1. ‘La infancia de Iván’ (1962), director Andréi Tarkovski
Cuando Tarkovski presentó el guion a un grupo de encargados de los estudios Mosfilm, todos pensaron que la película trataría sobre el joven explorador de reconocimiento Iván, que perdió a todos sus seres queridos en la guerra y se convirtió en una especie de “hijo del regimiento”. Una vez rodada la película, se hizo evidente lo equivocados que estaban.
La infancia de Iván, con sus ritmos neuróticos y el punto de vista narrativo de un niño con una psique irremediablemente dañada, no se parecía en nada a un drama bélico patriótico. Y, mientras los críticos soviéticos seguían escribiendo sobre una “infancia devastada por la guerra”, Jean-Paul Sartre fue el único que se atrevió a describir con precisión las extrañas emociones que evocaba la película: “...En la guerra, todos los soldados están locos, este niño monstruo es un testimonio objetivo de su locura, porque es el que ha llegado más lejos”.
El primer largometraje de Tarkovski fue una de sus películas de mayor éxito comercial, vendiendo 16,7 millones de entradas sólo en la URSS. En el extranjero, la película ganó un León de Oro en Venecia y un Premio Golden Gate en el Festival Internacional de Cine de San Francisco, así como más de 15 premios más en diferentes países.
2. ‘Cuando pasan las cigüeñas’ (1957), director Mijaíl Kalatozov
Esta es una historia sobre dos personas enamoradas cuya felicidad se ve destruida por la guerra. En 1958, Cuando pasan las cigüeñas recibió la Palma de Oro en el Festival de Cannes y el director de fotografía Serguéi Urusevski y la actriz Tatiana Samoilova fueron invitados inmediatamente a Hollywood. La película no embellece la realidad soviética ni retrata a un “pueblo fuerte” que se enfrenta a una guerra terrible, ya que carece del heroísmo y el didactismo característicos de las películas de la época. En cambio, muestra las dificultades de la guerra en el frente interno y en la vida de la gente común con sus experiencias personales. Es una película humana, apasionada y conmovedora con un final paradójicamente feliz. También es emblemática del comienzo del deshielo de Jruschov.
3. ‘Guerra y Paz’ (1966), director Serguéi Bondarchuk
Esta película épica sobre la sociedad rusa durante las guerras contra Napoleón, basada en la novela homónima de Lev Tolstói, ganó un Oscar y una docena de premios internacionales. Fue el primer Oscar concedido a un largometraje soviético y una de las películas más caras jamás realizadas.
Bondarchuk siguió de cerca las intenciones de Tolstói en su reelaboración de la novela, por lo que la realizó en cuatro entregas y el rodaje se prolongó durante seis años enteros. De hecho, su ritmo excesivamente largo y lento fue lo que se criticó de Guerra y Paz. Pero, al mismo tiempo, la escala de las secuencias -miles de personas fueron contratadas como extras y unidades militares enteras participaron en el rodaje- es impresionante incluso para los estándares modernos.
4. ‘Urga, el territorio del amor’ (1992), director Nikita Mijalkov
Esta coproducción soviético-francesa nació de la idea de realizar un documental sobre las tribus nómadas de Mongolia en China, y se convirtió en un largometraje con un argumento casi ridículo: Un mongol de la estepa va a la ciudad a comprar preservativos porque, por ley, no puede tener más de tres hijos. Regresa a su estepa natal sin los preservativos, pero con un televisor, una gorra y una bicicleta e inmediatamente va a realizar un ritual de amor.
Los actores aficionados interpretan los papeles principales y sólo hay un profesional en todo el reparto. Quizá por eso la película es tan sincera: el viaje del mongol nómada al mundo de la gran ciudad se convierte en una conmovedora reflexión sobre el destino de los pueblos nómadas y sus tradiciones. La película ganó un León de Oro en Venecia, el premio nacional ruso Nika y el premio de la Academia de Cine Europeo a la mejor película europea y fue nominada al Oscar.
5. ‘Quemado por el sol’ (1994), director Nikita Mijalkov
Los acontecimientos de Quemado por el sol se desarrollan en la víspera de las represiones masivas estalinistas. Es un soleado día de verano de 1936. Todo el país está celebrando el aniversario del programa de construcción de dirigibles de Stalin y la familia de un “verdadero comunista”, uno de los favoritos del propio Stalin, está pasando el día de forma perfectamente idílica en su dacha. Hasta que aparece un invitado inesperado.
Es la única película en lengua rusa sobre el “Gran Terror” que ha ganado simultáneamente un Oscar (mejor película en lengua extranjera) y el Gran Premio de Cannes. La película no es de denuncia, afirmaron sus creadores, sino que está impregnada del alto dramatismo que caracterizó la forma de vivir del pueblo soviético. Historia, amor, tragedia, pasión, nostalgia, odio de clase... en Quemado por el sol hay dramatismo a raudales.
6. ‘El regreso’ (2003), director Andréi Zviágintsev
La ópera prima de Andréi Zviágintsev fue recibida con elogios en Occidente, donde el director fue apodado sucesor de Andréi Tarkovski. Recibió cinco premios en el Festival de Venecia, incluido el principal, el León de Oro. También recibió dos premios FIPRESCI, uno en Palm Springs y otro en Tesalónica.
Este austero drama de dos hermanos y el inesperado regreso de un padre al que los dos no han visto desde hace tanto tiempo que podría considerarse su primer encuentro no trata del feliz reencuentro de una familia rota. Realizan un viaje en coche psicológicamente casi insoportable, pero el dónde y el por qué son cosas que los chicos no aprenden hasta el final. Los críticos dijeron que la película marcaba el tan esperado regreso del cine ruso al arte con mayúsculas, mientras que desde ese momento los principales festivales de cine del mundo siguen la pista a la obra del director.
7. 'Fausto' (2015), director Alexánder Sokurov
La película es la culminación de la monumental tetralogía de Sokurov sobre los tiranos del siglo XX, que incluye también Moloch, Taurus y El Sol. Proporciona la clave de las tres primeras partes: todos los protagonistas se parecen a Fausto en el sentido de que pactan interiormente con el Diablo. Pero este Fausto se aleja notablemente del personaje clásico creado por Goethe.
La historia se centra en el interés amoroso entre Fausto y Margarete, pero se prescinde de las líneas argumentales tradicionales y se dota a la leyenda de Fausto de nuevas variaciones y temas. La película es sobre todo la historia de la caída de un alma a los infiernos y de los límites de los que es capaz el ser humano. Rodada en alemán, la película ganó un León de Oro en Venecia, un premio de la asociación católica SIGNIS, el premio digital del Festival de Cine del Futuro y el premio nacional ruso Nika.
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