En abril la Galería Tretiakov de Moscú acoge la primera gran exposición del pintor noruego Edvard Munch, tras varios años de negociaciones con el Museo Munch de Oslo. Aunque en Rusia se conocen relativamente pocas obras suyas, la conexión del pintor con el país eslavo es mayor de lo que podría parecer a primera vista. Fiódor Dostoievski fue su ídolo y fuente de inspiración. De hecho, su cuadro más famoso, El grito, parece que está poseído por uno de los demonios de Dostoevski.
El director de la Galería Tretiakov señaló que, esencialmente, Munch hizo por el arte lo mismo que Dostoievski por la literatura: “Le dio la vuelta del revés al alma humana y se asomó al abismo y al vértice de pasiones que destrozan a la gente, revelando la complejidad de la naturaleza humana”.
Admirador del don literario de Dostoievski
La atmósfera bohemia de la Oslo de 1880, de la que formaba parte el joven Munch, estaba conformada por creativos anarquistas que consumían las obras de Dostoievski, recién traducidas al noruego.
“¿Podrá alguien describir estos tiempos? Necesitamos a Dostoievski, o al menos una mezcla de Krogh [artista mentor de Munch], Jeager [escandaloso escritor anarquista], y quizás mí mismo para describir la desdichada existencia en Christiania [antiguo nombre de Oslo] tan convincentemente como Dostoievski hace con una ciudad siberiana, no solo de entonces, sino también de ahora”, escribió Munch.
‘La sumisa’, su obra favorita
Una obra poco conocida de Dostoievski (o al menos eclipsada por las últimas novelas), La sumisa tuvo una profunda influencia en Munch. Se narra la historia del suicidio de una niña infeliz que, debido a la pobreza, se casa con un prestamista que desprecia.
Los expertos creen que uno de los autorretratos más famosos de Munch, Entre el reloj y la cama, en el que se muestra una figura femenina desnuda, podría ser fácilmente una ilustración para La sumisa.
Munch y Dostoievski compartían una debilidad artística por las muchachas enfermas y golpeadas por la pobreza. Otro de los cuadros más famosos de Munch, El niño enfermo, que provocó la indignación de los críticos por su “estado incompleto”, es un reflejo del dolor del artista provocado por la muerte de su hermana a causa de la tuberculosis.
“No estoy del todo seguro de por qué me encariñé con ella, tal vez porque siempre estaba enferma... Si también hubiera sido coja o jorobada, creo que la habría amado aún más…”, dice Raskólnikov en Crimen y Castigo.
Las pinturas de Munch sufrieron como los personajes de Dostoievski
El biógrafo de Munch, Rolf Stenersen, describe cómo el artista consideraba a las pinturas como si fueran sus propios hijos y mostraba un amor duro a las obras que no le habían salido bien. Las dejaba en el exterior, bajo la lluvia, el viento y la nieve, y las volvía a poner bajo cobijo solo después de pasado un tiempo. Se sabe que así fue con Separación (1894), que quedó muy dañada. Manchas y rastros de excrementos de pájaros se convirtieron en parte del cuadro.
Este extraño método de Munch se llamó hestekur (traducido como “tratamiento de caballos”). Los expertos creen que es una referencia a un sueño de Raskólnikov, en el que el protagonista, transportado a la infancia, es testigo de cómo un campesino golpea a un viejo gruñón sólo porque es “suyo”. Pronto la multitud se unió con cantos que decían: “¡Mátalo a palos!”.
Munch se asoció con el escritor
Munch creó lo que hoy en día podría describirse “arte del fan”, es decir, obras creadas por los entusiastas de una obra en particular. En uno de sus numerosos autorretratos, Munch se representa a sí mismo con una mano esquelética. Se dice que esta obra se inspiró en un retrato de Dostoievski realizado con una técnica similar del artista suizo Felix Vallotton.
Munch fue encontrado muerto con un libro de Dostoievski a su lado
En la exposición –en el interior de una vitrina junto a una carta del empresario Serguéi Diághilev a Munch– se exhibe un pequeño volumen que perteneció al artista. Se llama Djasvlene, el título noruego de la novela Los demonios de Dostoievski. Fue este libro el que Munch tenía en su mesita de noche al ser encontrado muerto en su finca, no lejos de Oslo, en 1944.
“Russia Beyond” desea agradecer a Anastasía Chetvérikova, experta en cultura, periodista, conferenciante de “Direct Speech”, autora y anfitriona del podcast “Art for Macho Boys”, por su ayuda en la preparación del material.