Los científicos conservan el esqueleto, los músculos, la piel y otras partes del tejido. Se han retirado todos los órganos, incluido el cerebro.
APTumbado en un sarcófago de cristal con los ojos cerrados, la barba y el mostacho recortados y con las manos descansado en los muslos. La primer impresión que produce Vladímir Lenin, vestido con un austero traje negro, es que está dormido. Su imagen es tan real que a menudo asusta a los niños. Muchos adultos reconocen que es una figura de cera, más que el cuerpo real de alguien muerto hace 92 años.
Sin embargo, todavía es el cuerpo de Lenin, al menos en parte. Los científicos creen que si se cuida adecuadamente y se embalsama con regularidad todavía puede durar siglos. Durante la época soviética se desarrolló una extensa tecnología para asegurarse que así fuese.
La opinión pública puede estar dividida sobre ello, pero parece que actualmente las autoridades están comprometidas a mantener y cuidar la momia Lenin. El mes pasado el Servicio de la Guardia Federal — que se ocupa de la seguridad del territorio cercano al Kremlin y que incluye el mausoleo — anunció un concurso público para "realizar trabajos médicos y biológicos para el mantenimiento del cuerpo de Lenin" en 2016. La suma anunciada eran 13 millones de rublos, unos 197.000 dólares.
Vladímir Lenin. Foto: archivo
Cuando Lenin murió en enero de 1924 nadie tenía planeado que su cuerpo durase tanto tiempo. El patólogo Alexéi Abrikosov realizó la autopsia correspondiente y, entre otras cosas, cortó la arterias principales. "Más tarde comentó que no lo habría hecho si llega a saber que iban a embalsamarlo”, explica Alexéi Yurchak, profesor de antropología social en Berkeley. "El sistema sanguíneo se podría haber utilizado para enviar los químicos para el embalsamamiento al tejido corporal".
Después de la autopsia el cuerpo de Lenin fue embalsamado temporalmente para evitar que se descompusiera rápidamente y así exponerlo ante la gente, que tenía la oportunidad de mostrar su respeto al querido líder soviético. Entonces se anunció que Lenin sería enterrado en la Plaza Roja.
Estuvo cuatro días expuesto en un féretro abierto en la Casa de la Unión (Dom Soyúzov), en el centro de Moscú. Gente procedente de toda la Unión Soviética hizo cola para darle el último adiós. Grandes grupos de hasta 50.000 personas pasaron ante la entrada en la que estaba colocado el féretro. Hacía mucho frío en la calle, e incluso dentro del edificio. La temperatura era de 7 grados bajo cero. Se comenta que la gente encendía hogueras cerca para evitar que los visitantes se congelasen.
No fue hasta 56 días después de la muerte de Lenin que las autoridades soviéticas decidieron preservar el cuerpo.
Foto: Ria Novosti
La primera idea no consistía en embalsamar en cuerpo sino en congelarlo. Leonid Krasin, el ministro de Comercio Internacional de la época, recibió el permiso para adquirir en Alemania un equipamiento especial para ello.
Pero en marzo de 1924, los químicos Vladímir Vorobiov y Borís Zbarski sugirieron embalsamarlo, cuando ya avanzaban las preparaciones para la congelación. Propusieron utilizar una mezcla química que evitaba la descomposición del cuerpo, lo secaba y cambiaba el color y la forma. Zbarski argumentó que la congelación no era la mejor opción ya que incluso a bajas temperaturas el cuerpo seguiría descomponiéndose.
Al principio Vorobiov no quiso participar en el proyecto. No caía en gracia a las autoridades bolcheviques y temía fallar en un mandato tan importante para ellos. Aunque era uno de los mejores expertos en el campo y ya había embalsamado varios cuerpos.
Tras una serie de reuniones, a finales de marzo se tomó la decisión definitiva. El cuerpo había sufrido con el cambio de tiempo, las temperaturas había subido y el cuerpo y la cara se habían llenado de puntos negros. Durante meses los científicos se dedicaron a blanquear la piel y a calcular cuál sería la mezcla química más adecuada para el embalsamamiento. Trabajaban día y noche bajo la presión de las autoridades soviéticas.
Finalmente, el 1 de agosto de 1924 el mausoleo de la Plaza Roja se abrió al público. "¡Increíble! Es una victoria", dicen que declaró Zbarski.
Foto: Vladímir Evstafiev / Ria Novosti
Desde entonces un grupo de científicos ha estado encargado en el mantenimiento del cuerpo. Durante algunos periodos de la época soviétiac había hasta 200 especialistas trabajando en el "Lenin lab", según Yurchak.
En la actualidad el grupo es mucho más reducido, pero el trabajo apenas ha cambiado. Cada pocos días los científicos visitan el mausoleo para comprobar qué tal está el cuerpo, conservado cuidadosamente a una temperatura concreta y con la luz adecuada. Cada 18 meses el cuerpo se vuelve a embalsamar en una sala especial localizada debajo del mausoleo. Los científicos lavan el cuerpo, lo sumergen en los líquidos correspondiente y le inyectan los químicos necesarios.
Los científicos conservan el esqueleto, los músculos, la piel y otras partes del tejido. Se han retirado todos los órganos, incluido el cerebro. Este órgano del líder soviético fue examinado meticulosamente por el "Instituto del cerebro"soviético, creado poco después de su muerte, con el mandato específico de estudiar sus "cualidades extraordinarias".
La piel a veces se remplaza con materiales artificiales. Se hacen experimentos en el laboratorio para no deteriorar a Lenin accidentalmente.
Estas técnicas desarrolladas por científicos soviéticos han hecho que surgieran varios “clientes” en el extranjero. Además de Lenin, este laboratorio de Moscú se ha ocupado, entre otros, del embalsamamiento del presidente vietnamita Ho Chi Minh, del líder búlgaro Gueorgui Dimitrov y de los norcoreanos Kim Il-sung y Kim Jong-il. Por no mencionar a Iósif Stalin, cuyo cuerpo embalsamado estuvo junto al del Lenin desde 1953 hasta 1961.
Tras la caída de la URSS esta laboratorio pasó por un periodo muy difícil. En 1991 numerosos mandatarios de la nueva Rusia querían demoler el mausoleo y que Lenin fuera enterrado. Esto causó grandes polémicas públicas.
Foto: Andréi Soloviov / TASS
Entonces el gobierno retiró la financiación y el futuro del mausoleo quedó en entredicho. El Partido Comunista respondió con una colecta para apoyar al mausoleo y para ayudar a los científicos que trabajaban allí.
No fue hasta hace un par de años que el Estado no comenzó a dar de nuevo dinero para el mantenimiento del mausoleo.
Foto: AFP / East News / Natalia Kolesnikova
Actualmente la mayor amenaza es generacional. Los científicos envejecen y no hay jóvenes dispuestos a sustituirlos. "Los jóvenes no están interesados en la ciencia que rodea al mausoleo. Ya no es prestigioso", dice Yurchak.
No hay una solución evidente pero la idea de enterrar al icono soviético no es popular entre los científicos que trabajan en el mausoleo. Si eso ocurriera significaría el final para un experimento que ha tenido 92 años de historia. "Sería un pérdida para la ciencia y eso es lo que temen los científicos", dice Yurchak.
Mientras tanto el mausoleo permanece cerrado, pero solo temporalmente. Las autoridades preparan el desfile de la Victoria para el próximo 9 de mayo. Volverá a abrirse el próximo 18 de mayo, con un Lenin tan enérgico como siempre.
Publicado originalmente en The Moscow Times
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