10 huevos Fabergé de la colección de Museos del Kremlin de Moscú (Fotos)

Cultura
ALEXANDRA GÚZEVA
Se trata de unos regalos únicos de Pascua, que el último zar ruso preparó para su mujer y su madre. Actualmente se consideran obras maestras de la joyería.

El emperador Alejandro III encargó en 1885 el primer huevo al joyero para la Pascua de ese año. Presentó la sorpresa a su esposa, la emperatriz María Fiódorovna. Su hijo Nicolás II mantuvo la tradición: los regalaba cada año no sólo a su madre, sino también a su esposa Alexandra Fiódorovna. La firma Fabergé fabricó un total de 52 huevos imperiales. Muchos de ellos fueron vendidos por los bolcheviques en el extranjero y ahora se conservan en museos de todo el mundo, algunas se han perdido, pero estas diez obras maestras permanecieron en posesión del Estado y constituyen la colección de los Museos del Kremlin de Moscú.

1. Memoria de Azov, 1891

Este huevo neorrococó fue creado en el taller del joyero Mijaíl Perjin por encargo de Alejandro III. Este regalo de Pascua era un recordatorio del viaje de nueve meses a Oriente realizado por los hijos del zar (incluido el heredero al trono, el futuro emperador Nicolás II). La sorpresa dentro del huevo es una réplica en miniatura del acorazado Azov, en el que viajaron los zares. El barco está ejecutado en oro y platino y está colocado en una placa de aguamarina de color agua de mar, en un marco de oro con un lazo. El huevo está hecho de una piedra de heliotropo de color verde oscuro, que recuerda a las profundidades del mar.

2. Reloj-huevo "Ramo de lirios", 1899

Este huevo de oro es uno de los 20 que Nicolás II regaló a su esposa, la emperatriz Alexandra Fiódorovna, como una auténtica declaración de amor. Además de los lirios (símbolo de pureza e inocencia), el huevo está coronado con una corona de rosas doradas (símbolo del amor). Una esfera de esmalte blanco con números de diamantes giraba horizontalmente y una aguja de reloj de oro tachonada de diamantes en forma de flecha de Cupido indicaba la hora.

3. Tren siberiano, 1900 

Uno de los pocos huevos que nunca han salido de Rusia marca la finalización del tramo principal del ferrocarril Transiberiano, un acontecimiento importante para el país. Este regalo de Pascua también conmemora el hecho de que el futuro emperador Nicolás II estuvo presente en la construcción durante su viaje a Oriente.

El huevo está forrado de terciopelo en el interior y adornado en el exterior con esmalte y una amplia banda de plata en la que está grabado un mapa del ferrocarril Transiberiano (las secciones sin hacer están punteadas). Dentro del huevo hay una locomotora de vapor plegada con una linterna de rubíes y faros de diamantes y cinco vagones con ventanas de cristal de roca. Un mecanismo especial los puso en marcha.

4. Trébol, 1902

Este huevo es de estilo art nouveau, muy de moda en la época. La superficie está decorada con un delicado dibujo de trébol: una parte de las hojas está cubierta de esmalte verde y otra parte de diamantes. Una cinta de rubí teje la composición calada y toda la estructura se alza sobre un pedestal de tallos dorados. Si se abre el huevo, en el borde se puede ver una imagen en miniatura de una corona del Imperio ruso y el año 1902. La sorpresa del huevo se perdió: representaba un trébol de cuatro hojas decorado con diamantes y cuatro miniaturas de retratos de las hijas del zar.

5. El Kremlin, 1906

El mayor de los huevos imperiales está dedicado a la visita de la pareja de zares a Moscú para la Semana Santa de 1903. A Nicolás y Alexandra no les gustaba ir a la capital después de la aglomeración en el campo de Jodynka el día de su coronación, por lo que la nueva visita de dos semanas a Moscú fue un acontecimiento histórico. El propio huevo se asemeja a la catedral de la Dormición del Kremlin de Moscú y está coronado por una cúpula dorada. La obra maestra de la joyería se alza sobre un pedestal que representa el contorno del Kremlin. Los joyeros de la corte prestaron atención a los más mínimos detalles y reprodujeron en oro y esmalte la torre Spasski, así como iconos y temas del interior de la catedral. El huevo también tiene un reloj de cuerda y un mecanismo musical que reproduce la canción de Pascua favorita de Nicolás II, "Querubín". 

