriormente se han utilizado métodos más sofisticados de lavar dinero.
Los largometrajes – habitualmente de muy baja calidad- se creaban en estudios independientes sin intervención estatal. Para los trabajadores de la industria, las cooperativas de cine se convirtieron en una fuente de ingresos durante los años de la perestroika y principios de los años 90, mientras que para los emergentes “nuevos rusos”, era una manera de lavar grandes sumas dinero obtenidas en actividades ilícitas.
El dinero negro se convirtió en una fuente importante de la financiación del cine. “Las cooperativas eran una buena manera de hacer efectivo el capital. El mecanismo era simple: un oligarca o un bandido entregaban un millón para hacer una película. Una vez que el dinero estaba en efectivo, el director devolvía entre 900.000 y 950.000 al sponsor y hacía una película con el resto del dinero”, recuerda Andréi Smirnov, director de la Unión de Cinematógrafos durante la perestroika, en un documental sobre la historia del cine ruso.
Con el inicio de la privatización ya no era necesario lavar dinero a través de las películas y las cooperativas de producción de cine cayeron en decadencia.
El banco había utilizado un esquema que suele ser más habitual en las pequeñas y medianas empresas: los directores utilizaron a sus subordinados para retirar fondos. Las limpiadoras y los guardias de seguridad recibían créditos ficticios de hasta cinco millones de euros y prometían que la deuda solo existiría en papel. Los managers retiraban el dinero y la deuda quedaba registrada en los libros de contabilidad del banco y en el historial crediticio de los trabajadores.
En 2013 se detuvo a un grupo de defraudadores que habían lavado un total de 180 millones de dólares haciendo efectivo dinero de maternidad.
El capital de maternidad es una ayuda estatal para las familias. Se entrega a las familias que hayan tenido, o adoptado, un segundo niño después del 1 de enero de 2007. El dinero sirve para mejorar la situación o para cubrir los gastos educativos de uno de los hijos.
Según el Ministerio del Interior, un grupo criminal compuesto por más de 400 firmas comerciales reunión información sobre familias disfuncionales y las invitó a hacer efectivo los certificados de maternidad.
Los defraudadores cerraban créditos especiales equivalentes al capital de maternidad (unos 6.500 dólares) con mujeres, alegando que iban a adquirir una vivienda. Entonces los criminales adquirían una propiedad en nombre de las madres, por una cantidad menor de la declarada, y entregaban a las agencias estatales los documentos que acreditaban la compra.. En base a estos documentos se pagaba la ayuda económica a la madre. Los defraudadores entregaban parte del dinero a la familia y se quedaban con el resto.
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