Numerosos bailarines, compositores, coreógrafos, artistas y empresarios trabajaron en los Ballets Rusos a principios del siglo XX. Con su trabajo, este grupo de personas conquistó Europa y consiguió expandir la fama del ballet ruso por todo el mundo.
Serguéi Diághilev, empresario del ballet y fundador de los Ballets Rusos
Fue un empresario del ballet lleno de talento. Serguéi Diághilev desempeñó un papel clave a la hora de popularizar la cultura rusa a nivel internacional. Fundó las Estaciones Rusas, el proyecto del que surgieron posteriormente los Ballets Rusos, y difundió la fama de esta forma de arte quintaesencial de Rusia entre el público de todo el mundo. Las muestras más conseguidas de arte ruso, música clásica, ópera y, posteriormente ballet, comenzaron a realizarse en 1906. Estuvieron de gira por Europa y tuvieron una gran acogida de la crítica y se ganaron la adoración del público allá donde fueron.
De hecho, Diághilev cambió la propia naturaleza del clásico ballet ruso. Hizo que fuera más innovador, breve y con decoraciones más bonitas, con el objetivo de impresionar al público internacional.
“Pensé en crear un nuevo tipo de ballet, más conciso, que fuera un fenómeno artístico autosuficiente y que incluyese los tres factores más importantes del ballet: la música, la pintura y la coreografía. Estos aspectos se combinaron de manera mucho más cercana de lo que lo habían hecho antes”, escribió Diághilev en sus memorias de 1928.
Destacados artistas europeos como Picasso, Coco Chanel o Henri Matisse, también trabajaron en las decoraciones y en los trajes para los Ballets Rusos. El compositor Ígor Stravinski fue uno de los “grandes descubrimientos” de Diághilev.
Vaslav Nijinski, bailarín
Una de las mayores estrellas de los Ballets Rusos, Vaslav Nijinski, tuvo una gran carrera a pesar de que fue muy corta y trágica. Su estilo de baile era fuerte y suave, al mismo tiempo. Sorprendió al público con sus saltos, en los que parecía que volaba por el aire.
Todo alrededor de él era sorprendente y curioso, incluso la aritmética de su vida: diez años de niñez, otros diez en una escuela de ballet, el mismo tiempo en el escenario. En total, 30 años. Posteriormente, tras romper profesional y personalmente con Diághilev pasó otros 30 años en un hospital psiquiátrico en Suiza, y en otras clínicas europeas. Le diagnosticaron esquizofrenia y casi fue olvidado.
Fue un ídolo muy aclamado en su época, sus modernas innovaciones y su estilo impresionaban al público. Tras verlo en el escenario, la actriz Sarah Bernhardt dijo, que había visto al mejor actor.
Auguste Rodin admiraba la perfecta plasticidad del bailarín y Charlie Chaplin trató, secretamente, de hacer un video, algo completamente prohibido por Diághilev.
Además de Nijinski, los Ballets Rusos contaron con otros destacados bailarines como Anna Pávlova, Leonide Massine, Mijaíll Fokine, Serge Lifar y muchos otros.
Anna Pávlova, prima ballerina
Anna Pávlova era un genio de la danza y se convirtió en el símbolo de los Ballets Rusos. Aparecía pintada en los pósteres oficiales, realizados por el retratista Valentín Serov. Pávlova fue una auténtica estrella internacional.
Incluso persuadió a Diághilev para que incluyera el ballet nacional en el programa de los Ballets Rusos, una decisión que popularizó el proyecto todavía más. “Pávlova es como una nube suspendida sobre la tierra”, escribió la prensa de la época. Su encarnación artística de la muerte del cisne con la música de Saint-Saëns, hecha especialmente para los Ballets Rusos, hizo que Pávlova se ganara la inmortalidad.
Debido a su legado todavía hoy sigue siendo querida en todo el mundo por muchos amantes del ballet. En Australia hay una tarta en su honor y en Holanda hay un tulipán llamado “Anna Pávlova”.
León Bakst, pintor y diseñador escenográfico
Este artista revolucionario hizo que los franceses se volvieran locos con la cultura rusa. La moda a la rusa se hizo muy popular, en gran medida, gracias a sus diseños de escena y trajes.
El artista se ganó la fama con los extraordinarios decorados de cuento para las principales producciones de los Ballets Rusos: Cleopatra, Scheherazade, Carnaval y Narciso. Según Bakst, incluso los detalles más pequeños de los trajes, su color y diseño trataban de enfatizar la plasticidad y flexibilidad de los bailarines.
Se convirtió en uno de los artistas más populares de París. Trabajó haciendo diseños de interior y de muebles, accesorios y utensilios, así como joyas e, incluso, automóviles.
“Baskt consiguió hacerse con el elusivo nervio de París, encargado de la moda. En su momento influyó sobre todo París, desde los vestidos de las jóvenes hasta las exposiciones de arte”, escribió el poeta ruso Maximilian Voloshin.
Ígor Stravinski, compositor
Descubierto por Serguéi Diághilev, el joven estudiante de Derecho y genio musical se convirtió en uno de los compositores más famosos del siglo XX, con las obras maestras que realizó para los Ballets Rusos: El pájaro de fuego, Petrushka y La consagración de la primavera. Todas ellas tienen influencia de la música folclórica rusa y están escritas para un gran orquesta.
Aunque la música de Stravinski resultó ser demasiado moderna para sus contemporáneos. El estreno de La consagración de la primavera causó un gran revuelo y llegó a haber peleas a puñetazos entre los defensores y los detractores. El segundo acto tuvo que ser interpretado con presencia policial.
Stravinski vivió en Francia durante décadas y posteriormente en EE UU, donde siguió componiendo óperas y ballets. Su legado es diverso y extraordinario, pero la música que compuso para los Ballets Rusos sigue siendo la más famosa.
George Balanchine, coreógrafo
Después de obtener una educación profesional en danza en la Escuela del Teatro Mariinski, trabajó como coreógrafo con los Ballets Rusos. Montó diez ballets, incluido Apollo, con música de Stravinski, y considerado como uno de los mejores ejemplos de coreografía neoclásica.
Balanchine y Stravinski comenzaron su larga cooperación profesional en los Ballets Rusos y el primero acuñó su creado creativo: “Ver la música, escuchar la danza”.
Tras la muerte de Diághilev, Balanchine se mudó a EE UU y se convirtió en el reformador y el padre del ballet moderno estadounidense (es el fundador del New York City Ballet), así como en el fundador del moderno ballet neoclásico.
Si quieres profundizar en el fascinante mundo de los Ballets Rusos, lee este reportaje especial.
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