6. Palacio de Alejandro, 1908

En 1904 la familia real tuvo a su esperado heredero, el zarévich Alexéi, pero estaba enfermo de hemofilia y la emperatriz sufría cada vez más ataques nerviosos, por lo que la pareja real decidió ocultarse de los ojos de la sociedad secular y se instaló en el Palacio de Alejandro en Tsárskóe Seló, en el campo. Es la obra del joyero Heinrich Wigström que le está dedicada. Una réplica en miniatura del palacio es una sorpresa dentro del huevo.

El propio huevo de jade verde oscuro lleva incrustaciones de oro y una dispersión de diamantes y rubíes. También está decorada con cinco retratos en acuarela de los hijos de Nicolás y Alexandra: Tatiana, Olga, María, Anastasia y Alexéi. 

 7. Yate "Standart", 1909

En 1909 Nicolás II regaló Alexandra un huevo de Pascua con una pequeña copia del yate imperial "Standart", su embarcación favorita en la que salía con frecuencia al mar con su familia.

El huevo está ejecutado a partir de un cristal de roca y una piedra azul de lapislázuli, dentro de una copia en miniatura de oro del yate como si hendiera las olas de cristal.

8. Estatua ecuestre de Alejandro III, 1909

Nicolás regaló a su madre, la emperatriz ciudad María Feódorovana, un huevo de Pascua con la maqueta de un monumento de su padre, Alejandro III. La miniatura se inspiró en el verdadero monumento al zar, erigido en San Petersburgo en 1909. El monumento de oro se alza sobre una base de lapislázuli. Su caja es de cristal de roca, y todo el armazón es de platino, decorado con águilas bicéfalas y una retícula con incrustaciones de diamantes.

9. El tricentenario de la Casa de Romanov

Fabergé creó este precioso huevo para una fecha importante: 1913, cuando se celebró el 300 aniversario del reinado de la casa de Romanov. La obra está llena de simbolismo de Estado: la base de cristal púrpura del huevo con decoración de esmalte recuerda el escudo imperial del Imperio ruso, una de las antiguas galas de los zares. El águila bicéfala de plata dorada sirve de soporte al huevo. En sus garras sostiene otras importantes galas: un cetro y un orbe. La cáscara de oro del huevo está decorada con esmalte y 18 retratos de gobernantes de la dinastía de los Romanov, desde el primer zar Miguel hasta Nicolás II. La sorpresa de la de los huevos es el globo terráqueo en el que está asignado el Imperio ruso.

10. Acero militar, 1916

Durante la Primera Guerra Mundial no había tiempo para los experimentos de calado y el brillo de los diamantes, así que los joyeros de Fabergé crearon un inusual huevo de Pascua en acero. La composición está coronada por una corona imperial y la brillante concha lleva el escudo del Imperio ruso, un águila bicéfala con flechas y una corona de laurel en las patas, símbolos de guerra y gloria. El huevo se apoya en unas patas de acero que recuerdan a los proyectiles de artillería, sobre una base de jade.

La sorpresa del interior es un caballete con una acuarela que representa a Nicolás II visitando al ejército en el campo de batalla. La imagen está inspirada en fotografías reales de aquellos años. 

Síguenos en nuestro canal de Telegram: https://t.me/russiabeyondes 

Estimados lectores,
Nuestro sitio web y nuestras cuentas en las redes sociales corren el riesgo de ser restringidos o prohibidos, debido a las circunstancias actuales. Por lo tanto, para mantenerte al día con nuestros últimos contenidos, simplemente haz lo siguiente:

Suscríbete a nuestro canal de Telegram: https://t.me/russiabeyondes

LEE MÁS: ¿Qué se esconde dentro de los huevos Fabergé?