Primera leyenda: Dostoievski estaba obsesionado con el sexo y frecuentaba los burdeles
En los círculos literarios todo el mundo conocía las desordenadas relaciones sexuales de Dostoievski. El propio escritor se quejaba de su promiscuidad y de su incapacidad para controlarla, y en su juventud visitó casi todos los burdeles de San Petersburgo. Una carta dirigida a su hermano en 1845 ofrece pruebas exhaustivas: “Las Minushkas, Klarushkas, Mariannas, etc. son más guapas que nunca, pero cobran una barbaridad. El otro día Turguéniev y Belinski me echaron la bronca más severa por mi estilo de vida promiscuo”. En Los apuntes del subsuelo, a través de las palabras de su protagonista, Dostoievski dice lo siguiente sobre sí mismo “Y así, furtivamente, tímidamente, en la soledad, por la noche, me entregué al vicio sucio, con un sentimiento de vergüenza que nunca me abandonó”.
Sin embargo, se le daba fatal conocer a las mujeres de la sociedad respetable: al instante se volvía tímido e incluso podía desmayarse si una mujer hermosa le hablaba. En una reunión de la alta sociedad, cuando le presentaron a una hermosa mujer, tuvo tal reacción de vergüenza que se convirtió en el blanco de burlas según su amigo, el escritor Iván Panáiev. Las cosas le resultaban mucho más fáciles con las mujeres que podía “comprar”. Probablemente esto tenga que ver con las preferencias sexuales del escritor: le gustaba causar dolor y dominar. Por ello, las mujeres con las que ya había estado a menudo rechazaban volver a intimar con él.
Más tarde la situación cambió un poco. Se casó dos veces.
Veredicto: Verdadero
Segunda leyenda: Fue acosado en los círculos literarios
“Era delgado y pequeño, tenía el pelo rubio y una complexión poco saludable”, dijo de él Avdotia Panáieva, una escritora de la que Dostoievski estaba enamorado sin ser correspondido. Dostoievski se refería a sí mismo como Quasimodo. Pero no eran ni su aspecto, ni sus desavenencias intelectuales y artísticas, la causa de las constantes burlas de sus contemporáneos y otros escritores. Se burlaban de su comportamiento.
En los círculos literarios de la época, muchos lo percibían como alguien que escribía ficción sentimental e historias de crímenes, pero que, al mismo tiempo, se consideraba un verdadero genio. Se le etiquetó como “susceptible”, “inseguro”, “un auténtico chiflado” y “un individuo patéticamente vanidoso”. A muchos escritores que conocieron a Dostoievski no les gustaba y su queja general era la siguiente: Dostoievski se cree mejor que otros escritores y exige un trato especial.
Nikolái Nekrásov e Iván Turguéniev le apodaron “grano inflamado” en la nariz de la literatura. Turguéniev incluso difundió el rumor de que Dostoievski supuestamente había exigido que su novela Pobres gentes fuera destacada con un borde dorado en la “Peterburgski Sbornik” [Colección de San Petersburgo]. En realidad Turguéniev se lo inventó, pero todo el mundo lo creyó porque encajaba perfectamente con la imagen de Dostoievski.
Veredicto: Verdadero
Tercera leyenda: Dostoievski era pedófilo
El crítico literario Nikolái Strakhov, considerado amigo de Dostoievski, se lamentaba en una carta a Lev Tolstói fechada el 23 de noviembre de 1883 de que no podía escribir una buena crítica sobre Dostoievski porque conocía demasiados detalles desagradables sobre él. “Le atraían las cosas desagradables y se jactaba de ellas. Viskovatov empezó a contarme una historia sobre cómo Dostoievski se jactaba de haber seducido a una niña en una casa de baños que su institutriz le había traído”, escribió el crítico.
Tolstoi no respondió. Evitaba conocer personalmente a Dostoievski, pero lo valoraba mucho como escritor. Tras la muerte de Dostoievski, su viuda comenzó a negar con vehemencia la historia de su seducción a una niña, señalando que el episodio estaba en los borradores del escritor para la novela Los demonios, es decir, que era ficción. El rumor, sin embargo, fue popular durante mucho tiempo.
