Obviamente Vladímir Maiakovski no era un rapero. No conocía la técnica (nadie la conocía en los años 10 y 20 del siglo pasado) y nunca rapeaba mientras leía sus poemas en voz alta. Pero algunos hechos hacen que la comparación del ministro de Cultura, Vladímir Medinski, suene lógica. De alguna manera podría decirse que Maiakovski era un “pandillero”.
1. Sus poemas van bien con el rap
Lo primero es lo primero: los poemas de Maiakovski son elementales para el rap. Su estilo incluye la interrupción de frases, que divide en líneas cortas y agudas. Suenan de cuidado en ruso, pero incluso en una traducción al español se puede apreciar el ritmo de Maiakovski.
Medinski no es el único que llama a Maiakovski “el primer rapero”. Los MCs leen en voz alta fragmentos de sus poemas y, si no conoces la fuente, es difícil distinguir entre Maiakovski y el hip-hop contemporáneo. Aunque tenemos que reconocer que la mayoría de las veces el hip-hop ruso no es ni la mitad de bueno líricamente.
2. Problemas con ley en su juventud
Las estrellas del hip-hop a menudo tienen problemas legales, al igual que le ocurrió a nuestro poeta. Devoto socialista, se unió al Partido Bolchevique en 1908. Durante varios meses, Maiakovski y sus camaradas se opusieron al régimen zarista en las calles de Moscú. Entre otras acciones, organizaron la mayor fuga de una prisión de mujeres en la historia de Rusia.
En el caso de Maiakovski, la ley ganó la partida. La policía detuvo al joven revolucionario, que pasó 11 meses entre rejas. Lo único que le salvó de un castigo más severo fue su corta edad.
Fueron tiempos duros para este amante de la libertad, según escribió su biógrafo, Dmitri Bíkov. “Estaba claro que no soportaba la idea de ir a la cárcel de nuevo”. Posteriormente, se opuso al sistema zarista solo en sus rimas.
3. Tenía estilo y vivía a lo grande
En cuanto a la moda, el joven Maiakovski era extravagante. Tras unirse al grupo de poetas futuristas, cuando se subía al escenario vestía una blusa amarilla hecha por él mismo y se burlaba del público mientras leía sus nuevos poemas. En ocasiones el público burgués se enfadaba tanto que lo obligaban a abandonar el escenario. No suena como algo muy provocador ahora, pero piensa que estamos hablando de la década de 1910.
“Era imposible no amarlo”, afirmó su compañero, poeta Vasili Kaminski. “Siempre bromeaba cuando estaba sobre el escenario. Ponía botellas en un cilindro, como si fuera un equilibrista”.
Con la edad, Maiakovski cambió su extravagante blusa por un traje, luego por una chaqueta de obrero. Siempre mantuvo la elegancia y le encantaba gastar dinero. En 1928, después de viajar a Francia, trajo un Renault para su antigua musa, Lilia Brik. Le costó una pequeña fortuna, pero su chica era la única mujer soviética en Moscú con coche propio.
4. Siempre enfadado e irrespetuoso con los colegas
Los primeros poemas de Maiakovski, como por ejemplo Tú (1915), “dedicado” a los intelectuales ricos que despreciaba, están tan llenos de odio que se podrían confundir con el último álbum de Eminem:
¿Renunciar a mi vida por gente como vosotros,
amantes de la carne de mujer, de las cenas y de los coches?
Prefiero ir a servir zumo de piña
a las putas de los bares de Moscú.
Después de la Revolución de 1917, el bolchevique Maiakovski parecía un poco más feliz, pero en el fondo seguía enfadado y volvía su odio hacia el capitalismo mundial. Continuó despreciando a los poetas que hacían obras “sin clase”, según su opinión. Se ensañó especialmente con Serguéi Yesenin, otro gran poeta de la década de 1920, y cuyos poemas tenían raíces rurales y un espíritu patriótico. Maiakovski lo llamaba “tocador de balalaika” y se burlaba de sus poemas.
5. Tuvo un final brutal
Varias estrellas del hip-hop estadounidense, como Tupac Shakur o Notorious B.I.G., murieron a causa de las guerras entre bandas. Maiakovski se suicidó en 1930, tras una larga “guerra” consigo mismo. Sus ideales acerca de la revolución y un futuro socialista entraban en contradicción con la realidad soviética, que era cada vez más burocrática y opresiva. Maiakovski trató de integrarse en la nueva sociedad estalinista, pero fracasó.
“Durante 12 años seguidos [después de la Revolución de 1917], Maiakovski, el hombre, estuvo matando a Maiakovski, el poeta que estaba dentro de sí mismo”, escribió en sus memorias la poeta Marina Tsvetáieva. “En el último año, el poeta se levantó y mató al hombre”.
La vida de muchos genios creativos tiene un final trágico bien sea del hip-hop, del rock o de otro estilo.
Maiakovski, destellos de un hooligan de la poesía. Entrevista de calidad con el escritor español Juan Bonillo, autor de ‘La nube en pantalones’, novela sobre la vida de Maiakovski.