Caliente, resistente al viento y, sobre todo, barata. Era la clásica vatnik, una chaqueta acolchada rellena de algodón. En la Unión Soviética, todo el país usaba este tipo de chaqueta: soldados, estudiantes, trabajadores, presos, constructores, conductores y otros.
Al cabo de un tiempo, el vatnik llegó a considerarse una prenda “exclusivamente rusa”, junto con el kokoshnik o el sarafan. Sin embargo, en la última década se ha convertido en una palabrota. ¿Por qué?
Nace el vatnik
Aclaremos inmediatamente una cosa: el vatnik no tiene nada de indígena ruso. Apareció en el país sólo a finales del siglo XIX, debido a varias circunstancias.
Fue inventado originalmente en Alemania por los Hartmann, un dúo de padre e hijo que en 1870 desarrolló un método para la producción industrial de lana de algodón. Ello impulsó una revolución mundial del algodón: la lana de algodón empezó a desplazar a otros rellenos naturales como la crin de caballo, el lino, la lana, etc.
La segunda circunstancia de su adopción en Rusia fue la reforma del ejército del país. El análisis de la guerra ruso-turca de 1877-78 demostró que el uniforme de campaña existente no era lo suficientemente práctico ni resistente a las heladas: miles de soldados perecieron o quedaron fuera de combate a causa de la hipotermia. Por ello, en 1882, el emperador Alejandro III anunció una reforma que implicaba simplificar, reducir el coste y aumentar el lado práctico de los uniformes militares. La lana de algodón fue lo primero en lo que pensó, y en 1885 los beshmets (un tipo de prenda) acolchados y cálidos se convirtieron en la norma para los cosacos del Cáucaso.
Así, lo primero que hizo el vatnik fue extenderse por el ejército zarista. No obstante, la ropa acolchada era popular desde hacía mucho tiempo: el volán, como se llamaba, lo llevaban tanto los cocheros como los comerciantes. A finales del siglo XIX, el volán empezó a rellenarse de algodón, lo que lo hacía más cálido y ligero. Pero esto no era más que un prototipo del vatnik. El tamaño del volán (era de manga larga y seguía siendo pesado) lo hacía incómodo para el trabajo físico, mientras que la principal ventaja del vatnik era su idoneidad para realizar distintas labores. Por ello, la época soviética se convirtió en la “edad de oro” del vatnik.
La chaqueta más popular
La chaqueta acolchada resultó ser un salvavidas durante la Primera Guerra Mundial. Se podía confeccionar con máquinas de coser ordinarias, lo que facilitaba enormemente la tarea durante la movilización general, y lo barato del material permitió suministrar vatniks a millones de soldados.
En la década de 1930, se hizo obligatorio llevar un vatnik bajo el abrigo, y por una orden de 1942, sustituyó completamente al abrigo para los soldados rasos y el personal subalterno de las unidades de retaguardia del Ejército Rojo.
La Segunda Guerra Mundial puso en primer plano esta prenda, y no sólo en el frente. Resultó muy valiosa en las gélidas fábricas, en los campamentos, en los campos con viento y en las campañas. Fue durante y después de la guerra cuando el vatnik alcanzó su apoteosis: una época de megaproyectos de construcción, movilización, recuperación económica y, al mismo tiempo, escasez de bienes.
Incluso se estandarizó, de modo que las mismas chaquetas acolchadas universales las llevaban por igual los presos del Gulag, los conductores, los trabajadores y los estudiantes que recogían patatas. La única diferencia era el color: los vatniks del ejército eran de color caqui; los civiles, azules, grises, negros o marrones; los prisioneros vestían de negro.
El cosmódromo de Baikonur, la línea principal Baikal-Amur de más de 4.000 kilómetros de longitud, las fábricas de automóviles y otras infraestructuras fueron construidas por trabajadores que llevaban el vatnik.
A pesar de que estas chaquetas fueron creadas originalmente para los propósitos más pragmáticos, y nadie pensó en la estética, se hicieron intentos para hacer que el vatnik producido en masa estuviera más a la moda: Las mujeres soviéticas le cosieron cuellos, la hicieron más ajustada y la decoraron con bordados.
A finales del siglo XX, la prenda de abrigo más popular de Rusia llamó la atención de Occidente como elemento exótico del “estilo postsoviético” y fue reinterpretada por famosas casas de moda y el mercado de masas europeo.
Después de haber sido utilizado por el ejército durante tanto tiempo, el vatnik es hoy casi una cosa del pasado: ha sido sustituido por ropa interior térmica hecha con materiales modernos. Es poco probable ver el clásico vatnik en los soldados hoy en día.
¿Por qué el vatnik se convirtió en un insulto?
En Rusia, se puede oír la palabra vatnik no solo en referencia a la popular chaqueta rellena de lana de algodón.
Desde la década de 2010, vatnik se utiliza como insulto para describir a los rusos patrioteros en las redes sociales, aquellos que muestran una impresionante ignorancia de la historia, una incapacidad para analizar la situación y una fe ciega en los estereotipos, los mitos y los clichés. Como señala el lingüista Maxim Krongauz, esta palabra tiene una connotación social, ya que la prenda de vestir no la llevan “los estratos más altos de la sociedad”, y el término vatnik se refiere comúnmente a personas poco educadas y fácilmente influenciables de origen humilde.
El insulto también se ha convertido en objeto de debate legal. En 2017, un residente de Saratov fue condenado a 160 horas de servicio comunitario por pedir un “holocausto vatnik”. El caso se abrió en virtud del artículo 282 del Código Penal ruso: “por menospreciar la dignidad humana”.
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