Cómo Rusia se enamoró de Napoleón… en forma de dulces, pastel y vodka

Cultura
MARIA AFONINA
En el centenario de la Guerra Patriótica de 1812, los comerciantes rusos convirtieron el nombre del emperador francés, Napoleón, en una marca exitosa. Y no nos referimos solo al homónimo pastel.

"Si el espíritu de Napoleón, a quien los poetas han revivido tantas veces, resucitase y fuese a pasear por Moscú, el Moscú que hace cien años lo recibió tan inhóspitamente, ahora estaría complacido con la ciudad. En todas partes se ven sus retratos y bustos, libros dedicados a él, su imagen en tarjetas postales y baratijas varias. Dulces de Napoleón, perfume de Napoleón, se escriben obras de teatro y óperas con él como protagonista. Por no hablar del cine", escribió el periódico Russkie Védomosti en agosto de 1912. Rusia celebraba el centenario de su victoria sobre los franceses en la Guerra de 1812 y los pasteleros y productores de alcohol ganaron gran cantidad de dinero.

Un dulce emperador

El primer centenario de la invasión y retirada de Napoleón de Rusia fue un verdadero éxito para los confiteros. En Moscú, San Petersburgo y otras ciudades, la gente comió con gusto al "emperador" de chocolate y caramelo. Por ejemplo, la planta de Gueorg Landrín en San Petersburgo, que se especializaba en pastillas, producía también dulces en forma del famoso corso.

La compañía Einem produjo una serie de 12 barras de chocolate de alta calidad llamadas 1812. Cada envoltura contenía una ilustración y texto sobre eventos militares del siglo pasado. Por ejemplo, la barra de chocolate Borodinó tenía un texto sobre la legendaria Batalla de Borodinó y el ataque del mariscal francés Joachim Murat. Al hacerse con los 12 envoltorios, los amantes del chocolate obtenían una buena imagen de conjunto de lo que había sido aquella guerra.

Algunas fábricas colocaron juegos de mesa de temática militar en el interior de las cajas de dulces. Había, por ejemplo, un juego de tablero de ajedrez llamado “La expulsión de Napoleón de Rusia“, que se ha conservado hasta nuestros días, en el que tienes que conducir la figura del emperador hasta el punto que representa la frontera rusa.

Los productores de caramelos, té y galletas utilizaron la imagen de Napoleón en sus cajas de estaño, donde volaba la imaginación. Estas cajas fueron decoradas no solo con Napoleón sino con otros héroes de la época. Los mejores artistas rusos de la época trabajaron en estas imágenes: Iván Bilibin, Alexandre Benois, Mijaíl Vrúbel... aunque los productores no revelaron sus nombres.

Mientras tanto, apareció un nuevo pastel en forma de tricornio de Napoleón (en realidad era un bicornio), cubierto de crema y cortado en triángulos. Finalmente, la masa se acabó convirtiendo en rectangular, pero el nombre Napoleón permaneció, al igual que con un pastel de receta similar.

La imagen de Napoleón era omnipresente en aquel período: se encontraba en platos, tazas, jarrones e incluso como figuras pegadas en el fondo de los orinales.

Un trago de "Napoleón"

También se creó el vodka Napoleón “Amarga lágrima derramada“, el licor Napoleónovski y un vino de mesa con la imagen de la Torre Eiffel. Fueron producidas botellas en forma de bustos de Napoleón, con corchos de recuerdo en forma de águilas imperiales francesas.

En un artículo sobre la comercialización de suvenires de la Guerra de 1812, V. Lapin escribió que el productor de vino Dmitri Trávnikov vendió Champán Napoleón, el Napoleónovski y brandis de aniversario.

La empresa V. Zimulin de Moscú produjo el Coñac Aniversario en botellas con etiquetas que mostraban los siete eventos principales de 1812. Para conseguir toda la serie, necesitabas scomprar casi cuatro litros de la bebida.

Obviamente, hoy nadie tiene la misma reverencia por Napoleón, ni el hombre ni la marca. Pero el pastel que lleva su nombre sigue siendo uno de los postres más populares de la Rusia moderna.

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