Cristo no tiene nimbo, sino que, en su lugar, se representa una cruz detrás de él. El rostro y la cabellera del Salvador, así como sus ropas y los medallones que lo rodean, están pintados de oro: transmiten la luz divina que irradia. Una de las inscripciones del icono reza: “REY DE LA GLORIA”. Es decir, se representa a Cristo triunfante, victorioso sobre la muerte. Pero, al mismo tiempo, como mártir.
El icono fue pintado por un artista desconocido a finales del siglo XII y principios del XIII, antes incluso de la invasión tártaro-monol en Rusia. Y ha sobrevivido milagrosamente hasta nuestros días. Los investigadores creen que estaba destinado a la oración personal de uno de los grandes príncipes del Principado de Vladímir o de miembros de su familia.
El título “Cristo de los cabellos de oro”, con el que se conoce el icono, apareció muy probablemente en el siglo XIX y está relacionado no con las normas aceptadas de iconografía, sino con las características artísticas de la imagen.
En el siglo XVI, el icono fue transportado de Vladímir a Moscú. Y, desde entonces, se conserva en la Catedral de la Asunción del Kremlin de Moscú. Actualmente, junto con otros santuarios y objetos antiguos, puede verse en la exposición Fénix ruso. Tierra de Súzdal, en el Kremlin de Súzdal.
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