Más tarde se supo que Strajov tenía un motivo para manchar la reputación del escritor. Tras la muerte de Dostoievski en 1881, Strajov fue invitado a ordenar su archivo y se encontró con algunos comentarios poco halagadores sobre él en el cuaderno de Dostoievski, que lo describía como un hombre sin ningún principios, “dispuesto a vender cualquier cosa y todo”. Según la estudiosa de Dostoievski, Liya Rozenblum, Strajov se dio cuenta de que, algún día, el cuaderno, así como la correspondencia de Tolstoi, serían publicados. Entonce ideó un plan de venganza a largo plazo. La correspondencia con Tolstói se publicó en la década de 1910, mientras que la publicación del cuaderno de Dostoievski no tuvo lugar hasta la década de 1970. Durante 60 años nadie pudo acusar a Strajov de mentir.
Veredicto: No es cierto
Cuarta leyenda: Fue condenado a muerte, pero fue indultado un par de minutos antes de su ejecución
Dostoievski fue condenado a muerte junto con sus compañeros de “conspiración” por la difusión de literatura extremista que pedía el derrocamiento de las autoridades del país. El joven Dostoievski había sido miembro del Círculo Petrashevski (llamado así por el pensador Mijaíl Butashevich-Petrashevski, en cuya casa tenían lugar las reuniones del círculo). Unos pocos petrashevistas querían llevar a cabo una revolución aunque la mayoría se limitaba a estudiar y propagar las ideas sociales utópicas del siglo XIX (por lo que eran calificados de “comunistas”), y también hablaban de la desgracia de la servidumbre, la censura y la oficialidad corrupta. Muchos de los petrashevistas eran hombres de letras, escritores, científicos y estudiantes. Pero fue el “intento” de derrocar a las autoridades lo que provocó la disolución del círculo. Su jefe fue acusado de “planear el derrocamiento del sistema estatal” y Dostoievski y otros 19 de difundir copias de la carta de Vissarión Belinski a Nikolái Gogol, que criticaba a las autoridades. Además, ninguno de ellos había informado a las autoridades de una reunión en la que uno de los petrashevistas había leído su ensayo con recomendaciones sobre cómo derrocar al zar.
Los condenados fueron llevados a una plaza para ser ejecutados por un pelotón de fusilamiento, y empezaron a ser atados a los postes de tres en tres. Dostoievski esperaba su turno: era el sexto. Pero todo era una representación destinada a intimidar porque ya se había redactado un indulto imperial y una decisión de sustituir la pena de muerte por otros castigos. Algunos de los hombres ya tenían los ojos vendados y ya se había dado la orden de apuntar. Solo entonces se retiró el pelotón de fusilamiento. Dostoievski describiría más tarde esta experiencia “cercana a la muerte” en Diario de un escritor: “Casi todos los condenados estaban convencidos de que [la sentencia] iba a ser ejecutada y tuvieron que soportar al menos 10 terribles e inconmensurables minutos de agonía esperando morir”.
Veredicto: Verdadero
Quinta leyenda: Dostoievski odiaba a los judíos
Dostoievski escribió sobre los judíos con frecuencia, y resumió sus ideas generales en el Diario de un escritor. Tenía muchas cosas escritas contra los judíos, a veces expresadas en términos extremadamente contundentes, y por eso muchos lo han catalogado de antisemita. Aunque para ser justos, Dostoievski no sólo se quejaba de los judíos, sino también de los polacos, los franceses, los alemanes y otras nacionalidades, ya que sólo tenía un afecto inequívoco por el “pueblo ruso portador de Dios”.
Expuso su posición en un artículo titulado “La cuestión judía” en el que afirma que no podía considerar los problemas del pueblo judío mientras demasiada gente del país se encontraba en las mismas o peores circunstancias. En particular, tenía en mente las quejas de los judíos por no tener derecho a la libre residencia (en el Imperio Ruso sólo se les permitía vivir en zonas específicas) en una época en la que 23 millones de rusos eran siervos y vivían en peores condiciones. Se mostraba resentido con los empresarios judíos que se apoderaban de la prensa y publicaban propaganda antirrusa, y no era menos mordaz con los liberales rusos que “se arrastraban de rodillas ante Occidente” y eran despectivos con su propio país.
Terminaba el artículo deseando la “plena expansión de los derechos del pueblo judío”, pero con la condición de que “estos derechos se adopten y ejerzan sin perjuicio de la población autóctona”.
En su correspondencia con el periodista ruso Arkadi Kovner, escribió: “¡Puedo decirle que no soy en absoluto un enemigo de los judíos y que nunca lo he sido! Pero el mero hecho de su existencia de 40 siglos, como usted dice, demuestra que se trata de un pueblo dotado de una fuerza vital extraordinariamente vigorosa, que, en el curso de toda su historia, no podía sino manifestarse en diversas formas de estatus in statu [un estado dentro de un estado]”.
Veredicto: No es cierto
Sexta leyenda: Dejó a su esposa moribunda y huyó al extranjero con su amante
Los contemporáneos describieron a su primera esposa, María, como una rubia delgada y “bastante bonita”, destacando “carácter apasionado, excitable, vivaz e impresionable”. Se casaron cuando el escritor tenía 34 años, y el matrimonio duró formalmente ocho años. En la práctica, sin embargo, no permanecieron juntos mucho tiempo ya que empezaron a vivir separados casi de inmediato, no sólo en casas diferentes, sino a veces en ciudades distintas. Y cada uno de ellos tenía vínculos extramatrimoniales.
Su desencuentro comenzó durante la luna de miel, cuando Dostoievski tuvo un ataque epiléptico. Hasta entonces, los médicos le habían dicho que simplemente sufría ataques nerviosos que podrían pasar con un cambio de estilo de vida. Esta vez, el médico fue inequívoco y pronunció un diagnóstico de epilepsia. “Si hubiera sabido con certeza que realmente tenía la enfermedad de la caída [epilepsia], no me habría casado”, escribiría más tarde a su hermano.
Es cierto que Dostoievski emprendió su primer viaje al extranjero en 1862 sin su esposa, y en ese momento ella ya estaba enferma de tuberculosis. Pero en la década de 1860 (ella murió en 1864) trató todo el tiempo de aliviar su sufrimiento y la acompañó de una ciudad a otra para ver a diferentes médicos. También contrató cuidadores para ella y estuvo con ella en sus últimos minutos.
El escritor admitiría más tarde: “Me amaba sin límites y yo también la amaba inconmensurablemente, pero no tuvimos una vida feliz juntos... Era la mujer más honesta, de mente noble y corazón generoso que he conocido en toda mi vida”.
Veredicto: No es cierto
Séptima leyenda: Era prácticamente un mendigo
Dostoievski se ganaba la vida principalmente con su trabajo como escritor, y los pagos de derechos que recibía por lo que publicaba en las revistas eran modestos. Era totalmente incapaz de ganarse la vida o incluso de ahorrar dinero de forma sensata. Además, su situación financiera se vio gravemente perjudicada por su adicción al juego.
Sus finanzas se volvieron especialmente difíciles tras la muerte de su primera esposa. A esto le siguió la muerte de su hermano Mijaíl, con quien Dostoievski había sacado adelante la revista Vremia, y cuyos gastos habían sido considerables. Cuando la revista fue clausurada por un artículo políticamente comprometedor, Fiódor tuvo que resolver por su cuenta todas las dificultades financieras y las deudas. Al mismo tiempo, siguió apostando (y casi siempre perdiendo). Cuando ya estaba casado con su segunda esposa, Anna, tuvo que vender sus anillos de boda y el vestido de novia de ella cuando hubo que pagar unas deudas.
Veredicto: Verdadero
Octava leyenda: Escribió una novela en 26 días
La pobreza llevó al escritor a adoptar medidas extremas. En 1866, para asegurarse un anticipo, firmó un contrato con el editor Fiódor Stellovski en condiciones onerosas. El contrato le obligaba a escribir una nueva novela para Stellovski antes del 1 de noviembre de ese año. Si el escritor no cumplía el plazo, todos los derechos de las obras que escribiera en los nueve años siguientes pasarían a manos de Stellovski, que podría publicarlas donde y como quisiera sin pagar ningún derecho a Dostoievski.
La obra avanzó mal y los ataques epilépticos provocados por su estado nervioso empeoraron. Al final, Dostoievski contrató a una taquígrafa a la que dictaba la novela. Se trataba de Anna Snitkina, de 20 años (su futura segunda esposa). Los dos trabajaron juntos en la novela de cientos de páginas, El jugador, dedicada a un tema que atormentaba sobre todo al escritor en aquella época. La escribieron en solo 26 días, terminándola tres días antes del plazo previsto.
Veredicto: Verdadero
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